En las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, la magia vivió una época dorada de la mano de personajes como Harry Houdini (Budapest, 1874 - Detroit, 1926) . De origen húngaro pero criado en Estados Unidos, el célebre ilusionista y escapista revolucionó la magia adoptando un enfoque más cercano a la ciencia que al esoterismo, y con conceptos del futurismo como la fuerza, la velocidad, la tensión y el reto. A través de su figura, la Fundación Telefónica muestra en su sede de Madrid la evolución de la magia moderna, que pasó de las barracas de feria a los teatros de todo el mundo, convirtiéndose en un espectáculo de masas.
"Houdini encarna muy bien cómo el siglo XX supera supersticiones y cuestiones más vinculadas al espíritu romántico del siglo anterior y se convierte en un hombre moderno", explica María Santoyo, comisaria junto a Miguel Ángel Delgado de la exposición, titulada Houdini, las leyes del asombro.
Houdini nunca dijo tener poderes, como sí hicieron otros colegas suyos como Harry Kellar, explica Santoyo. Él se presentaba como un innovador cuyos trucos se basaban en el trabajo y la constancia. De hecho, se declaró en guerra contra los médiums, y trató de llevar al Congreso de los Estados Unidos una ley contra el espiritismo, que se había puesto de moda tras la Primera Guerra Mundial, debido en parte al gran número de viudas deseosas de contactar en el más allá con sus maridos muertos en combate.
El equipo formado por Santoyo y Delgado es el mismo que montó las exposiciones de Nikola Tesla y Julio Verne, también en la Fundación Telefónica. Las tres forman una especie de trilogía sobre "los orígenes del mundo moderno", explican sus responsables, una época marcada por los avances científicos y tecnológicos, las expediciones y el nacimiento de la cultura del espectáculo.
@FDQuijano