Miguel Barceló durante la inauguración en la Universidad de Salamanca
La Universidad de Salamanca, con motivo de la conmemoración del VIII Centenario de su nacimiento, organiza la exposición Miquel Barceló. El arca de Noé, patrocinada por la Fundación Mapfre.
"Visité la ciudad muchas veces para ver los lugares y pensar en obras específicas para cada sitio", admite Barceló. Pero lo cierto es, como él mismo cuenta, que todo empezó con una visita del rector de la universidad a su estudio de París para encargarle el diseño del logotipo de la efémeride. "Fue una muy buena estrategia", afirma el artista. Y continua: "En una visita vi la iconografía de los dragones renacentistas y les puse fuego saliéndoles de la boca", apunta. Para el artista muestran "la vitalidad y la antigüedad al mismo tiempo. En realidad no busco muchos aspectos simbólicos pero es cierto que en este caso nos remite a la Edad Media".Tirando de la cola del dragón, como parte del logo ideado, ha surgido toda una retrospectiva en la que degustar sus pinturas, esculturas y cerámicas. "Considero estas exposiciones una sola", admite.
La primera de las cinco paradas del recorrido es el Colegio Arzobispo Fonseca en la que se pueden ver algunas de sus cerámicas más recientes. "Barceló no establece jerarquías entre pintura y cerámica", anota Enrique Juncosa, comisario de la muestra salmantina que está patrocinada por la Fundación Mapfre. Aquí vemos una producción en la que se ven objetos "golpeados, manipulados y partidos que se convierten en esculturas", añade. Estas cerámicas recientes han sido creadas en "Mallorca y nunca antes han sido expuestas en público más que una pequeña parte en el Museo de Picasso de París", asegura el artista. La gran obra El Arca de Noé, situada en el crucero de la Capilla del Colegio por su enorme tamaño, "llevaba años en mi estudio y está formada por parejas, una metáfora de la generación de otras cosas", incide Barceló.
En la Hospedería Fonseca se presenta un grupo de pinturas realizadas entre 2009 y 2016 que se pueden dividir, a su vez, en diferentes series o grupos que muestran diferentes estilos pictóricos. Las que dan la bienvenida en la entrada son piezas de gran tamaño (alguna estuvo en la exposición de CaixaForum) y de vivos colores "que se presentan por primera vez" y que forman parte de la misma serie que la monumental El Arca de Noé. Fechadas en 2010 y realizadas con salientes, las obras sobresalen del lienzo, de la pared, como si tratarán de hablar. A su lado, una serie de pinturas blancas, inédita también, otro conjunto de obras "hechas en relieve como si fueran paredes de cuevas", señala Barceló, en las que representa caballos, constelaciones y elefantes.
"Mi obra ha cambiado mucho y ahora estoy más centrado en la arcilla, que se ha convertido en un elemento pictórico más y es una forma de hacer frescos que me permite crear mi propia tela, mi propia cueva", señala Barceló. Sus últimas las califica como portables y siente que su carrera "parece estar cada vez más relacionada con el arte de hace 3.000 años pero al mismo tiempo es un paso adelante", apunta.
En un cambio de disciplina y de registro 14 Allumettes (14 cerillas en su traducción al español que sirve para recordar que Barceló titula sus trabajos en el idioma del país en las que han sido realizadas), que bien pueden recordar al escultor Giacometti, el artista expone por primera vez las 14 esculturas juntas. Realizadas en bronce y de una escala considerable, simulan un bosque de cerillas usadas y representan la transitoriedad que se observa en todos los aspectos de la vida. Quizá uno de los vínculos entre la obra del artista mallorquín y el enclave sean las acuarelas que realizó para ilustrar La Divina Comedia de Dante Alighieri. Cada uno de los tres volúmenes muestra las tres partes del poema, Infierno, Purgatorio y Paraíso, adaptando el estilo de las acuarelas para cada una de ellas. "Me parecía muy apropiado traer los pergaminos de este proyecto a modo de nexo con los pergaminos de la universidad", sostiene Barceló.
Como contrapunto, y obra que ha suscitado polémica, Barceló ha creado un auricular gigante que "escucha mucho pero dice nada". Situado en el Patio del Palacio de Anaya la escultura gigante emula a una oreja que nos lleva a pensar en los relojes derretidos de Dalí. Pero el enfado de los estudiantes ha venido de la mano de la colocación de la obra en el mismo lugar en el que va a tener su graduación haciendo que los invitados a su gran día se limiten a dos por persona. Las quejas han sido cuantiosas en el mismo patio más allá de no comprender el arte contemporáneo.
Instalación de esculturas de Miquel Barceló en el Patio de Escuelas Menores
Fuera de las puertas de la universidad, de acceso libre, Barceló conversa y se involucra en las calles de la ciudad. En uno de los puntos de encuentro por excelencia de la ciudad como es la Plaza Mayor, conservada en su estilo barroco a lo largo de los años, ha colocado Gran Elefantdret, una revisión de un proyecto realizado anteriormente. En aquella ocasión el animal "era negro, parecía un árbol quemado y aquí se confundía con los arcos de la plaza. Pero en blanco -como es el caso- parece una nube que aporta aire al sitio, le da ligereza", comenta. "Toda la ligereza que puede transmitir un elefante sostenido en el suelo sobre su trompa", bromea. Además de este ejercicio de equilibrio precario, el humor tiñe de color al elefante, que cada hora, al sonar las campanas de la plaza, expulsa humo por su orificio trasero."La desaparición es higiénica"
En uno de sus viajes por Japón Miquel Barceló descubrió un material de color blanco que al mojarse pintaba en negro. Era una especie de tinta que se desvanece y desaparece a los minutos y él, tentado e interesado por ella, quiso explorar. "Si llueve no se puede hacer nada con este material y si hace viento el color desaparece más rápido", anota. Lo cierto, tal y como apunta, es que se considera un artista más de estudio de que performance, y si las hace, le gusta tener un socio a su lado. Ya lo hizo con Paso doble, actuación que habrá hecho "unas 50 veces".En esta ocasión La imagen fantasma, ya presentada en Japón y en París, ha puesto la nota artísticamente emotiva. Usando el material mencionado, Barceló, junto a Pascal Comelade e Ivaá Telefunken tocando música en directo, ha realizado una pintura sobre un gran lienzo. Rodillos gigantes, balones, rastrillos e infinidad de golpes impregnados de agua han ido recreando su imaginario. Toreros, animales e incluso un autorretrato se han sucedido durante 12 minutos para, una vez culminado, sentarse a un lado a observar como todo se desvanece. Una vida en 10 minutos. Su vida.
@scamarzana