Eliza Douglas en Faust de Anne Imhof © Nadine Fraczkowski

El jurado de la 57 edición de la Biennale ha distinguido la provocación exhibida en el pabellón nacional de Alemania por Anne Imhof, que ha ganado el León de Oro del evento. El máximo galardón al mejor artista de la exposición Viva Arte Viva fue para el también alemán Franz Erhard Walther.

La Bienal de Venecia ha premiado al arte contemporáneo alemán el día que abría sus puertas al público tras varias jornadas de presentaciones a los medios de comunicación. El jurado de la 57 edición de la Biennale, presidido por el español Manuel Borja-Villel, distinguió la provocación exhibida en el pabellón nacional de Alemania por Anne Imhof, que ganó el León de Oro del evento. El máximo galardón al mejor artista de la exposición Viva Arte Viva fue para el también alemán Franz Erhard Walther, del que podemos disfrutar en Madrid con una muestra en el Palacio de Velázquez hasta el 10 de septiembre, Un lugar para el cuerpo.



Anne Imhof se ha llevado el galardón gracias a Faust, un conjunto de performances que apelan a la "zombiezación" del "cuerpo capitalista", la "muerte de la sexualidad" y la "masturbación como regresión y oposición". Para ello, una serie de actores bailan, se mueven y miran a los ojos de los visitantes durante 5 horas en un entorno sombrío que parece una institución penitenciaria o mazmorra sadomasoquista. El jurado ha destacado "la poderosa e inquietante instalación que plantea preguntas urgentes sobre nuestro tiempo y empuja al espectador a un estado de ansiedad. Funcionando como respuesta original a la arquitectura del pabellón, el trabajo de Imhof también se caracteriza por decisiones precisas sobre objetos, imágenes, cuerpos y sonidos".



El doblete germano en esta edición, dirigida por la francesa Christine Macel, lo completa por tanto Franz Erhard Walther como mejor artista de la exposición central Viva Arte Viva, de la que nuestro crítico de arte contemporáneo internacional, Javier Hontoria, ha escrito que "sitúa al creador y a sus formas de estar en el mundo en el centro del discurso, y si de algo cabría calificarla es de desigual". El jurado ha destacado el trabajo de Erhard Walther por reunir "formas, color, telas, escultura, performance", por "continuar activando al espectador de manera atractiva; y por la naturaleza radical y compleja de su obra que tiene un impacto en nuestro tiempo y sugiere una forma de vivir en tránsito".



El pabellón de Brasil recibió una mención especial por "una instalación que produce un espacio enigmático y desequilibrado en el que no podemos sentirnos seguros" y el artista Hassan Khan se llevó el León de Plata al artista joven por "la relación especial e íntima que establece su obra con el espectador, a quien sugiere una conexión entre la voz, el sonido y el horizonte". El jurado también destacó el trabajo Charles Atlas y Petrit Halilaj.