La Andrómeda esculpida por Rodin

Sale al mercado un importante mármol de Rodin descubierto en una colección española. La escultura Andrómeda fue regalada por el maestro francés al diplomático chileno Carlos Morla Vicuña, y se consideraba perdida desde 1930.

"Esta es la historia de una obra maestra redescubierta" -dice Bruno Jaubert, director del departamento de arte impresionista y moderno de la casa de subastas francesa Artcurial- "Cuando la Andrómeda de Rodin se nos apareció durante una jornada de valoración que hicimos en España, no dábamos crédito a lo que veían nuestros ojos: era el mármol que 130 años atrás el diplomático chileno Carlos Morla Vicuña había recibido de manos del maestro y que se consideraba perdido desde la década de 1930. Este magnífico bloque de mármol de pequeña talla rematado con un desnudo femenino es de una sensualidad y una modernidad que sólo un genio como Rodin podría concebir como interpretación radicalmente innovadora de un mito antiguo". Al tirar del hilo para hilvanar la historia de esta pieza desde su génesis, los expertos han descubierto los apasionantes lazos de una familia de diplomáticos chilenos con el mundillo artístico y literario, un amor por la cultura que se transmitió de generación en generación.



El matrimonio formado por Luisa Lynch del Solar (1864-1937) y Carlos Morla Vicuña (1846-1901) pertenecía a la distinguida burguesía chilena de la segunda mitad del siglo XIX vinculada al mundo de los negocios, la política y la diplomacia: los Zaldívar, los Subercaseaux, los Echaurren, los Errazuriz, los Yrarrázaval, los Vicuña y los Lynch; el tío de Luisa, el general Patricio Lynch Solo Zaldívar (1824-1886) fue uno de los héroes de la Guerra del Pacífico que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile entre 1879 y 1884.



Retratos de Rodin (izquierda) y del diplomático Carlos Morla Vicuña

Carlos Morla Vicuña fue agregado de la Embajada de Chile en París entre 1885 y 1891. Junto a su mujer, Luisa, escritora y ardiente feminista, se introdujo en el ambiente bohemio parisino de la época. Así, la pareja entró en el círculo de Auguste Rodin en 1886 de quién acabarían siendo grandes amigos. Ese mismo año Carlos Morla encargó al escultor una estatua ecuestre del general Lynch para el Estado chileno; y entre 1887 y 1888, a título privado, le encomendó un busto de su joven esposa. La admirable modernidad de este mármol suscitó encendidos elogios en el Salon de 1888 hasta el punto de que el Estado francés rogó a Morla que se lo cediera, algo que éste aceptó en gesto de amistad con Francia. Originalmente destinado al Musée du Luxembourg, este busto, conocido como Madame Vicunha o La charmeuse, enriquece hoy la colección del Musée d'Orsay.



En agradecimiento, Rodin quiso compensar a la pareja obsequiándola con una espléndida Andrómeda. Rodin la evocó encadenada y en cuclillas en un mármol sobrecogedor que recrea a la hija de los reyes de Etiopía, Cefeo y Casiopea, aguardando la llegada del monstruo que la devorará. Existen cinco copias de esta escultura, tres de las cuales se hallan en el Museo Rodin de París, el Museo Rodin de Filadelfia, y el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires; la cuarta formaba parte de la colección de Gabriel Hanotaux y se subastó en 2006 en Nueva York por 3 millones de dólares. La que se licita este martes, 30 de mayo, en París por la casa de subastas Artcurial, con una estimación de 800.000 a 1,2 millones de euros, nunca ha salido de la familia ni tampoco ha sido expuesta al público. La aparición de esta escultura en el mercado no ha podido ser más oportuna, pues este año se conmemora el centenario de la muerte de Rodin con un sinfín de eventos, entre ellos, una magna exposición en el Grand Palais.



Diferentes vistas de la Andrómeda de Rodin

Siguiendo el ejemplo familiar, las pasiones del joven Carlos Morla Lynch se canalizaron hacia la literatura, la música y la política exterior. Sus vidas tendrían más paralelismos pues en 1921, siguiendo los pasos de su progenitor 36 años atrás, tomó posesión de su cargo en la embajada de Chile en París y, emulando a sus padres, abrió los salones de su residencia a los creadores más vanguardistas de la época como Stravinski, Cocteau, Falla, Picasso o Foujita, entre tantos otros.



En 1928, es destinado a Madrid y se instala en la calle Velázquez, en el barrio de Salamanca. Su casa se convertirá en punto de encuentro de los poetas de la Generación del 27, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca y Jorge Guillén, asiduos a las veladas literarias que se organizaban, a las que se sumaban intelectuales como el escritor y diplomático Salvador de Madariaga y el crítico de arte y filósofo Eugenio d'Ors. Frecuentará también a compatriotas como Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Pablo Neruda, que había sido nombrado cónsul de Chile en Madrid en 1934. De todos ellos, fue con García Lorca con quien Carlos Morla forjaría una honda y cómplice amistad. Las vivencias de aquella etapa española fueron meticulosamente registradas en las páginas de su diario personal correspondientes a los años 1928 a 1936 que, en 2008, fueron reunidas por sus hijas en el libro En España con Federico García Lorca (Editorial Renacimiento). Después de Madrid, recalaría en otras delegaciones europeas como Berlín, Berna, Amsterdam y París, pero Morla, a su retiro, regresaría a la capital española donde fallecería en 1969.

Precio triplicado

En la subasta celebrada la tarde del 30 de mayo en la casa de subastas francesa Artcurial, el mármol de Ándromeda se ha vendido por 3,7 millones de euros, triplicando su precio de salida que oscilaba entre los 800.000 a 1,2 millones. Esta cantidad supera ampliamente los 3 millones de dólares cosechados por otra de las cinco copias que existen de la escultura, que formaba parte de la colección de Gabriel Hanotaux y se subastó en 2006 en Nueva York.