El nuevo Centro Botín de Santander

Tras tres años de construcción, el arquitecto Renzo Piano ha culminado su proyecto y el Centro Botín comienza su andadura este fin de semana. Este edificio de dos módulos unidos por una pasarela que corteja al mar abre sus puertas con tres muestras: la primera exposición de Carsten Höller en España, una selección de dibujos de Goya (se hará un catálogo razonado) y un conjunto de obras de su colección.

Fue un día volviendo del mercado de tomar un café cuando Renzo Piano (Pegli, 1937) dio con la posición final del Centro Botín. Hasta entonces habían pensado y hablado mucho sobre ello, escucharon a los ciudadanos de Santander y finalmente, como ocurre en muchas ocasiones, los detalles y las ideas finales llegan cuando les toca. Solo es cuestión de tiempo, de paciencia. Lo que sí tuvo claro desde el inicio fue la división del edificio en dos módulos unidos por una pasarela. Claro que ha habido un proceso de maduración en otros aspectos como el de elevarlo sobre la superficie del suelo para no entorpecer las vistas sobre la bahía. El acabado en piezas de cerámica nacaradas (270.000 en concreto) tiene mucho que ver con la ciudad porque "es un material vivo y aparece arrugado, como el agua", dice Piano con motivo de la presentación a los medios del centro que los Reyes inauguran este viernes y que abrirá sus puertas al público este sábado.



El mar es, de hecho, un elemento primordial para la ciudad (y para el edificio) y el arquitecto ha comentado que este proyecto "flota como un barco más en la bahía". Es un "edificio cultural y me gusta diseñar pensando en las personas. También es muy importante la luz por eso está situado hacia el sur, mirando al sol", argumenta. Y, por eso, el color verdeazulado de esas piezas que se iluminan o apagan según las inclemencias del tiempo y proyectan el reflejo del agua. "Me gustó la bahía y aquí encontré el espíritu de la ciudad porque cuando deja de llover la gente sale a disfrutar de un paseo que antes acababa aquí". El Centro Botín, situado en una zona portuaria e industrial, ha convertido la zona "en otra cosa", porque una de las funciones de la arquitectura, prosigue, es "encontrar los agujeros negros de las ciudades y transformarlos". Así, jugando con los materiales "esa parte de Santander se ha unido a la ciudad", no solo con el edificio sino con la ampliación de los Jardines de Pereda por el paisajista Fernando Caruncho y soterrando la carretera que antes pasaba por allí.



Renzo Piano en el Centro Botín

"En lugar de hacer crecer las ciudades debemos trabajar su implosión y no su explosión", argumenta. "El problema que tenemos con los barrios periféricos es qué hacer con ellos. Hace 40 años había que conservar los centros históricos y sus edificios pero en ocasiones nos hemos pasado. Deberíamos llenar esos barrios de las afueras con proyectos públicos, ya sean hospitales, universidades o centros culturales para proyectar esas zonas", opina Piano. Este nuevo centro de arte impulsado por Emilio Botín se sustenta sobre la base de despertar la actitud creativa de la gente y quiere erigirse como un lugar de encuentro.



"Hemos entendido que la educación y la cultura cada vez están más cerca y no tiene sentido dividirlas", argumenta Fátima Sánchez, directora ejecutiva del Centro Botín. El proyecto, que Emilio Botín quiso completar en 18 meses, ha durado, finalmente, casi tres años porque cada trabajo "tiene sus necesidades fisiológicas", bromea Piano. "Un arquitecto no debe hacer un edificio mirándose en el espejo, hay que hacerlo desde la humildad y no desde la autoreferencia, sin autocelebración sino con lealtad al espacio", especifica. Solo así "los edificios que lo merecen pueden convertirse en parte de la ciudad".



Y, de Carsten Höller. Foto: Attilio Maranzano

Tres exposiciones para los primeros pasos

Para potenciar esto, el programa de artes plásticas se desarrolla en torno a tres ejes: "investigación, formación y exposiciones. Además, el Centro Botín nace con la clara misión social de generar desarrollo y riqueza aprovechando el potencial que tienen las artes", asegura Sánchez. Las tres exposiciones inaugurales, Y, de Carsten Höller, Ligereza y atrevimiento. Dibujos de Goya y Arte en el cambio de siglo, una selección de obras de sus fondos, "dan cuenta de la dirección tomada en el programa de la fundación", señala Benjamin Weil, director artístico del centro.



"Y es una especie de parque de atracciones y esos lugares me gustan porque allí podemos volvernos un poco locos", señala Höller. Sin embargo, aunque esta muestra tiene que ser activada por el propio espectador, "es un parque dirigido a la mente". En ella hay dos cosas invisibles, dos obras antiguas. Una tiene que ver con su madre y la otra con su padre. Así, más o menos, está dividida la sala dedicada a la primera muestra del artista belga en España. Y no solo es el nombre sino la forma de la primera obra que se encuentra el espectador, una pieza a transitar bajo la luz de un centenar de bombillas que se iluminan en forma circular. Al llegar al cruce es necesario escoger una de las salidas para seguir el recorrido, diferente con cada opción. "La vida se trata de tomar decisiones, de elegir entre opciones", dice Höller.



Pero el artista quiere conseguir una relación triangular con esta muestra. Triangular porque la obra no está acabada sin el visitante y porque no solo quiere "ver la relación de una persona en concreto con la obra sino que cada visitante vea lo que el resto está haciendo y cómo está interactuando". Tras la Y un pasillo de luces, una pasarela de puertas automáticas que se abren y se cierran, una gran lámpara de colores, una cama (cabe la posibilidad de pasar una noche en ella con un precio que oscila entre los 250 y 350 euros) y una escultura en movimiento. Cada tres segundos cae del techo al suelo una pastilla que se acumula durante todo el día. La idea es que el visitante coja una y se la tome. No están vacías pero nadie sabe qué contienen. A la derecha, sin embargo, una balanza gigante de la que pende, a cada lado, una jaula llena de pájaros que con su actividad fluctúa hacia a un lado o hacia el otro.



Vista de la exposición de los dibujos de El arte en el cambio de siglo

En Arte en el cambio de siglo, sin embargo, podemos ver una parte de la colección privada que ha ido adquiriendo la Fundación Botín. Algunas de las obras, realizadas por artistas becados por la propia fundación, han sido adquiridas tras sus estancias o donadas por ellos mismos, otras son de artistas que han impartido talleres de artes plásticas en los últimos 15 años. Wilfredo Prieto, Renata Lucas, Tacita Dean, Miroslaw Balka, Juan Muñoz, Carlos Garaicoa y Carlos Bunga, entre otros, se dan cita en estas amplias e inmaculadas salas con vistas a la bahía de Santander.



Otro de los grandes reclamos para esta apertura y para el futuro es la selección de dibujos de Goya. "Son 81 piezas de la colección del Museo del Prado que se presentan por primera vez de esta manera", cuenta José Manuel Matilla, comisario de la muestra y responsable del departamento de dibujos y estampas del Museo del Prado, junto a la experta en Goya Manuela Mena. Se trata de la exposición de obra sobre papel de Goya más grande realizada en mucho tiempo con la presencia de algunos bocetos que no han sido vistos en los últimos 80 años. Con un planteamiento cronológico en estas obras se pueden observar cuatro grandes temas que preocuparon al artista zaragozano: la mujer, los abusos de poder, la violencia y la irracionalidad como fundamento de los sueños y del comportamiento del hombre. "Hay 16 piezas que tienen a la mujer como protagonista donde se puede ver como Goya la adapta a su tiempo", dice Matilla.



Vista de la exposición de los dibujos de Goya

El artista fue muy crítico con su época y sus obras siempre han dado fe de ello. Muestra el sufrimiento de la gente de su sociedad, circunstancias que también "se podrían ver hoy en día". Mendigos, marginados, gente que tiene que huir, la guerra, la tauromaquia... "todo eso está hoy de actualidad por lo que Goya es muy pertinente como apertura del centro". Además, para 2019 está previsto culminar el catálogo razonado que están realizando junto al Museo del Prado, pinacoteca que guarda la mayor colección de dibujos del maestro. "Se conocen cerca de 1000 y gran parte de ellos forman parte del templo madrileño". Por motivos de conservación la obra en papel no suele estar expuesta de manera permanente pero con este motivo han salido de los almacenes y han sido restaurados para la muestra.



A punto de ser lanzado, este edificio que corteja el agua, ya forma parte de la vida diaria de la ciudad. "Un edificio público no puede ser tímido, sí sobrio, pero no tímido. Todos tienen un orgullo cívico de pertenencia y este también se tenía que mover de puntillas. El resultado no creo que sea arrogante sino modesto", concluye el arquitecto Renzo Piano.



@scamarzana