Image: Estampa sigue llamando al coleccionismo

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Arte

Estampa sigue llamando al coleccionismo

21 septiembre, 2017 02:00

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La feria cumple 25 años con la participación de 81 stands, 360 artistas y con la mirada puesta en el coleccionismo privado. Hablamos con Chema de Francisco, director de Estampa, Pilar Serra, galerista veterana, y Rocío de la Serna, de Twin Gallery. Con ellos charlamos sobre la evolución que ha vivido esta feria que en su inicio fue un salón de grabado y los retos a los que se enfrenta en la actualidad.

Estampa nació con la firma idea de estar especializada en grabado y durante los años que Víctor del Campo la dirigió así fue. El modelo funcionó en un momento en el que el grabado y la obra gráfica vivían un periodo dulce. Así lo recuerda Pilar Serra, veterana galerista que acudió no a la primera edición de la feria pero sí a la tercera. Su galería de entonces, Estiarte, estaba dedicada a la obra gráfica por lo que mostrar allí las obras de sus artistas era nadar en su propio mar. Ahora, un cuarto de siglo más tarde, Estampa es una feria de arte contemporáneo que mira fijamente al coleccionista español.

A través de conferencias, visitas a cargo de coleccionistas y programas destinados a ellos quieren echar un pulso al mercado del arte nacional con el objetivo de que nuevos coleccionistas se inicien durante los días que dura la feria. En esta ocasión, con motivo de este cumpleaños en el que participan 70 galerías y 360 artistas, el evento se centra en analizar la evolución del arte en nuestro país en los últimos años. Como es ya habitual la Nave 16 de Matadero Madrid acogerá las obras de los artistas por los que apuestan los galeristas.

Chema de Francisco, que tomó el timón de Estampa en 2011 con el objetivo de darle un impulso al periodo de declive de la feria, ha querido abrirse al extranjero. "Tenemos una antigua obsesión que se trata de hacer más visible el mercado español fuera de nuestras fronteras. Uno de los retos es atraer a coleccionistas, directores, periodistas, críticos y responsables de arte de fuera de España", cuenta el director. Por esa razón, este año Estampa invita a agentes artísticos extranjeros para que conozcan el mercado del arte español en su propio contexto. "Salir fuera es importante para que los artistas se formen como creadores pero el reto de Estampa es que nos visiten. Cada año tenemos más respaldo de nuestras mejores galerías y por eso queremos hacer nuestro mercado más grande y darnos a conocer", incide.

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La cita ahora vive un buen momento pero no siempre ha sido así. Tras los años de gloria de un modelo que funcionaba llegó su declive hacia finales de los años 90. La dirección, aferrándose a un modelo caduco, no supo ver que el futuro pasaba por abrirse a otros lenguajes como la fotografía, el vídeo y el arte contemporáneo. Pero, ¿cómo ven la evolución de Estampa sus protagonistas? "Víctor del Campo tenía las ideas claras de lo que quería y era algo muy específico, una feria de obra gráfica en un momento en el que nosotros éramos la referencia en el mundo de la gráfica en Madrid", recuerda Pilar Serra, que ha acudido a, por lo menos, 18 ediciones. En sus primeros años Estampa fue una cita muy popular y a los clientes de Estiarte les parecía interesante estar allí. Al fin y al cabo la temática de la feria iba en consonancia con el carácter de los artistas que representaba.

El declive y renacimiento de la feria

Aunque el grabado y la obra gráfica han tenido siempre una buena aceptación "lo cierto es que la fotografía parecía que la arrinconaba", precisa Serra. Si a eso se le añade que "era una feria con una gestión agotada", detalla De Francisco, los factores para su caída estaban en marcha. La veterana galerista, que este año acude a la feria con la obra de siete artistas, opina que hubo unos años en los que la calidad "no era suficiente". Había mucha mezcla y a pesar de que acudían buenas galerías "había otras que realmente no reflejaban el mundo de la gráfica original de ediciones cuidadas". El estancamiento trajo consigo el abandono de Estiarte y otras galerías. "La feria no avanzaba por lo que estuvo técnicamente cerrada", amplía su actual director. Las relaciones comerciales y, sobre todo las artísticas, evolucionan de manera paulatina y la cultura "va cambiando lentamente los hábitos y costumbres". Por eso, "si no estás atento a los cambios te quedas atrás y Estampa no quería darse cuenta del problema". Durante una temporada "no iba a ninguna parte y no se presentaban ediciones nuevas", afirma la galerista.

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Tras unos años sin rumbo fijo un coleccionista, que se lanzó a la compra de arte con ella, la compró y puso a Chema de Francisco al frente de su dirección. Él fue quien decidió abrirla al arte contemporáneo sin olvidar el carácter inicial y a partir de 2011 volvió a despegar. Fue a consecuencia de "ser responsables con lo que ocurre en el mundo del arte hoy en día, de ir acorde a las preocupaciones de los artistas, la manera de trabajar de la galería y con lo que demandan los coleccionistas", explica. La feria dejó de estar especializada en una disciplina para abrirse y expandirse como también lo hizo la galería de Pilar Serra. "Los tiempos te lo van pidiendo y es normal que una feria evolucione y se salga de los límites que encorsetan", apunta la galerista. Además, hacía falta que se hiciera de manera progresiva porque "siempre se encuentran dificultades", asegura. "Para nosotras - añade Rocío de la Serna de Twin Gallery- ha sido un paso lógico pero seguramente quienes buscan grabado han perdido un buen referente".

En definitiva, esta evolución está respaldada por los protagonistas del mundo del arte. Era momento de adecuarse al mercado del arte en España y eso pasaba por adaptarse "a los artistas, a la producción, al mercado y a los nuevos conceptos por lo que también fue la evolución de una gestión", comenta Chema de Francisco. Claro que también se trata de un impulso y gusto personal. Hacer una feria de grabado en nuestro país, argumenta, es complicado porque "no hay mercado suficiente para crear el contexto de una feria". Por lo tanto, el hueco que Estampa ha encontrado se aloja en "recoger lo que ocurre en el mercado y el coleccionismo nacional". La nota positiva, frente a otras ferias más grandes, es que "es muy cercana y accesible y, además, rigurosa", comenta De la Serna.

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La gestión de la misma cuenta con poco apoyo público, recordemos que ahora es una feria privada, y, por lo tanto, esa es la gran diferencia con la Estampa de hace 25 años. Entonces estaba "muy subvencionada motivo por el cual ni se ponía al día ni peleaba por cambiar. La ayuda pública hacía posible mantener una feria de grabado". Ahora, en cambio, Estampa no solo se ciñe a los días que dura la feria sino que Chema de Francisco ha abierto la cita a través de actividades, programas de charlas y visitas guiadas. La feria "no solo es una cita comercial sino que da paso a intercambios culturales y enlaza con actos fuera de la feria que la convierten en un foco de cultura y de encuentro", alaba Pilar Serra. En esa misma dirección loan las chicas de Twin Gallery la nueva gestión de Chema de Francisco. El giro que ha dado Estampa "ha hecho que sea una feria de alto nivel en la que participan muchas de las mejores galerías nacionales, lo que implica cierto prestigio y atrae coleccionismo", añade la galerista que participa en la feria por tercer año consecutivo.

Coleccionista privado, ven

Hoy, el foco de Estampa está puesto en el coleccionista privado español para el que se ha desarrollado un programa especial. Son más de 150 los coleccionistas invitados, además de la apertura a la prensa internacional, quienes visitarán la feria estos días y son ellos los que dinamizan el mercado del arte. Estampa ha dejado de ser "una feria local para ser más ambiciosa. Si funciona es un paso muy grande y sabremos que es por donde hay que seguir", opina Serra. Porque el coleccionismo es "la clave de cualquier feria y cuidarlo es crucial para que las galerías queramos repetir", añade De la Serna. En esta dirección la feria trabaja también a lo largo de todo el año con los Encuentros Colecciona, foros sobre coleccionismo y, de alguna manera, está siempre presente. "Sacar el espíritu de la feria fuera de los días y del recinto es un logro interesante", añade Pilar Serra. El siguiente reto es atraer a coleccionistas de fuera de España y a un público joven que últimamente ha estado alejado del circuito. Y para ello Pilar Serra cree que la fórmula es dar paso a artistas jóvenes en un contexto propicio para ello.

@scamarzana

Guillermo Mora, Premio Estampa 2017

El Gobierno regional ha concedido el Premio Comunidad de Madrid Estampa 2017 al artista Guillermo Mora (Madrid, 1980), por las obras Telón (I) y Telón (II), de la galería Moisés Pérez de Albéniz, en Madrid. El jurado reunido en la feria Estampa ha galardonado a este artista por su lenguaje formal e híbrido como resultado de la asimilación de una gran variedad de voces y referencias artísticas en sus obras, que ocultan una complicada red de simbolismos ligados a espacios y contextos específicos. Igualmente, se ha valorado la coherencia de su trayectoria y la proyección del artista, así como el tratamiento formal y la resolución técnica en sus trabajos.

Guillermo Mora (Madrid, 1980), por las obras Telón (I) y Telón (II)

El jurado de esta edición, reunido bajo la convocatoria de Jaime de Los Santos, director de la Oficina de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, ha estado presidido por la directora general de Promoción Cultural de la Comunidad de Madrid, María Pardo; el subdirector general de Museos, Antonio Sánchez Luengo; Manuel Segade Lodeiro, director del Centro de Arte Dos de Mayo; Javier Martínez Jiménez, asesor de Artes Plásticas de la Consejería; José Guirao, miembro de la Comisión Asesora para la Adquisición de Obras de Arte y Virginia Torrente Maldonado, crítica de arte y comisaria independiente.

El Premio Comunidad de Madrid-Estampa, creado en 2008, tiene como objeto premiar la singularidad de uno o varios trabajos de los artistas que participan en esta feria. La obra ganadora es adquirida por el Gobierno regional a la galería con la que trabaja el artista y va destinada a la Colección de Arte Contemporáneo de la Comunidad de Madrid, con sede en el CA2M Centro de Arte Dos de Mayo.