Vista de una de las salas de la exposición

El Museo Lázaro Galdiano inaugura Goya y Buñuel. Los sueños de la razón, una muestra que reúne obras de estos dos artistas que compartieron un espíritu crítico y la capacidad de asomarse al interior del ser humano.

El mundo de los sueños y la libertad creativa fueron dos de los fundamentos en la obra de Francisco de Goya y Luis Buñuel. Más allá de sus raíces aragonesas, la sordera y su afrancesamiento los dos artistas comparten otras convergencias como el interés por la naturaleza humana, un espíritu crítico hacia su época y la creación de atmósferas tenaces. Ambos cuestionaron su propia realidad y es ahí donde se centra la exposición Los sueños de la razón. El Museo Lázaro Galdiano reúne para esta ocasión pinturas y grabados de uno y fotogramas y fragmentos de películas del otro para dejar al descubierto cómo en los dos pervivió el reto de mirar con valentía en su interior. Aunque lo que se encontraron dentro no siempre fuera gratificante.



Dividida en secciones la muestra, comisariada por Amparo Martínez y José Ignacio Calvo, arranca con los años de formación de ambos artistas para llegar a una de las primeras convergencias: la libertad. Esta virtud era para ambos el elemento primordial del individuo no solo en relación con la creación sino con el pensamiento. En torno a ella giraron algunas de sus obras con las que criticaron la sociedad de su momento. La libertad fue, también, la que les llevó a experimentar con otros procesos creativos en los que dejaban que la fantasía tuviera un papel principal. Estas ganas de provocar que unen a los dos artistas aragoneses fue un recurso de liberación personal en sus trayectorias.



Separados por 154 años sus contextos históricos tampoco pudieron ser más dispares; Goya nació en las postimetrías del Antiguo Régimen y en su madurez desarrolló un espíritu crítico y una visión subjetiva del mundo que lo situó en los cimientos del pensamiento moderno. Buñuel, en cambio, se formó envuelto en la libertad de las vanguardias y, sin embargo, la subversión les une. En Goya esta se aprecia en sus escenas de carnaval y rostros grotescos mientras que Buñuel lleva los rostros de sus personajes hacia el esperpento y la caricatura. Esta sección pone a dialogar El fantasma de la libertad del cineasta con Ya tienen asiento del pintor, La vía láctea del primero con La farándula de los charlatanes, del segundo. "Tanto Goya como Buñuel coincidieron en subrayar a través de sus obras las posibilidades que esconde la imaginación humana ejercida en libertad", cuentan los comisarios.



Imagen de la exposición

La muestra no quiere establecer que ambos artistas estuvieran movidos por los mismos objetivos sino que compartieron "principios creativos y posiciones vitales comunes". Así, comprendiendo que "ambos son esperpénticos y muestran desesperanza al final de sus días", otorgaron al sueño un papel inspirador. Aquí se puede destacar El sueño de la razón produce monstruos, uno de los caprichos en los que Goya es dominado por el subconsciente. El doble sentido que otorga el maestro algunos de sus caprichos derivaron en los Disparates con los que profundiza en lo irracional.



Para Buñuel el sueño era una herramienta con la que disparar contra los cánones y un recurso con el que romper con la noción de tiempo y espacio en el cine. Él, por su parte, consiguió crear una poesía visual que ponía en jaque el orden establecido. Según José Ignacio Calvo tanto Goya como Buñuel quisieron hacer de la libertad su bandera pero "sabían que solo en el territorio de la imaginación podía gozarse de ella en plenitud y convertirla en un instrumento de subversión".



En la otra sala del museo se han buscado más comparaciones estéticas entre estos dos genios. Nazarín, de Buñuel, se empareja con La oración en el huerto, de Goya; Simón en el desierto, del cineasta, con El éxtasis de San Antonio Abad, del pintor y Viridiana con Menipo. "Goya y Buñuel fueron grandes amantes de la libertad, del terreno de la magia. Nosotros, movidos por el deseo de llegar al mismo punto, hemos realizado esta exposición para hacer sentir y pensar ante sus obras. Ellos tenían la capacidad de estimular la imaginación del ser humano", afirman los comisarios.



La última obra que se expone es el guion que Buñuel hizo para una película sobre Goya con motivo de una efeméride. El argumento parte del enamoramiento de la Duquesa de Alba con el pintor zaragozano. "En las páginas del guion está reflejado que el cineasta deseaba rodar en la pradera de San Isidro y hacia el final hay un sueño en el que construye una zozobra con referencias al pintor", cuenta Martínez. En la última página del guion Buñuel ofrece tres finales alternativos aunque, como muchos sueños, se quedó en eso, en un sueño.



@scamarzana