El año pasado los propietarios de una obra atribuida al pintor barroco Franciso Ribalta llevaron su lienzo a la casa de subastas Ansorena para que fuera valorado. Los expertos de la casa, a merced de la fotografía que la familia mostró, no dudaron que estaban ante una obra de alta calidad realizada en el siglo XVII aunque vieron que era más cercano al estilo de Ribera. La obra, cuya fecha de adquisición se desconoce y se cree que haya podido pertenecer a la familia durante tres o cuatro décadas, la estudió Benito Navarrete y este "la atribuyó, sin ningún tipo de duda, a Murillo", cuenta Luis Pradillo, director de subasta y experto en pintura de la sala Ansorena, donde el cuadro se subastará el próximo 6 de marzo.
San Pedro penitente es el título que lleva esta obra inédita y desconocida hasta ahora. Fechada hacia 1675 es una creación posterior a San Pedro penitente de los Venerables, encargada por el canónigo Justino de Neve, donada a la Iglesia del Hospital de los Venerables y expoliada durante la invasión napoleónica. En el lienzo trata una temática "muy habitual en la época más tardía del pintor en la que la impronta de Ribera es aún visible aunque este tiene una factura más vaporosa y suelta", explica Pradillo.
La pieza, que Ansorena prevé vender en torno a los 350 y los 450 mil euros, "tiene intervenciones muy puntuales. Mantiene el lienzo original, no está reentelado y tiene varios parches pero está muy bien conservado", explica Pradillo. Este buen estado, continúa, "se agradece" en este tipo de piezas "porque la mayoría han tenido muchas mediaciones y en gran parte de los casos no muy acertadas".
La noticia surge al calor de las celebraciones del Año Murillo aunque Pradillo asegura que fue un descubrimiento casual que no tiene por qué alterar el precio de la pieza. "Los remates de este tipo de piezas son muy dispares, de pronto hay uno más caro, otro que sale por 100.000 euros y no se vende. No es una ciencia exacta y no se puede hacer una media de lo que vale un Murillo. Hay que determinar una serie de factores como la época en la que fue pintada, su relevancia, la documentación que pueda haber de la misma, la temática, la conservación o la iconografía dentro de la producción del artista", determina el director de la subasta.
Aunque lo que sí está propiciando es una mayor difusión de la noticia en los medios de comunicación que suscita la curiosidad de un público y posible comprador más amplio. Por el momento la casa de subastas Ansorena está recibiendo el interés y el entusiasmo tanto de particulares como de instituciones públicas que están pidiendo más información y ver la obra en vivo. "Que sea el Año Murillo no hace que el cuadro valga más", insiste Pradillo, pero el llegar a un público más amplio puede propiciar una pugna más reñida.
Lo que nos cuenta la obra
San Pedro aparece rezando con las manos juntas y alzadas elevando la mirada al cielo tras haber negado a Cristo tres veces. Su rostro lloroso y su aflicción tienen su origen en las representaciones de San Pedro surgidas a partir del Concilio de Trento y sirve de testimonio del valor del arrepentimiento y de la penitencia para la salvación de los pecadores. En la versión de los Venerables este aparece con las manos juntas, apretadas y mirando al cielo. Su mirada coincide con la versión que se subasta en Madrid aunque está orientada hacia el lado contrario y con un dibujo de 1670 que pertenece al British Museum.
Los expertos afirman que una de las primeras versiones de esta iconografía de San Pedro fue la realizada en 1650-55 y se conserva el Museo de Bellas Artes de Bilbao. En ella se ve la influencia de Ribera aunque con la suavidad y ternura propia del genio sevillano. De modo que San Pedro penitente podría ser una versión posterior a la de los Venerables que "mantiene la influencia de Ribera y la utilización de códigos naturalistas de sus primeras obras", sostiene Navarrete en el texto extraído del catálogo.