Jennifer Steinkamp en la Fundación Telefónica
Jennifer Steinkamp (Denver, 1958) creció en Minnesota, un lugar en el que el frío es constante y el invierno dura casi todo el año. En ese contexto de 'reclusión' entre cuatro paredes la pequeña empezó a cocinar y crear arte. Pero la primera afición estaba dirigida a su familia y, como tal, la consideraba más un trabajo que un gozo personal mientras que la segunda la cultivaba para sí misma. Ya en colegio una de sus profesoras le dijo que su dibujo de un árbol era el mejor de la clase y ¡equilicuá! "quizá fue entonces", comenta la artista, cuando sintió la necesidad de continuar por ese camino. Tanto es así que desde hace más de una década la producción de Steinkamp se ha centrado en proyecciones 3D inspiradas en la naturaleza, como las cinco que ha instalado en la Fundación Telefónica hasta el próximo 22 de abril.Naturaleza digital, así es como han titulado la exposición, es un ejemplo de esas animaciones que la artista genera íntegramente por ordenador y con las que juega con la percepción, el movimiento y el espacio. "Se trata de desmaterializar la arquitectura del lugar, transformarla con vídeo. Me di cuenta de que el movimiento y las proyecciones pueden cambiar el espacio y, en consecuencia, el espacio transforma la animación", explica. Al igual que el sonido puede alterar el estado de ánimo.
Aunque hace 30 años Steinkamp se centró en las proyecciones abstractas. Ya entonces el público apreciaba sus obras y en algunas de ellas ha colaborado con Jimmy Jonhson para aportarles música a sus piezas. Algunas de ellas, con sus loops infinitos han sido utilizadas por la banda irlandesa U2 en sus giras Popmart (1997) y Elevation (2001) o han sido proyectadas en espacios públicos. Sin embargo, desde el año 2002 se ha dedicado a la naturaleza creando espacios inmersivos y alternado los espacios.
Ovaries, 2017
La historia que esconde esta pieza es igualmente interesante ya que, en ocasiones, la casualidad juega su parte. Resulta que Steinkamp fue invitada a participar en la Bienal de Estambul "hace muchos años", bromea. Fue cuando hizo su primer árbol en 3D inspirado en antiguos edificios griegos y romanos y en sus columnas. "Es como una atracción turística por la que puedes caminar. Al final hay dos cabezas de Medusa, una de ellas del revés probablemente para arrebatarle el poder. Investigué acerca de este personaje y decidí crear un entorno encantado con árboles cuyas ramas son serpientes", cuenta Steinkamp. Esta pieza la compró una galería de Nueva York y le pidió que produjera, en tan solo dos meses, otra obra. Fue entonces cuando vio uno de las actuaciones de estos sacerdotes y terminó inspirando este Dervish, una de los trabajos más conocidos de la pionera del arte digital.
Pregunta.- Otra de las obras lleva el nombre de Marie Curie y está repleta de flores y plantas. ¿En qué faceta de la científica se inspiró para esta pieza?
Respuesta.- Me llamaron del museo de San Diego y desde Los Angeles, donde vivo, son dos horas de viaje. En una parte del recorrido hay una central nuclear, justo al lado de la playa. Como tenía que hacer una obra para esa pinacoteca empecé a pensar en hacer algo sobre el poder y las armas nucleares y cómo están relacionadas y conectadas entre sí. Pero no hay mucha información sobre ello y de pronto se me cruzó Marie Curie, investigué sobre esta mujer que descubrió dos elementos de la tabla periódica y descubrí que una de sus hijas había escrito una biografía sobre ella en la que mencionaba flores.
Dervish, 2004
P.- Y así descubrió que era una amante de la botánica y esta faceta de la científica se convirtió en una manera de llevarla a su terreno, al de las proyecciones digitales inspiradas en la naturaleza. ¿Qué fue lo que encontró en aquella biografía?R.- Cuando Marie Curie estudiaba en la Sorbona, universidad en la que fue la primera mujer estudiante, no tenía mucho dinero pero aún así compraba flores. En el libro menciona muchas, algunas de ellas las plantó, de modo que pensé en cogerlas y convertirlas en una pieza de arte para hablar de la dedicación. No están todas pero sí muchas.
En realidad son 40 plantas las que la artista ha renderizado para que el público reflexione sobre los efectos de la energía atómica. Se le suman a estas dos obras Garlands, donde proyecta un tejido de guirnaldas creados a base de plantas medicinales y Bouquet, una pieza en la que los árboles de gran escala van rotando entre una noción tradicional con aspecto de ramo a bosque amenazante. Sin embargo, en su última creación, Ovaries, cambia los árboles por frutas maduras atrapadas en una proyección magnetizante. Creada para formar parte del departamento de Biología y Medicina Regenerativa de la USC, en Los Angeles.
Vista de la exposición en la Fundación Telefónica
R.- Allí están trabajando en la creación de órganos y medicinas que lo van a cambiar todo y nos van a hacer vivir más tiempo. Aunque también tiene un lado político porque hay quien piensa que no deberíamos vivir más, ni que la muerte sea una enfermedad, aunque quizá sí lo sea o, al menos, podríamos pensar en ella como tal.
P.- Hay quien opina que cada vez estamos más desconectados de la naturaleza. ¿Pueden estas piezas hacernos reflexionar sobre esta conexión con nuestro entorno?
R.- Somo naturaleza. Para mí tiene que ver con conectar con el movimiento, la escala y el sentimiento. El hecho de que sean obras virtuales y proyectadas puede propiciar que, cuando se ven esos árboles moviéndose dentro de las paredes de una sala, empecemos a darnos cuenta de ello en la calle. Puede hacernos conectar con su movimiento.
@scamarzana