"En el nombre del padre, me gusta más la hija, que la madre". Este es el tono humorístico, aunque de rasgos machistas, de una de las cajas de cerillas que se comercializaban en España hace ahora 100 años. En sus etiquetas era habitual ver escenas de baño y de la temporada estival. Esta en particular forma parte de la selección que Rosario Ramos ha hecho de la colección de ephemera de la Biblioteca Nacional. Nutriéndose de etiquetas de hoteles, carteles turísticos y postales procedentes de sus fondos, disponibles ahora para el público a través de su página web, se podrá viajar en el tiempo y ver cómo era el turismo en nuestro país.
Es cierto que no a todos nos gusta la playa, el calor, la canícula. Pero seguramente a todos nos apetece tener unos días para descansar, desconectar y huir, en la medida de lo posible, del espacio que nos rodea a diario. En este caso quien quiera sentarse frente al ordenador e invocar el pasado, la institución ofrece un paseo por los "objetos que eran el perfecto reclamo publicitario para realizar viajes a otros lugares", apunta Ramos.
"A partir del siglo XIX, con la revolución industrial, nace una burguesía que empieza a disfrutar del tiempo libre y su poder adquisitivo. Esta nueva clase busca satisfacer el deseo de conocer mundo y es entonces cuando nace el turismo", explica. Como consecuencia directa de esto instituciones privadas como hoteles y balnearios comienzan a encargar carteles a artistas como Josep Morell i Macias, Guy Georget o Francisco Hohenleiter con "mensajes muy directos e imágenes vistosas" que buscan la atención de los viajeros. Pero también el Estado, con la creación del Patronato Nacional de Turismo en 1928, se anima a "promocionar los viajes en España y en el extranjero", asegura Ramos.
Algunos sellos de la época
La institución, que atesora más de 17.000 objetos entre recordatorios de bautizo, felicitaciones, tarjetas de invitaciones y etiquetas para decorar envases de perfumes y naipes, ha buceado también en su colección de tarjetas postales. En ellas existe un horror vacui en forma de escenas de costumbre con toros o espacios abarrotados de gente. Ramos destaca una estampa, denominada la Boullabaise barcelonina, de Ricard Opisso, datada entre 1910 y 1920 que "podría parecerse a una actual". Excepto por la indumentaria, claro.
Consultar estos archivos nos permitirá recordar la indumentaria de antaño, cuando a la playa no se iba a tomar el sol sino a tomar las aguas. "En algunas de las tarjetas se ve cómo el bañador cubría casi al completo el cuerpo de la mujer dejando a la vista los brazos y las piernas de rodilla para abajo. Además, llevaban gorro", especifica Ramos. Estamos hablando de la Belle Epoque pero para los años 20 y 30 la ropa de playa era "más atrevida y la mujer empieza a mostrar su sensualidad". Tampoco podemos olvidar que las prestaciones que ofrecían los hoteles eran "agua caliente y colchón flex en todas las habitaciones". Un cambio abismal frente a nuestra petición de wifi, ¿no?
Las cajas de cerillas también recogían imágenes de pasatiempos, sátira, caricatura política y escena de playa y las etiquetas de naranjas, las tarjetas de las cerillas o los paipáis publicitaban proyectos que presentan la manera en la que la sociedad vivía o los productos que consumían. Aunque estas técnicas publicitarias no surgían con la intención de perdurar en el tiempo sino de satisfacer un momento específico han traspasado los años haciendo que podamos retroceder y ser testigos de cómo hemos cambiado.
@scamarzana