Eduardo Momeñe - Luis Burgos

Con cerca de un millar de artistas nacionales e internacionales, y la participación de 75 galerías de arte contemporáneo y 5 proyectos institucionales, Estampa se ha ganado con fuerza la etiqueta de ser hoy la feria de otoño del galerismo español. La muestra, que regresa a sus orígenes con su nueva ubicación en IFEMA, después de que durante sus tres últimas ediciones tuviera su sede en Matadero Madrid, traslada su fecha de septiembre a octubre, desde hoy hasta el próximo día 21, para distanciarse de la temporada de aperturas. "El inicio de temporada es muy importante para tratar de estimular la vuelta del coleccionista a las galerías", indica su director José María de Francisco para quien este cambio ha tenido una buena acogida por parte de los participantes. Tan buena recepción en el sector que, por primera vez en su historia, puntualiza, doce galerías se han quedado en lista de espera.



Nacida como feria de grabado en 1993, entre sus stands se exhiben hoy todo tipo de técnicas, principalmente pintura, aunque también fotografía, vídeo, performance y escultura. No obstante, señala De Francisco que si en algo se mantiene Estampa fiel a sus inicios es en la promoción de la contribución social del coleccionismo. "Fomentar la compra de arte y la implicación del ciudadano es lo que sigue importando. Somos una feria real -sostiene- tratamos de responder a las necesidades más reales del mercado".



Quizás por eso, desde la organización aconsejan a las galerías no mostrar piezas cuyo precio exceda los 40.000. Una recomendación que, a medida que el mercado va despegando, se va volviendo más complicada de seguir. "Esta es una feria más de extensión social y evidentemente hay obras fantásticas que, o bien por su formato o su técnica, pueden estar entre los 1000 y 25.000 euros con picos de 40.000 o 60.000 -señala su director- pero este año vamos a encontrar piezas incluso de 100.000 euros".



Alta participación de galerías

A lo largo de estas 26 ediciones, Estampa, además, ha ido transformándose en "una feria más abierta", afirma Moisés Pérez de Albéniz, cuyo stand es uno de los más representativos del galerismo español. "Es un pequeño ARCO más reducido pero bastante más interesante", subraya. La escultura Madre de Victoria Cevera, los fantasmas de Tony Oursler o el trabajo a partir del "objeto encontrado" de la artista emergente Miren Doiz, son algunas de las piezas de esta galería que apuesta por la presencia del artista portugués Jorge Queiroz, como una de las futuras promesas. "Lo vamos a ver más", confía el propio Pérez de Albéniz.



De Portugal, de hecho, es la galería de Carlos Carvalho, que ha desplazado hasta el recinto madrileño a los artistas José Bechara, Manuel Caeiro, Manuel Vilariño y Carla Cabanas, cuya obra fotográfica representa la brevedad, la levedad del momento, la memoria y el paso del tiempo.



No sin cierta nostalgia, Juana de Aizpuru, una de las galeristas con más trayectoria en nuestro país, recuerda que en la década de los 80 las ferias eran lugares más de encuentro que centros de mercado, como ahora. De esa época, precisamente, son las fotografías de Alberto García-Alex que forman parte de su stand. Artistas como Cristina García Rodero que en su última serie, realizada en la India, ha añadido el color a su trabajo, Andrés Serrano, Wolfgang Tillmans o la también comisaria de arte Cristina de Middel forman parte de las obras que exhibe para la ocasión. "A Estampa aún le queda definir más su personalidad -valora-. Yo siempre traigo papel por diferenciarlo un poco del resto de ferias, aunque esta vez también he traído algo de pintura".



La lista es larga hasta completar las 75 galerías, entre ellas, Max Estrella, Galería Cayón, Espacio Bernal, Miguel Marcos, Rafael Ortiz, Juan Silió, Pilar Serra, Paz y Comedias o Punto, José de la Mano, T20 y Art Nueve o Yusto/Giner. A ellas se suman la especializada en arte iberoamericano, Fernando Pradilla, de la que su directora Elena Fernández Manrique destaca las piezas de Albano Alfonso, que recrea los géneros clásicos del arte, el paisaje, el bodegón y el retrato, o del artista Edwin Monsalve. O la Galería Carreras Múgica que exhibe las obras de autores como Sergio Prego, Itziar Okariz, que este año representa a España en la Bienal de Venecia, Juan Pérez Agirregoikoa, Erlea Maneros Zabala o de la propia Ángela de la Cruz, artista invitada de esta edición, con piezas de la serie Mudanzas realizadas en 2015.



Ángela de la Cruz, primera artista invitada

Ángela de la Cruz: Light Pink y Light Yellow

Con todo, han tenido que pasar 26 ediciones para que el nombre de una mujer, Ángela de la Cruz, figure en la lista de artistas invitados. José María de Francisco reconoce que aunque fue inconsciente, cuando se fijaron en la nomenclatura que formaba parte de esta lista para preparar su actual programa, todos eran hombres.



Galardonada en 2017 con el Premio Nacional de las Artes Plásticas, De la Cruz, que en palabras del director "es la española con más proyección internacional de su generación", ha montado una exposición con una serie de pinturas realizadas específicamente para la ocasión.



También con el afán, en parte, de visibilizar a la mujer, se suma a ella el proyecto de artistas nacionales e internacionales, Una verdad sospechosa. A través del medio audiovisual, ochos films de nueve artistas, en su mayoría femeninas, alteran la sintaxis establecida "para producir alternativas a esos discursos disciplinarios y crear otras posibilidades", explica su comisaria Violeta Janeiro. Un programa que se completará con una serie de encuentros "que pone en práctica otro tipo de lenguajes y otras formas de comunicar".



Las contraindicaciones del arte

Otras formas, como las que propone Guillermo Espinosa comisario del proyecto Contraindicaciones, cuyo título alude a los prospectos de los medicamentos. Partiendo de esa idea, este espacio, compuesto por las galerías Espacio Valverde, Isabel Hurley, EspaiTáctel, Ponce + Robles, Espacio Olivera y Saro León, propone romper con el consenso de las dos últimas décadas de que las obras tienen que dialogar. "Las piezas -señala- deben hablar por sí solas y más bien entrar en contradicción. No buscamos arte que dialogue, buscamos arte que se pegue".



Por último, aprovechando este contexto, que fomenta la reunión de galerías, Estampa organiza dos programas internacionales, uno de coleccionistas y otro de residencias artísticas. En este sentido, Residencies Exchange, el Programa Curatorial de ESTAMPA, con el apoyo del Programa de Acción Cultural Española (AC/E) y Matadero Madrid, surge con el objetivo de introducirles en el ámbito artístico español y generar redes entre agentes culturales locales e internacionales. Además de enfatizar en la importancia de las residencias artísticas como espacios fundamentales para el apoyo de la creación.



@mailouti