Pablo Picasso: Dora Maar, 1939 y, a la derecha, Domenico Ghirlandaio: Retrato de Giovanna, 1489-90

El Museo Thyssen-Bornemisza da por concluido su 25 cumpleaños con Obras invitadas de museos de Madrid, una invitación a las pinacotecas de la ciudad a dialogar con la colección allí depositada por el barón Thyssen. Entre las 28 piezas que se han colocado en las salas se pueden ver pinturas, esculturas, relieves, objetos y mobiliario en cuatro tipos de emparejamientos. El proyecto, dirigido por Mar Borobia, ha unido al departamento de arte antiguo y moderno por primera vez para cruzar épocas, técnicas y estilos diferentes.



Hay conexiones "ortodoxas o acreditadas como la que une la La coronación de la Virgen, de El Greco, con Virgen de la aldea, de Chagall". Otro grupo de obras se conectan a través de "parecidos verosímiles e intrigantes que tienen un grado de incertidumbre como un azulejo nazarí de grandes dimensiones junto a una lienzo de Pollock". La tercera pata son "los parentescos de nombre como el que se hace entre una vasija antropomórfica peruana y un retrato de Antonio Moro", conectados por transmitir la idea de poder y una cuarta en la que el "objeto se sale del cuadro".



Pietro Longhi: Las cosquillas y, a la derecha, espejo de la Real Fábrica de Cristales de La Granja, 1765

El recorrido empieza en las salas en las que residen los primitivos neerlandeses y del Quattrocento italiano en conversación con un pintor español del siglo XV. El Tríptico del nacimiento, "atribuida al Maestro de Ávila -dice Borobia- es una obra hispanoflamenca que se inspira en la pintura flamenca". Con un vínculo "con el gótico internacional el pintor español introduce características más realistas y menos idealizadas". En la sala en la que descanson los retratos de artistas como Dominico Ghirlandaio, Joos van Cleve o Antonello da Messina se cuela un retrato que Pablo Picasso hace de Dora Maar. En cuanto a estilo son diferentes pero "tienen algunos puntos en común". Por un lado, todas ellas están realizadas sobre tabla y, por el otro, son retratos de busto. "Durante el Renacimiento el retrato llega a su madurez al intentar mostrar la psicología del personaje", explica Borobia. En ese sentido, Picasso hace lo mismo y retrata a una Dora Maar en la que "se muestra no solo su físico sino también su personalidad".



Entre las obras que se relacionan por el tema representado se encuentra El rapto de Europa que hizo Simon Vouet al lado de una escultura de terracota griega que trata la misma alegoría o una talla en mármol que sobre el dios Pan junto a la obra Baco y Ariadna, de Sebastiano Ricci. El recorrido continúa con objetos de diversas épocas que se presentan junto a lienzos de la colección permanente como un espejo de la Real Fábrica de Cristales de La Granja frente a la pintura Las cosquillas, de Pietro Longgui, en la que aparece un espejo muy similar. Dentro de esta misma categoría está el modelo de un galeón del siglo XV en relación con La flota holandesa en Goeree, de Willem van de Velve II, en la que aparecen navíos muy similares al que ha prestado el Museo Naval o un espejo de vestir vinculado a El espejo psiqué, de Berthe Morisot.



La coronación de la Virgen, 1592 y, a la derecha, Marc Chagall: La Virgen de la aldea, 1938-42

Antonio Saura y Rubens, John Singer Sargent y Eduardo Rosales, Equipo Crónica y Goya, Miró y Juan Gris, El Bosco y George Grosz o Lucio Fontana y Darío Villalba completan un recorrido especial que se podrá hacer hasta el próximo 17 de febrero y que viene diferenciado por grandes banderolas de color gris. "La colección del Thyssen es cerrada porque no se adquiere obra nueva y su instalación la llevó a cabo Tomás Llorens con el barón. Ahora hemos empezado a transgredir esa intocabilidad y la única manera de seguir iluminándola es a través de este tipo de intervenciones", ha concluido Solana.



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