Imagen de la exposición Los rostros del genio en el Palacio de las Alhajas

La polémica exposición Los rostros del genio, que se presenta en el Palacio de las Alhajas y la Biblioteca Nacional, está más cerca de la divulgación que de la erudición y busca acercar al hombre que hay detrás del artista.

"Los hombres geniales empiezan grandes obras, los hombres trabajadores las terminan". Son palabras de Leonardo da Vinci, un genio disléxico, bipolar y con déficit de atención que ponía en marcha muchos proyectos y abandonaba otros tantos. Durante su vida encadenó éxitos, también fracasos, y murió desdichado pero su intelecto le llevó a convertirse en el artista que conocemos hoy. Con la pretensión de bajarlo del pedestal, la exposición Los rostros del genio, que comisaría el televisivo Christian Gálvez y se presenta en el Palacio de las Alhajas y la Biblioteca Nacional, busca conocer al hombre que hay detrás del genio.



Todo lo que se muestra en el Palacio de las Alhajas son reproducciones de las obras del artista. Detrás de esta iniciativa está el propio Gálvez y la empresa privada Iniciativas y Exposiciones y la entrada tiene un precio de 14.50 euros. Artilugios interactivos que cobran vida en el móvil, pantallas luminosas y realidad virtual son los elementos a los que recurre esta exposición para celebrar el quinto centenario de la muerte de Leonardo. En la Biblioteca Nacional, sin embargo, se muestran los códices Madrid I y Madrid II, las únicas piezas "originales que hay del artista en España", precisa Ana Santos, directora de la institución. Aquí, el acceso es gratuito y el propio Gálvez ha corrido con el coste de las reproducciones de los inventos que Leonardo deja por escrito.



"Con esta muestra presentamos al hombre con sus luces y sombras, sus éxitos y fracasos", apunta Gálvez. Se trata, bromea el presentador y autor de varios libros sobre el genio, de "ponerle vaqueros para que todos puedan acceder a él". Las posibles caras de Da Vinci se proyectan en un gran cubo situado en el centro de la primera planta del Palacio de las Alhajas. La pieza, que cuenta con la banda sonora de Ara Malikian, aparece rodeada de los rostros luminosos y a gran escala de Andrea del Verrochio, Lorenzo de Médici, Sandro Botticelli, Ludovico Sforza, Nicolás Maquiavelo, Miguel Ángel Buonarrotti y Francisco I, coetáneos que miran con atención a Leonardo.



Vista de la exposición

En los pequeños escondites del espacio se distribuyen reproducciones de piezas como el Retrato de Ginebra de Benci, de Leonardo, el David de Verrochio o una de las patas del caballo de Sforza que nunca llegó a terminar. En la segunda planta del edificio se exponen las reproducciones de los 23 códices que se conocen. En este espacio el visitante se encuentra con varias maquetas de sus inventos que a través de una aplicación para el móvil se vuelven tridimensionales y cobran vida. Por otro lado, en la sala de anatomía, entre algunos dibujos se han instalado dos pantallas para que el espectador pueda verse como si fuera un dibujo de Leonardo.



Con todo, Gálvez se reserva para el final la pieza más polémica de toda la muestra, la Tavola Lucana que se viene por primera vez en España. Atravesando la galería de los posibles retratos del genio se encuentra con esta pequeña tabla que encontró en 2008 Nicola Bartelli y que dicen que reúne las condiciones para representar al artista florentino. Insignias propias de Da Vinci como Pinxit Mea (Mi pintura), la datación de la madera entre 1475 y 1515 y una huella dactilar parece que prueban que este es el rostro definitivo de Leonardo da Vinci. No obstante, no hay una opinión unificada al respecto.



En el hall de la Biblioteca Nacional

Imagen del Códice Madrid en la entrada de la Biblioteca Nacional

Muy distinta es la muestra en la Biblioteca Nacional. Segunda sede de Los rostros del genio, que cuenta entre sus fondos con los dos volúmenes del Códice Madrid. Piezas de incalculable valor que recogen algunos de los temas que dominó: ingeniería, mecánica, hidráulica o el arte. Pero estas dos obras estarán expuestas solo durante un mes, una medida tomada por el departamento de conservación para que no sufran más de lo necesario. Concluido este tiempo, durante el cual los dos códices se irán intercalando, serán sustituidos por sus facsímiles. Y en la escalinata del vestíbulo, que se abre al público por primera vez, "habrá reproducciones de algunas piezas que Da Vinci recoge en su códice", así como una reproducción de la cabeza del caballo de Sforza que el florentino no pudo terminar.



@scamarzana