Oskar Kokoschka: Autorretrato de un artista degenerado (detalle), 1937. © National Galleries of Scotland. Foto: Antonia Reeve
Se llamó Twentieth Century German Art. O sea, "Arte Alemán del Siglo XX". Fue una exposición para reivindicar la pintura perseguida en el III Reich que acogió Londres en 1938. Entonces había pasado ya un lustro de la toma del poder de Adolf Hitler. En lo artístico, aquello supuso el fin de quienes apostaban por una visión artística que no se identificara con los cánones del führer, un pintor en su día rechazado hasta en dos ocasiones por la Academia de Bellas Artes de Viena."Los líderes del nacionalsocialismo tenían una visión muy conservadora del arte. Hitler tenía un gusto especial por el arte del siglo XIX, el arte romántico, el arte de estilo neoclásico, un gusto muy académico", dice a El Cultural Martin Faas. Él es el comisario de la muestra berlinesa Londres 1938. Con Kandinksy, Liebermann y Nolde contra Hitler. Está dedicada a aquella excepcional exposición de arte moderno alemán de la que se cumplen 80 años en 2018 y que sirvió para exponer y ofrecer al mercado británico unas 340 obras de arte moderno alemán.
Como conjunto, "todavía es la exposición más grande que jamás haya habido en Londres de arte contemporáneo alemán", recuerda Martin Faas en su despacho de la Liebermann Villa, casa museo berlinesa del maestro impresionista alemán Max Liebermann. Ubicada a orillas del Wannsee, lago situado al suroeste de Berlín, la que fuera residencia de verano de Liebermann recuerda estos días y hasta el próximo 14 de enero la relevancia de aquella exposición en Londres.
Faas y compañía recogen 29 de las obras maestras mostradas en la capital británica en 1938. Las firmaban, entre otros, los expresionistas Max Beckmann, Emil Nolde, Franz Marc o Christian Rohlfs, el dadaísta Max Ernst, Lovis Corinth, quien se movía entre el impresionismo o expresionismo, el genial Paul Klee, además de, claro está, del propio Liebermann.
Paul Klee: Poison, 1932 © Zentrum Paul Klee, Berna / Vasili Kandinsky: Unknown Improvisation II, 1914 © Museum Boijmans Van Beuningen
Más que para servir de carta de presentación de los artistas germanos al mercado británico, la muestra de Londres presentaba, en realidad, un sonoro mensaje político. "La exposición tuvo un significado muy especial. Porque la intención de la muestra también fue algo político", según Faas. "Movilizó a artistas, museos de toda Europa y también a coleccionistas y marchantes de arte de todo el continente europeo que querían hacer una gran declaración internacional en favor de la libertad del arte y contra la política cultural de los nacionalsocialistas", añade.
Señalados por Hitler
No es casualidad que hasta 62 artistas que presentaron obra en Londres también estuvieran entre los señalados en la tristemente célebre muestra sobre "Arte degenerado" que acogiera Múnich un año antes. "Todos y cada uno de los artistas aquí representados sufren algún tipo de prohibición en la Alemania de Aldolf Hitler, ya sea por no ser arios o porque su trabajo no es representativo de los ideales del régimen de Hitler", escribía el periodista Robert Perkins Post para The New York Times desde Londres poco antes de la apertura oficial de la muestra de la capital británica.El mensaje político de la exhibición era inevitable. También lo fue que la muestra contara con el apoyo de Pablo Picasso, que había terminado un año antes su eterno Guernica. "Se puede decir que la exhibición de Londres fue una muestra de protesta", según Faas.
Esa respuesta al nazismo no habría sido posible sin la voluntad de marchantes de arte como el británico Noel Peter Norton, la suiza Irmgard Burchard y el alemán Paul Westheim. Los tres hicieron posible la muestra del arte alemán que los nazis consideraban "degenerado" e impropio del III Reich. Hubo diferencias en este trío de organizadores, del que terminaría saliendo Westheim. "Él estaba totalmente decidido para hacer algo totalmente político con la exposición. Pero los otros dos no", señala Faas. Prueba de que Norton y Burchard lograron imponer una visión menos beligerante de la muestra es el título de la exhibición. Ésta tuvo un nombre más bien neutro: "Arte Alemán del Siglo XX".
Casa museo de Max Liebermann en Wannsee, al suroeste de Berlín. Foto: Salvador Martínez Mas
"Tal vez se adoptó una actitud menos política para hacerlo más didáctico. En cualquier caso, esta visión, más de época, estaba justificada. El público inglés no estaba acostumbrado al arte alemán. Era algo totalmente nuevo", precisa el comisario de la casa museo de Max Liebermann. Esas ideas, sin embargo, conviven con una clara conciencia de los organizadores sobre lo que ocurría en la Europa de finales de los años 30. "El arte tiene sus disciplinas, pero éstas surgen de la mente del artista y no pueden ser impuestas por el deseo de indoctrinar de un jefe de Estado", se lee en el catálogo de la exposición londinense.También fueron especialmente cautos los organizadores de la exposición a la hora de referirse a las obras de arte. Los nombres de las pinturas fueron traducidos al inglés a la mínima expresión. "Composición", "Escena en la calle", "Verano" o "Niños jugando" son algunos de esos nombres. Del mismo modo, los organizadores de la muestra de Londres casi evitaron nombrar a quién pertenecían las obras. Norton y compañía no querían señalar con claridad a las personas que hicieron llegar los cuadros. "Se mantenía así su anonimato y se lograba protegerlos. Así, dejaban de ser reconocibles sus nombres, porque esos propietarios, marchantes o coleccionistas que habían cedido las obras se habían posicionado contra el III Reich y el nacionalsocialismo", afirma Faas.
Una exposición sobre una exposición
Por eso, una de las obras que ocupan un papel central en la exposición, un retrato de Albert Einstein de Liebermann con fecha de 1925, se decía en Londres que pertenecía a una "colección privada". Con el tiempo ha podido saberse que pertenecía a Martha Liebermann, la viuda del maestro impresionista. Ese lienzo fue de los pocos que pudieron venderse en 1938. En ese caso concreto, a la Royal Society del Reino Unido. Esta institución no ha cedido la obra para la muestra berlinesa, por lo que sólo puede verse una reproducción del retrato de Einstein.Max Liebermann: Profesor Albert Einstein (detalle), 1925
"Wasensteiner ha identificado los cuadros que fueron expuestos, los marchantes y coleccionistas participantes. En detalle, todo esto eran cosas que no se sabían", plantea Faas. "Pero su estudio y el avance del campo del origen de las obras de arte ha permitido que se puedan generar las piezas que le faltaban al puzzle", añade.
De ahí que en las muestra berlinesa estos días, bajo las obras de Klee, Liebermann o Kandinksi o Nolde, se precise información sobre quién llevó esa obra a la muestra de Londres. Fueron coleccionistas, juristas, abogados o académicos. En muchos casos, eran expatriados a la fuerza o perseguidos en tiempos del nacionalsocialismo. Todos contribuyeron a responder en Londres a Hitler y su reducida visión del arte.
@SmmEnBerlin