Alejandro Cesarco: Der Familienroman (The Family Novel) 1

Parra & Romero. Claudio Coello, 14. Madrid. Hasta el 2 de febrero. De 6.000 a 35.000 euros / Espacio Mínimo. Doctor Fourquet, 17 Madrid. Hasta el 19 de enero. De 2.500 a 10.500 euros / Espositivo. Palafox, 5 Madrid. Hasta el 15 de diciembre

Hay exposiciones que esconden bajo su apariencia silenciosa un sinfín de historias. Fotografías en diferentes tamaños de Alejandro Cesarco (Montevideo, 1975) es una de ellas y habla de cómo se organiza y presenta la información pero sin desvelarlo todo. Una imagen de su estudio nos da la bienvenida a la galería Parra & Romero con varios libros reposando sobre una mesa. Están casi al alcance de nuestra mano pero no podemos leer sus títulos, ni tampoco distinguir el autor de las láminas que cuelgan de la pared. Esta ausencia se repite en las dos fotografías de la lista de obras de la retrospectiva de Sherrie Levine en el Whitney Museum. Consigue Cesarco transformar los objetos en palabras de la misma manera que la New York Library Picture Collection, a la que dedica dos sus series, organiza con categorías a veces sorprendentes su colección de imágenes. Las referencias a otros autores, artistas y a su propia familia son constantes. Ya lo veíamos en su propuesta A nuestros padres en la última Bienal de São Paulo, donde ha sido uno de los siete comisarios-artistas.



Ana Vigidal: Tanto fijé mis ojos (2018), en Espacio Mínimo

Ana Vigidal (Lisboa, 1960) atrapa en sus collages reproducciones de obras de arte, ilustraciones sacadas de periódicos, carátulas de discos, trozos de bolsas y otros tantos materiales que amplía, superpone, pega y emborrona con su pintura. A veces -cuenta- se arrepiente de haber ocultado los detalles de estas pequeñas historias múltiples, pero es parte del juego y del sinfín de interpretaciones que consigue desencadenar. Se define como pintora, aunque trabaja también con otros medios. Espacio Mínimo nos regala su segunda exposición en la galería, un afinado diálogo entre la alta y baja cultura, su contexto social, el paso del tiempo y la importancia de la memoria. Una buena ocasión para ver su trabajo fuera de Portugal. Los tondos con viejas páginas de álbumes de fotos son una maravilla.



Vista de la exposición ARENA en Espositivo

ARENA es también una conversación entre tres artistas plagada de contagios. Todo gira en torno a este material con el que jugábamos de pequeños, el mismo que se nos cuela en el calzado al ir a la playa y que cubría el suelo de los anfiteatros romanos. El resultado ha traído consigo varias mutaciones: Esther Gatón (Valladolid, 1988), una de las escultoras más interesantes de su generación, ha dejado el poliespam para investigar con la cerámica, del mismo color negruzco que las estructuras modulares de Ana Fontecha (Madrid, 1990). Las formas de esta última reproducen las de los areneros y dialogan, además, con el techo de la sala de Espositivo, irregular y lleno de escalones y recovecos. El broche final lo pone Florence Sweeney (Londres, 1991) con un fantástico rollo de látex que recorre y pende del techo. El color conecta todas las piezas, la arena como pigmento pero también como materia prima en uno de los espacios más frescos de la ciudad. Imprescindible para tomarle el pulso al arte joven en Madrid.



@LuisaEspino4