Arata Isozaki

El arquitecto, teórico y urbanista Arata Isozaki (Oita, Japón, 1931) recibe el Premio Pritzker por "su profundo conocimiento de la historia y la teoría de la arquitectura. Ha abrazado la vanguardia y nunca se ha limitado a copiar el status quo, sino que su búsqueda de arquitecura significativa se ha reflejado en unos edificios que, hasta la actualidad, desafían las categorizaciones estilísticas y están en constante evolución", ha resaltado el jurado.



Isozaki, reconocido como un visionario entre sus compañeros internacionales, siempre ha tenido un enfoque progresista y un profundo compromiso con el "arte del espacio" que se ha evidenciado desde la década de los 60. El arquitecto, que ha trabajado en más de 100 edificios en Asia, Europa, América y Australia, ha sido reconocido por facilitar el diálogo entre el este y el oeste, por reinterpretar las influencias globales a través de la arquitectura y por apoyar el desarrollo de las generaciones más jóvenes.



Sus primeros éxitos se produjeron los años posteriores a la ocupación aliada de Japón. "Quería ver el mundo con mis propios ojos así que viajé por todo el mundo al menos diez veces antes de cumplir los 30. Quería sentir la vida de personas en diferentes lugares y visité extensamente Japón, pero también el mundo islámico, los pueblos en las profundas montañas de China, el sudeste asiático y las ciudades metropolitanas de Estados Unidos. Intentaba encontrar cualquier oportunidad para hacerlo y mientras tanto me seguía cuestionando qué es la arquitectura", dice el premiado.



Domus: La Casa del Hombre en La Coruña. Foto: cortesía de Hisao Suzuki

Este urbanista fue uno de los "primeros arquitectos japoneses en construir fuera de Japón durante un momento en el que las civilizaciones occidentales influían en las del este, haciendo que su arquitectura, que estuvo claramente marcada por su ciudadanía global, sea realmente internacional", ha comentado Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt. "En un mundo global, la arquitectura necesita esa comunicación", ha recalcado.



Isozaki se graduó en la Universidad de Tokio en 1954 y empezó su carrera como aprendiz de Kenzo Tange (Premio Pritzker 1987). Fundó el estudio Arata Isozaki & Associates en 1963, cuando el país necesitaba recomponerse tras la Segunda Guerra Mundial. "Para encontrar la manera más adecuada de resolver estos problemas, no podía ceñirme a un solo estilo. El cambio era algo constante. Paradójicamente, esto se convirtió en mi estilo". Sus trabajos, aunque parecen geométricamente simples, están acompañados de teoría y propósito, empezó a nivel local con varios edificios en su ciudad natal y en Fukuoka pero en seguida se expandió por Gunma, Osaka y Tokio. Algunos de sus primeros edificios fueron la Oita Prefectural Library (Oita, Japón, 1962-1966), Expo '70 Festival Plaza (Osaka, 1966-1970), The Museum of Modern Art de Gunma (1971-1974) y el Kitakyushu Municipal Museum of Art de Fukuoka (1972-1974).



Qatar National Convention Center. Foto: cortesía de Hisao Suzuki

Su primer encargo internacional fue el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles (1981-1986). Geográficamente fue un desafío pero el edificio de arenisca roja de la India se resolvió gracias a la concienciación de Isozaki sobre la escala a través de un conjunto de volúmenes en el que usaba la teoría del ying y el yang. El arquitecto es, además, autor de edificios como el Ceramic Park Mino (Gifu, Japón, 1996-2002), el Palau Sant Jordi (Barcelona, 1983-1990), el Kitakyushu City Museum of Art (Fukuoka, Japón, 1972-1974), Tsukuba Center Building (Ibaraki, Japón, 1979-1983), Art Tower Mito ( Ibaraki, 1986-1990), Nara Centennial Hall (Nara, Japón, 1992-1998), Pala Alpitour (Torino, Italia, 2002-2006), Himalayas Center (Shanghai, China, 2003-2013 ), Allianz Tower (Milán, 2003-2014), Qatar National Convention Center (Doha, Qatar, 2004-2011) y el Shanghai Symphony Hall (Shanghai, China, 2008-2014).



La combinación de la universalidad y la identidad local se evidencia en soluciones interdisciplinarias que reflejan su sensibilidad ante las necesidades contextuales, ambientales y sociales. En España también ha dejado su huella: el Palau Sant Jordi (Barcelona, 1983-1990), La Domus o Casa del Hombre de La Coruña (1995), el Parque Universitario de Santiago de Compostela (1995), el Pabellón Polideportivo de Palafolls (Barcelona, 1996), el Parque de La Muntanyeta(Barcelona, 2000), el patio de CaixaForum Barcelona (2002), el complejo de siete edificios conocido como Isozaki Atea en Bilbao (2009) o el parque empresarial D-38 de Barcelona (2011).