Cuatro esculturas de Giacometti junto a Las meninas
El Museo del Prado reúne una veintena de obras del escultor en Alberto Giacometti en el Museo del Prado, una exposición que distribuye su trabajo en las salas más importantes de la pinacoteca. Giacometti, que nunca visitó la pinacoteca, hace un paseo póstumo en el Prado con algunos de los artistas a los que admiró.
Aunque el artista nunca visitó el Museo del Prado en persona, sí conoció algunos de sus fondos. Fue en 1939 en Ginebra, ciudad a la que se había trasladado una parte de la colección del museo para evitar que fuera bombardeada durante la Guerra Civil. Entonces, bajo el título Chefs-d'oeuvre du Musèe du Prado, se reunieron obras de algunos de los maestros que habitualmente aquí descansan. "Al invitar a Giacometti no queríamos que sus piezas estuvieran juntas en un solo espacio sino que se situaran distribuidas en diferentes salas", ha comentado Miguel Falomir, director del Museo del Prado. Y esos puntos vitales son los espacios consagrados a Velázquez, El Greco, Zurbarán, Tintoretto o Tiziano, aunque, según se dice, este último no fue uno de sus preferidos.
El conjunto Mujeres de Venecia se muestra junto a Tintoretto
Cuando Giacometti se trasladó a París se cobijó al calor del cubismo y el surrealismo pero su escultura pronto adquirió un lenguaje diferente al de estas vanguardias. La figura humana fue la gran preocupación de un escultor que se relacionó, según Carmen Giménez, comisaria de la exposición, "con el existencialismo, a mitad de camino entre el todo y la nada". La primera parada de este recorrido es la sala 12, donde Giacometti se encuentra con Las meninas en una "prolongación del juego de espejos" que plantea nuestro pintor barroco. Las piezas que iban a formar parte de aquella Piazza en Nueva York no dialogan con Velázquez sino que plantean su propia conversación, como un visitante más del museo.Frente a la pintura Carlos V en la batalla de Mühlberg de Tiziano, Giménez ha colocado El carro, una obra en la que representa a una mujer encaramada sobre dos ruedas. La escultura, suspendida entre el movimiento y la quietud, el avance y la retirada, "está inspirada en civilizaciones pasadas como la sumeria y transmite el silencio y la profundidad del propio Giacometti", anota Giménez. Mujer de pie, una de las más antiguas del artista e inspirada en la estética egipcia, se presenta frente a las obras de un Greco en cuyos trabajos finales "los personajes son altos y verticales", lo que crea cierto paralelismo entre el artista suizo y el cretense.
Quien sí fue uno sus pintores predilectos es Tintoretto y junto a su casi cinematográfico Lavatorio reposa el corpus Mujeres de Venecia que Giacometti presentó en la Bienal de Venecia de 1956. Este es uno de los pocos casos en los que el escultor se manifestó satisfecho con su obra. Siempre había algo que mejorar y parecía que "su objetivo y el resultado nunca se correspondían". Era una eterna lucha. Sin embargo, este conjunto fue la culminación del estudio de la figura humana, algo que lo mantuvo en vilo durante mucho tiempo.
Las figuras alargadas de Giacometti en consonancia con las obras finales de El Greco
Y aunque Giacometti no entabla conversación con Goya, una de las cuatro mujeres alargadas, rugosas y filiformes del escultor divisa, a lo lejos, La familia de Carlos V del maestro zaragozano. Quizá no dialoguen pero esta sí parece una guardiana que vigila las salas centrales del Museo del Prado.
@scamarzana