Nueva York, 1984. El MoMA inaugura An International Survey of Painting and Sculpture, un repaso de lo "más significativo" del arte contemporáneo de esa última década. Entre los 169 artistas participantes, sólo trece son mujeres. Los números son de las Guerrilla Girls que se agolparon en las puertas del museo y empapelaron las calles de pósters reivindicando una representación femenina más justa en los museos. 35 años después, las cifras no son muchísimo mejores. En las colecciones de los museos de Estados Unidos el 87 % de los artistas son hombres (y el 85 % blancos) lo que deja un hueco de 13 % de mujeres. De todos ellos, el MOCA de Los Ángeles es el que sale más airoso con casi 25 % de representación, seguido del Whitney Museum of American Art, con un 22 %. Y, ya bastante alejado, el MoMA alcanza un 11 %. Este último acaba de cerrar sus puertas para rematar la ampliación de su espacio (nada menos que 12.000 metros cuadrados extra) y reestructurar la presentación pública de su colección. Se inaugurará el 21 de octubre y, avanza su director, Glenn D. Lowry, que "prestará especial atención al arte de nuestro tiempo y hará hincapié en que la historia del arte no se puede ver desde un único punto de vista".
Muy cerca, Max Hollein, director del Metropolitan Museum (con un 7,3 % de artistas mujeres en su colección), explica esta desigual proporción apoyándose en la propia historia de las colecciones. "Muchos centros beben del concepto de los museos enciclopédicos de la Ilustración que trataban de reunir en un mismo lugar a todas las culturas del mundo, contando una historia lineal desde una visión muy eurocéntrica. Esa visión, por supuesto, está completamente desactualizada en nuestra era de la globalización y la interconectividad. No hay una historia de la creatividad y de la cultura, sino muchas narraciones diferentes que se entrecruzan. En el Metropolitan estamos explorando estos conceptos y preguntas a través de nuestras exposiciones". Además, en la última muestra de la colección se ha prestado especial atención a figuras menos conocidas como Helen Torr y Elizabeth Catlett dentro de Reimagining Modernism: 1900-1950.
Compras de creadoras
Entre todos, la delantera la lleva el Moderna Museet de Suecia. Cuentan con obra de 1.407 artistas mujeres y 5.427 hombres, es decir, aproximadamente el 25 % de obras las firman mujeres, algo que –a tenor de las cifras de los museos que hemos consultado– es el mejor escenario posible por el momento. "Hay que tener mucho cuidado con esto números –advierte Ann-Sofi Noring, su directora–, nuestra colección empieza con Duchamp, Picasso y Matisse. ¿Pero dónde estaban las mujeres artistas en 1900? Obviamente no entre los chicos que sentaban cátedra y que coleccionaban. ¿Podemos corregir la historia? Sí y no. Hace 25 años dejamos nuestro edificio durante casi dos años para terminar sus obras de remodelación, pusimos en marcha un programa de adquisiciones centrado en obras de mujeres de las primeras décadas del XX. Conseguimos cinco millones de euros (la mayoría de procedencia privada) y compramos piezas de Ljubov Popova, Louise Bourgeois, Judy Chicago, Lee Lozano y muchas otras. Las instalamos nada más volver al edificio en lo que fue una vuelta de tuerca total por la que recibimos muchas críticas. Fue muy importante incluir, por ejemplo, a mujeres que estaban en activo en la Rusia de 1900. Eran todos muy camaradas pero pocos nombres habían trascendido. También fue muy especial instalar el Car Hood de Judy Chicago junto a Andy Warhol y James Rosenquist, dentro del contexto del Arte Pop. Ahora, en 2019, estamos en plena revisión, de nuevo, y presentando la colección en varias entregas en las que hemos conseguido un equilibrio 50-50, aunque que casi todos los movimientos artísticos modernos estuvieron dominados por hombres es un hecho".
Pocos años después de la reapertura del Moderna Museet, el Pompidou protagonizaba uno de los mayores hitos en la revisión de una colección e inauguraba en 2009 elles@centrepompidou. Por primera vez un museo dedicaba el 100 % de su espacio a una exposición de su colección basada en estrictos criterios de género. Pintoras, escultoras, videoartistas, cineastas, diseñadoras y arquitectas organizadas por bloques temáticos en un proyecto vivo que se iba revisando y al que se incorporaban añadidos cada seis meses. Veinte años después, su colección cuenta con 200.000 obras (17 % de mujeres artistas), 2.000 de ellas expuestas en estos momentos (el 25 % de mujeres).
"No hay una historia de la creatividad, sino muchas diferentes que se entrecruzan", Max Hollein (Metropolitan)
También es un referente la Tate Modern, aunque al compartir su colección entre los cuatro centros es más difícil analizar sus números. Consta de más de 75.000 obras que cubren un periodo de 500 años. "Cambiar la proporción global de obras de mujeres artistas en la colección de la Tate es un proceso lento –subraya Ann Gallagher, jefa de la colección de arte británico desde 1900– pero el progreso es evidente. Si analizamos nuestros fondos de obras anteriores a 1900, solo alrededor del 5 % de los artistas son mujeres. Eso se eleva a un 20 % en las piezas realizadas después de 1900, y crece nuevamente a un 37 % en las de artistas nacidos después de 1965. Prestamos atención no sólo a artistas muy conocidas –Barbara Hepworth y Louise Bourgeois, entre ellas– sino también a otros nombres como la pintora del siglo XVII Mary Beale, de la que acabamos de adquirir obra".
Fuera de los almacenes
¿Y cómo conseguir que las cifras sean cada vez más equilibradas? Desde el Moderna Museet ponen el foco en la importancia no sólo de las presentaciones de la colección, sino en el acercamiento de todo el programa del museo: las actividades educativas, publicaciones, y las exposiciones temporales. Sobre la mesa, también, el eterno debate: discriminación positiva, ¿sí o no?. "Nosotros recibimos duras críticas en su momento por nuestra política de adquisiciones y el tiempo nos ha dado la razón: nadie puede poner en cuestión hoy la importancia de obras de nuestra colección".
No hay que perder de vista la importancia de las exposiciones temporales. Muchas de las adquisiciones se fraguan aquí. En nuestro radar no pueden faltar las propuestas del MASP de São Paulo, un museo histórico (con obras que van desde las culturas precolombinas) que está trabajando, con Adriano Pedrosa desde una perspectiva muy contemporánea. Organiza sus exposiciones y seminarios por "relatos". El 23 de agosto inauguran Historias de mujeres, con obras que van del Renacimiento al impresionismo, e Historias feministas, con artistas que han reflexionado sobre este movimiento a lo largo del siglo XXI. Irán acompañadas de proyectos individuales de Tarsila do Amaral, Lina Bo Bardi, Leonor Antunes y Gego, entre otras. "Desgranar nuestros números no es nada fácil –apunta Mariana Leme, comisaria del museo– sabemos que las urnas de los Marajoara las hicieron mujeres, pero no sus nombres, y lo mismo pasa con los textiles precolombinos". Destaca Picture Gallery in Transformation, un programa del centro que trabaja en mejorar la visibilidad de las mujeres. Incluye obras de la colección y préstamos y se cambia con mucha frecuencia (a veces hasta semanal). "Hay que tener en mente que no sólo es importante el número de mujeres en la colección sino también el número de las expuestas en las salas". En este sentido, el MALBA de Buenos Aires, por ejemplo, pasó durante los años del español Agustín Pérez Rubio en la dirección de un 17 a un 46 % de obra de mujeres de la colección expuesta. Algo que desde museos como el MUAC de México miran con "envidia". Cuauhtémoc Medina, su comisario jefe, reivindica la implantación de instrumentos legales para apoyar esa discriminación positiva. "Las artistas mujeres son el 18 % del total de nuestra colección, y el 73 % se adquirió después de 2005, fecha en la que se comenzó a armar la colección del MUAC de manera razonada. Intentamos hacer una programación numéricamente equilibrada, sin embargo, no es todo el tiempo igualitaria en relación a metros cuadrados ni a la importancia percibida de las muestras. Exposiciones como las de Teresa Margolles, Tania Bruguera, Cabello/Carceller y Zaha Hadid, entre otras, han contribuido de manera significativa a cambiar la cultura machista del arte local y del público".
"Fuimos criticados por nuestras adquisiciones y el tiempo nos ha dado la razón", Ann-Sofi Noring (Moderna Museet)
¿Y en España? De los 4.697 artistas del Reina Sofía, sólo 629 son mujeres. El 14,5 % (hace diez años era un 10 %). "La colección –explica Rosario Peiró, directora del departamento– empieza a formase a principios del siglo XX, y como tal responde a un siglo de adquisiciones en las que la mujer artista estaba claramente infrarrepresentada. Desde 2008 trabajamos en reescribir el canon histórico proponiendo nuevas y plurales historias más inclusivas. Entre nuestras estrategias a corto plazo, destaca dar visibilidad a artistas de la colección antes no representadas. Se han creado salas específicas como la de Josefa Toldra, Ángeles Santos y acabamos de inaugurar una de mujeres en la órbita del Pop español. A medio plazo, se ha buceado en periodos de la historia del arte español poco representados en la colección, con el ánimo, entre otras cosas, de conocer el papel de las mujeres artistas en los mismos, presentarlas junto a sus coetáneos y poder entender la época de manera inclusiva y con acentos diferentes. Lo vemos en la exposición Encuentro con los años 30 donde se localizó y adquirió obra de Pitty Bartolozzi y en Campo Cerrado, con la obra de Nanda Papiri o Nelly Tejero. Y a largo plazo, se está realizando un programa de patrimonialización de obras de mujeres artistas que abarca desde el principio de siglo a nuestros días. Este es un trabajo fundamental y nada fácil cuando nos referimos por ejemplo a mujeres de la modernidad en España cuya obra es muy escasa y sin presencia en el mercado. Rosario de Velasco, Maruja Mallo, Ángeles Santos, son artistas fundamentales".
Entre los proyectos que tienen entre manos, una nueva presentación de la colección en 2021 y una relectura del exilio español en la cuarta planta que tendrá como piedras angulares a figuras como María Zambrano y Maruja Mallo.
Experiencias en España
Otros ejemplos de museos que cuidan la adquisición de obras de mujeres y su presentación son el IVAM de Valencia, el MUSAC de León y el CAAC de Sevilla. Ninguno de ellos cuenta con una colección permanente sino que la revisan constantemente a través de exposiciones temporales. Cuenta José Miguel Cortés, director del IVAM, que cuando llegó al museo en 2014, el porcentaje de mujeres en la colección era de un 14%, y que en 2015 y 2016 las adquisiciones subieron al 50% y este año al 60%. Han programado muchas exposiciones temporales dedicadas a mujeres relevantes (Annette Messager, Helena Almeida, Ángeles Marco, Susana Solano, Dora García…) y también muestras colectivas centradas en temáticas feministas como A Contratiempo. Medio siglo de artistas valencianas 1929-1980. "Está muy asumido en todas las presentaciones de nuestra colección que la presencia de artistas mujeres debe ser, como mínimo, similar a la de los hombres –apunta–. En Tiempos Convulsos. Historias y microhistorias en la colección del IVAM, la presencia de ambos sexos es muy similar".
"No sólo es importante el número de mujeres en la colección sino en las salas de exposiciones", Mariana Leme (MASP)
Lo mismo ocurre en el CAAC de Sevilla. Desde el 2010 han programado 37 exposiciones individuales de artistas mujeres frente a 32 de hombres y las adquisiciones de obra han sido similares. "Aun así estamos lejos de conseguir la paridad en la colección –añade su director, Juan Antonio Álvarez Reyes– porque el pasado no lo podemos cambiar, la colección se empezó a formar en los años setenta del pasado siglo y ha sido durante cuarenta años eminentemente masculina". Hasta abril de 2020 se puede visitar Nosotras, de nuevo, un recorrido por las adquisiciones de estos últimos años. "Hace referencia con su título a dos exposiciones precedentes, elles@centrepompidou y Nosotras, de 2010, con la que analizamos nuestra propia colección en cuanto a género. Nosotras, frente a ellas, porque no sólo se buscaba ser afirmativos e inclusivos, sino también porque entendemos que el papel de las mujeres artistas en el arte de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI (periodo que abarcamos en el CAAC) no ha sido en absoluto subalterno. Son todas obras importantes de artistas internacionales, nacionales y andaluzas, algunas de ellas claves en la historia del activismo feminista. Como ejemplos, el conjunto de las Guerrilla Girls, la instalación de Angela Melitopoulos, que estuvo en documenta 14, o las también instalaciones de las artistas andaluzas Inmaculada Salinas, María Cañas, Leonor Serrano y Gloria Martín".
Y el que mejor parado sale en números es el MUSAC, con un 31,5 % de artistas mujeres en su colección, sensible desde su inauguración en 2005 a estas cuestiones. En su primera muestra, Emergencias, estaba presente el tema de la discriminación por cuestiones de género en las obras de artistas como Pilar Albarracín, Joana Vasconcelos, Marina Núñez y Tracey Moffat. Las adquisiciones son paritarias (en 2018 de más mujeres que hombres). El 28 de septiembre inauguran Monocromo género neutro, que reunirá el trabajo de un amplio grupo de mujeres artistas que trabajaron desde la abstracción geométrica, racional y conceptual, "un campo 'reservado' por la historia heteronormativa y patriarcal al creador masculino", cuenta Manuel Olveira, su director. Será esta otra investigación sobre la participación de artistas mujeres en los movimientos de vanguardia. Como escribieron Ann Sofi Noring y Daniel Birnbaum en una publicación del Moderna Museet, "la historia del arte no está tallada en piedra, sino que la estamos reescribiendo constantemente entre todos los que investigamos sobre ella y organizamos exposiciones, y el público que la mira desde nuevos ángulos".