No es la primera vez que la Fundación María Cristina Masaveu Peterson (FMCMP) se aloja en la ciudad. Ya lo hizo el pasado mes de diciembre con nombre de mujer, Julia, de la mano de Jaume Plensa. Ahora, no muy lejos de aquella, inaugura sede propia en la calle Alcalá Galeano con una exposición que, desde Goya hasta el modernismo, recorre las obras de algunos de los pintores españoles más importantes del siglo XIX. Concebida como una muestra de “largo recorrido”, según nos cuenta la directora del espacio, Ester Rodríguez, piezas de Federico Madrazo, Sorolla, del que la colección exhibe un total de 25 pinturas, Zuloaga, Ramón Casas o Angada Camarasa, entre otros muchos, se dan cita en esta exposición comisariada por Javier Barón.
Pintura española del siglo XIX. De Goya al modernismo, así se titula, está compuesta por un total de 117 pinturas, de las que 80 pertenecen a la colección privada de la familia Masaveu, propietaria de uno de los fondos artísticos privados más importantes de España. “A lo largo de la exposición –indica Rodríguez- verán que además de las piezas de la colección hay obras de la Fundación que se han ido adquiriendo para completar el recorrido”.
En este sentido, añade su comisario, la muestra es “fruto de una labor coleccionista continuada, en la que tuvo especial relevancia la figura de Pedro Masaveu Peterson, el hermano de María Cristina, que adquirió todo el núcleo de Sorolla y algunos de los cuadros más relevante. Esta labor complementaria ha permitido con el paso de los años contar con un núcleo muy importante de artistas del siglo XIX español. En general las colecciones son mucho más amplias pero esta parte en concreto es bastante elocuente y bastante exhaustiva”, reflexiona.
De Goya al último tercio de siglo
La muestra que arranca con Banderilleros (1793) de Francisco Goya, un retrato de Agustín Esteve de Francisco de Borja Téllez-Girón y varias obras de Zacarías González Velázquez y Vicente López, está marcada en este inicio además por los paisajes de Manuel Barrón o Eugenio Lucas Velázquez y los retratos de Federico de Madrazo y Carolus-Duran, “el único artista no español” incluido en la exposición. Autor de El pintor Francisco Bushell, una de las obras inéditas, adquirida en Subastas Segre en 2018, “este cuadro tan menor es sin embargo una obra muy interesante del artista francés”, puntualiza Javier Barón, que pasó “parte de su vida en Toledo y Madrid”, y fue “maestro de algunos pintores como Ramón Casas o amigo del propio Bushell”. A este primer bloque pertenece además un Rosales, Aldeanas de las cercanías de Roma, que permanecía “en paradero desconocido desde hace más de cien años”. Aparecido sin marco y adquirido bajo subasta en Madrid, “es un ejemplo de recuperación de una pintura interesante de una época del artista menos conocida que la época final de su vida”.
A continuación, el recorrido continúa con el último tercio del siglo, “en un momento en que la pintura adquiere una complejidad creciente y hay varios estilos y varias corrientes”. Géneros como el histórico con pintores como Francisco Domingo o Ignacio León y Escosura, pero también obras de Carlos de Haes, Martín Rico o Mariano Fortuny, en su vertiente más realista, o de Aureliano de Beruete, José Moreno Carbonero o Eliseo Meifrén, en la naturalista, ocupan esta sección y prueban ese gusto por las atmósferas luminosas tan "característico" de la colección. "Ese gusto por la pincelada amplia y la captación de la luz –analiza su comisario- explica que su núcleo sea justamente la pintura de Sorolla pero también da lugar a que aparezcan otras obras sorprendentes como la de Meifrén, las de Cecilio Pla o los de Beruete, como ese paisaje de Grindelwald que él hace en apenas una sesión”.
Antes de llegar a Sorolla, una última sala recorre distintas imágenes de mujeres desde las clases más humildes como ¡Loca!, de José Jiménez Aranda o Niña valenciana en Domingo de Ramos, de Ignacio Pinazo, hasta las clases altas como la obras de Dionisio Baixeras, José Villegas o la pintura de Fernando Álvarez de Sotomayor, Los señores de Saridakis, en “una de las primeras visiones de protagonismo de coches que tenemos”, apunta.
Sorolla, el plato fuerte
Pero posiblemente, el núcleo más importante de la colección, el corazón de la sede de la Fundación, sea el dedicado a Joaquín Sorolla, por quien Pedro Masaveu Peterson sentía verdadera devoción hasta el punto de que “esta es la tercera colección del mundo más conocido de Sorolla”, enfatiza Barón. No en vano, el coleccionista llegó a atesorar hasta casi medio centenar de sus pinturas, de las cuales 25 se encuentran exhibidas para la ocasión. Desde La reina doña Mariana de Austria (1884), “la mejor imitación de Velázquez en su primera juventud, en la que ya se puede apreciar cómo estudiaba a este maestro” hasta los grandes cuadros de Cosiendo la vela, los paisajes de las playas de Valencia, los tres estudios de ¡Triste herencia! o los retratos como Mi mujer y mis hijas en el jardín, El remero o El actor francés Ernest Coquelin Cadet, permiten al espectador recorrer la obra y evolución del artista en algunas de sus vertientes.
Finalmente, varias piezas de Zuloaga, Evaristo Valle, Julio Romero de Torres o la última obra que pintó Dario de Regoyos, completan esta exposición que concluye con el Modernismo y el Postmodernismo de Cataluña con creaciones de Santiago RusiÑol, Ramón Casas o, otro de los núcleos fuertes de la colección, Hermen Anglada-Camarasa
El Silencio de Jaume Plensa
Ubicada en un antiguo palacete de 1920, que fue además hotel, los arquitectos Rafael Masaveu y Carolina Compostizo han rehabilitado este edificio para el que se han conservado aquellos elementos de protección especial como la fachada principal o su escalera de caracol.
En su patio, visible desde varias plantas, luce la inmensa escultura de Jaume Plensa, Silencio, de 14 metros de altura. Se trata este de “un proyecto de creación artística”, para la que el artista sólo tuvo una condición: el espacio. “Él ha concebido esta pieza, dos metros más alto que Julia, y es la primera vez que hace un relieve de estas dimensiones. La obra la ha titulado Silencio, es una niña, al igual que Julia, tapándose el rostro, que invita al recogimiento –explica Ester Rodríguez-. El material es el mismo, luego lo pinta con una pintura que está realizada a base de polvo de mármol”.
Su pieza, junto a la de Blanca Múñoz, Altiva, colgada del hall, son las dos únicas obras encargadas para la apertura de esta nueva sede que, explica su directora, ha sido creada “con la intención de obtener un espacio en el que poder hacer difusión de todas las actividades de la Fundación en torno a sus tres pilares fundacionales: la cultura, la investigación y la formación”.
La FMCMP es una fundación española cultural privada sin ánimo de lucro creada en 2006 por María Cristina Masaveu y cuenta con la gestión de la colección de la familia Masaveu, a la cabeza de un grupo empresarial radicado en Asturias. Para la inauguración del centro, junto a esta iniciativa de puertas abiertas de la exposición Pintura española del siglo XIX. De Goya al modernismo, que finalizará el 5 de enero, se incluye un servicio de audioguía gratuito además de 17 visitas guiadas a la semana y una conferencia, el 5 de noviembre, impartida por Javier Barón. Concebida como una muestra de largo recorrido “porque es una colección, la del siglo XIX, que no se ha visto, el siguiente proyecto será de la colección Masaveu pero del siglo XX”, anuncia Rodríguez.