Ante todo, diálogo. Esta es la principal petición que hacen los agentes del arte contemporáneo para llevar a cabo las buenas prácticas dentro del sector. Hablar del Estatuto del Artista, de la relación entre creadores, galerías e instituciones y avanzar en el cumplimiento de las buenas prácticas en museos y centros de titularidad pública de la Comunidad es el objetivo de Madrid Contemporánea II, una jornada promovida por el IAC en la que participan los representantes de diversas asociaciones. Hablamos con Lucía Mendoza, vicepresidenta del IAC Madrid, Rocío Asensi, vicepresidenta de Artistas Visuales Asociados de Madrid (AVAM) y Lola Díaz, vicepresidenta de Mujeres en las Artes Visuales (MAV), sobre algunos de los problemas más urgentes y sus posibles soluciones.
El punto de partida de la jornada, que tiene lugar en el Auditorio de la Sala Alcalá 31, es el informe Propuestas para la ampliación del Documentos de Buenas Prácticas en Museos y Centros de Arte que surgió de la primera edición. Tras aquella cita, tal y como apunta Lucía Mendoza, surgieron propuestas para ampliarlo. Aunque entonces pudieron comprobar que la salud de las instituciones públicas es buena, también observaron algunas querencias relacionadas con “la publicidad, el protocolo de recepción de proyectos de artistas o la facilidad de encontrar información”, detalla Mendoza. De hecho, se aconsejó al Ayuntamiento de Madrid “la creación de un Consejo de Cultura, en lo que están trabajando actualmente”.
Pero, ¿cuál es la relación entre creadores, galerías e instituciones? “Existe cierta barrera entre lo público y lo privado que es difícil de acomodar. Cuando una institución quiere hacer una exposición de un artista normalmente contactan directamente con el creador y no con la galería que lo representa”, se lamenta Mendoza. En este sentido, los galeristas reclaman “la cortesía de un diálogo porque somos nosotros quienes llevamos años promocionando, llevando a ferias o presentado a concursos a los creadores que, a su vez, son quienes nutren la programación pública”.
También se hablará de las adquisiciones o de las programaciones de los centros, lo que se convierte en “la identidad de todos”. Una comunicación más fluida, incide, sería “productivo porque, como siempre, repercute en el público. Cuanto más completo sea el trabajo y más agentes intervengan mejor será el resultado”, añade Mendoza. En la actualidad trabajan para que haya profesionales en los equipos de las administraciones porque “es una pena que se gaste dinero público en programaciones que no aportan nada nuevo a la cultura de nuestro país. Estamos en una sociedad contaminada por otros muchos matices que no tienen nada que ver con la cultura y las instituciones no deberían colaborar en ello”, opina la galerista. Incide, pues, en "reivindicar que hay muchas formas de colaboración" y pide "no obviar tanto el papel de las galerías" en el tejido cultural.
Avanzar en el Estatuto del Artista
Similar es la opinión de Rocío Asensi, vicepresidenta de AVAM, que reclama comunicación y la reconexión con el Ayuntamiento y las instituciones. “No nos tienen en cuenta en las dinámicas culturales”, afirma. En este sentido, desde AVAM han visto que “no se presta atención a las necesidades del artista y a la hora de generar nuevas políticas culturales al creador se le tiene como objeto”. Asensi enumera algunas peticiones: “reconocer al artista como voz social, intelectual y de conocimiento. En muchas ocasiones se nos tapa porque el gestor o el comisario está por delante”. Por eso, reclaman un reconocimiento que pueda mejorar la autoestima del creador.
Otra de los problemas es que “los políticos van dictando lo que quieren que haga el artista, cada centro tiene su dinámica y buscan proyectos que condicionan las voces de los autores”. El artista, asegura, necesita libertad creativa porque es quien “tiene que abrir puertas y crear nuevas visiones en lugar de seguir las ya creadas”. Por eso siguen trabajando en el Estatuto del Artista en el que abordarán asuntos relacionados con la Seguridad Social o Hacienda, aspectos “que se deberían adaptar a cada sector”. El artista, al fin y al cabo, necesita “saber cómo negociar o qué derechos tiene porque es un ámbito complejo" y, para ello, el escrito de Artistas en Manifiesto plasma esas necesidades: cumplir el código de Buenas prácticas, legislar una Ley de Mecenazgo, cumplir de la ley de igualdad, crear un protocolo de protección al creador y su obra para evitar plagios y apropiaciones de propuestas, dar espacio a los artistas para participar en las políticas culturales y formalizar el pago de producción y honorarios desde las instituciones con las que colaboren. El objetivo es que “el mensaje transformador de los creadores no se pierda con las políticas basadas en la gestión”.
La mujer en las artes visuales
Por su parte Lola Díaz, vicepresidenta de MAV, incide en la importancia del diálogo entre las administraciones públicas y los agentes culturales. La labor de esta asociación es “luchar por la aplicación de la Ley de Igualdad, trabajar con centros y museos de arte contemporáneo y analizar cuál es la presencia de las mujeres en las esferas de trabajo”. Para ello, llevan a cabo investigaciones que culminan en informes que recuentan la presencia de las mujeres en las ferias, en las compras de obra o en las exposiciones individuales. El principal problema al que se enfrentan es a la falta de representación femenina en los órganos de decisión de las ferias, en los museos y centros, en sus patronatos y en los comités de selección. “Esos espacios de decisión están mayoritariamente formados por hombres y es un problema que influye en la toma de decisiones. Se ve que en las ferias emergentes hay más presencia de mujeres que en ARCO, por ejemplo”, comenta Díaz.
Y a nivel cualitativo “es preocupante que espacios que tienen que representar a toda la sociedad sigan mostrando más la creación de los varones porque hace que el imaginario no esté completo”, asegura. No se trata de la visibilidad sino de que las instituciones públicas “abran sus puertas a los retos contemporáneos, lo que no se puede hacer de manera parcial reproduciendo los modelos del siglo pasado y sin hacer nuevos relatos”. Aunque en los últimos años se está avanzando para MAV no es suficiente ya que los patronatos “de los museos públicos siguen sin ser paritarios y la media de exposiciones individuales de mujeres es solo del 30%”. A modo de solución han creado una herramienta que “tiene como objetivo facilitar la reflexión crítica a través de unos cuestionarios que buscan analizar el museo en su conjunto desde una perspectiva de género y cultura democrática”. Pero advierte: “no solo se trata de hacer cambios sino de transformar las instituciones en cuanto a condiciones laborales, igualdad salarial, representación, presencia y recuperación de obras de mujeres”.
En definitiva, y como apunta Mendoza, Madrid Contemporánea II no busca la denuncia sino que plantea debates y mesas redondas de forma constructiva y en colaboración. Diálogo, a fin de cuentas.