La lectura se traslada a las salas madrileñas para atraer la atención de los más pequeños hacia los libros, magia en negro sobre blanco que despierta la imaginación. Y si es con las ilustraciones de Benjamin Lacombe, mejor. Sus obras, junto a las de otros dibujantes europeos, pueden verse en ¡Cuidado! Están vivos y sueltos (Museo ABC) que él mismo comisaría en torno a los cuentos clásicos. Más ilustraciones. En el marco del Salón del Libro Infantil y Juvenil (Conde Duque), exposiciones dedicadas a Astérix y Obélix, a ilustradores madrileños y a Paco Giménez, Nacional de Ilustración.
Aunque seguramente serán los videojuegos los que traigan cola estos días. Y no solo por las ventas (estarán en casi todas las cartas a los Reyes Magos). Este año se expanden y ocupan también los centros de arte en Madrid (Fundación Telefónica y Fundación Canal) y Barcelona (CCCB). Si la de Telefónica da voz a los proyectos más alternativos y la de Canal reúne 400 piezas y 150 títulos jugables, la inaugurada ayer en el centro barcelonés realiza un viaje a los orígenes de los videojuegos para centrarse en su impacto en la cultura popular.
En Matadero, el arte entra en juego con la instalación de Leonor Serrano donde la artista propone un espacio de recreo infantil en Teatro sin fin (más información en la página 34). Y, si tienen adolescentes en casa, en Ifema la muestra dedicada a Juego de Tronos es otra buena opción.
No hay que olvidar tampoco las visitas guiadas para familias, desde La Alhambra a CaixaForum, infórmense en el museo que tengan más cerca. Merece la pena.