Antonio Saura rondaba los 30 años cuando empezó a trabajar en una serie de dibujos satíricos que recopiló bajo el título Mentira y sueño de Franco: Una parábola moderna. Aquello le llevó cuatro años. Entre 1958 y 1962, el pintor informalista se dedicó a denunciar las consecuencias de la guerra y del franquismo en estas láminas que alcanzan un total de 41 piezas. Fosas, políticos, militares y obispos, entre otros muchos personajes, desfilan por estas imágenes que recrean la rabia no tan contenida de un momento. Después, el silencio. Ocultos a las miradas ajenas, y solo vistos por algunos de sus íntimos amigos, aquella serie, que el propio artista realizó en la intimidad por miedo a las represalias y consciente de que no verían la luz pública, tuvo que esperar hasta 2005 para ser exhibidos, y únicamente de forma parcial, en el Museo de Arte Moderno de Toulouse.
Ahora, por primera vez al completo como un único conjunto, una exposición los reúne bajo el título Antonio Saura: Mentira y sueño de Franco. Lo hará en el Círculo de Bellas Artes, hasta el próximo 17 de mayo, en una muestra organizada en colaboración con la Fundación Archivo Antonio Saura que el director del CBA, Valerio Rocco, ha definido como un ejemplo claro de la “crítica política a través del arte”. Y es que con el franquismo como hilo conductor, todos los dibujos que recorren esta muestra evocan un acontecimiento, una anécdota o una persona vinculados directamente a la Guerra Civil o al propio Franco.
Realizados con técnicas mixtas sobre un mismo tipo de papel, todos de idéntico formato, con predominio del aguado, la tinta china y la mina de plomo, el propio Saura, que custodiaba sus dibujos catalogados y embalados, tituló cada pieza, con su correspondiente firma y fecha. Títulos evocadores y enigmáticos como los que acompañan este texto, son Volverá a reír la primavera, manchado deseo de verano, Temblor del instante: Capa viendo al miliciano de la camisa blanca, Campos de soledad, mustio collado n°1 o Manchado deseo de otoño: volverá de nuevo a reír la primavera.
La serie se inscribe en la estela de Los desastres de la guerra, de Goya, y de Sueño y mentira de Franco, de Picasso, que son, para el historiador Bartolomé Bennassar, ejemplos de la “tradición española del panfleto político”. Para Saura hay otro paralelismo que les une; consideraba que su serie había perdido efectividad política al no haberse divulgado tras su creación. “Quizá estos dibujos no hubieran podido surgir en otro momento y probablemente tampoco en otro lugar, pero también es cierto que lo restringido de su difusión los hizo inoperantes. Un consuelo: ni los Desastres de la guerra de Goya ni el Sueño y mentira de Franco de Picasso ayudaron efectivamente a la caída del despotismo”, escribió el artista.
Junto a la exposición de esta obra que, en palabras de su hija, Marina Saura, sobrevive "porque mantiene el estilo Saura", se publicará además el libro Mentira y sueño de Franco, con textos de Eduardo Arroyo y Bartolomé Bennasar. “La eficacia narrativa de estos dibujos se combina con una inventiva extraordinaria -escribe el mismo Bennasar-. Y las referencias cronológicas y fácticas demuestran con toda claridad que Saura vivió intensamente el franquismo de posguerra. Testigo comprometido, atento observador tanto de los acontecimientos políticos como de la crónica de la vida diaria, transforma con el lenguaje de su arte las anécdotas en símbolos. Utiliza todos los elementos de que dispone para elaborar una caricatura polimórfica del régimen, que puede considerarse parte fundamental de la nutrida colección de obra sobre papel que Saura consagró a la guerra y a las calamidades que engendra”.