“Mi mujer odia cuando trabajo desde casa”. Así reaparecía Banksy en una nueva publicación en su cuenta de Instagram en la que vemos una invasión de roedores. El confinamiento ha afectado a todos y puede derivar en nuevos proyectos aunque el futuro sea incierto. Pero el artista británico no es, ni mucho menos, el único que se encuentra creando desde el encierro. ¿En qué están trabajando los artistas urbanos de nuestro país? Hablamos Suso33, Nuria Mora, Okuda, Sixe Paredes, Marina Capdevilla, Boa Mistura y Dadi Dreucol sobre sus nuevas creaciones. 

Naturalmente, los encargos para proyectos en el exterior previstos para los próximos meses se han cancelado o han sido pospuestos. En muchos casos impera la incertidumbre pues no hay certezas de poder abordarlos ni se conoce cómo afectará a la programación que tenían prevista para la próxima estación. Pero a pesar de todas las dificultades y con todas estas dudas en el horizonte, muchos de ellos se han refugiado en su trabajo para abordar aquellas ideas que no habían tenido tiempo de materializar, para dar continuidad a algunos proyectos que se habían encasquillado o para crear nuevos trabajos al calor de esta situación.

La pandemia pilló a Suso33 a punto de clausurar una exposición en Nueva York y tuvo que regresar a España con celeridad. Ahora, mientras ultiman un vídeo de aquella muestra, afirma que vive en su estudio, donde da absoluta prioridad a la creación. Uno de los proyectos que ha puesto en marcha tras una conversación con Santiago Herrero, cónsul de cultura en Nueva York, es #14días14artistas. “La idea es subir un vídeo diario sobre el confinamiento de un artista de una disciplina diferente”, comenta. Hasta la fecha hemos podido ver las creaciones de Santiago Auserón, María Pagés, Javier Mariscal, José María Sicilia o Luna Miguel. “Está funcionando bien y vamos a continuar. Cuando arrancas algo tienes que dejar que tome forma”, asegura. 

A Suso33 este parón le ha venido bien pues tiene acceso a su estudio y allí tiene sus “juguetes” y puede experimentar con un spray de luz con el que pinta sobre la pared. Así, sigue investigando, experimentando, grabando vídeos, editando un catálogo de arte urbano o escribiendo una obra teatro sobre la pandemia para la que ya ha pensado un posible escenario. El artista también trabaja diseñando efectos visuales en teatros, gremio que se va a ver muy dañado por la crisis, aunque mantiene algunos trabajos como la cabecera para una cadena de televisión o una serie de cortinillas para la radio.

Tan ocupado como el grafitero se encuentra Okuda, que prepara una exposición de grandes dimensiones en China y otra en una galería de Milán. Mientras tanto, utiliza su perfil de Instagram para estar en contacto con sus seguidores. “Nunca había hecho directos pero ahora me apetece compartir lo que estamos haciendo”, asegura. Uno de los trabajamos en los que ha estado involucrado es un puzzle de su obra New Bodies For Lost Souls que le propuso la galería Affenfaust de Hamburgo. Parte de los ingresos que se generen (el puzzle tiene un precio de 25 euros) serán donados a la lucha contra el coronavirus, al igual que lo que genere el documental Equilibri en el que podemos adentrarnos en su proceso creativo y que está disponible en Filmin. Además, han diseñado varias caretas para colorear y mantener a los más pequeños de la casa ocupados y entretenidos.

Aunque Nuria Mora abrazó este confinamiento como agua de mayo porque, como Suso33, venía de hacer dos grandes exposiciones en Londres y en Madrid, sus padres enfermaron y su actividad artística se paralizó por completo. Ahora, ha vuelto a su estudio aunque la artista entiende que no está en un momento creativo: “creía que tendría tiempo para la reflexión pero ahora mismo estoy dedicando mi tiempo a hacer cosas útiles sin ningún fin. He hecho alguna escultura sin una motivación artística pero seguro que de esto saldrán cosas que sí puedan considerarse arte”. Uno de los proyectos que tenía previsto era una residencia en Tasos que “consistía en crear en consonancia con la naturaleza. Iba a estar investigando durante un mes para hacer una intervención no agresiva en la isla griega”, recuerda. Como todos, ha visto cómo dos exposiciones, una en Italia y la otra en la galería Delimbo (Madrid), han sido canceladas sin noticias de si se podrán realizar más adelante.

A la artista Marina Capdevilla también le costó ponerse a trabajar. Se centró tanto en las noticias para asumir lo que estábamos viviendo y buscaba sacar el máximo provecho a estos días que vivió momentos de saturación. Así que decidió apagar la televisión y el teléfono. En ese momento de tranquilidad pudo empezar a gestionar nuevos proyectos y a pintar nuevos lienzos. Aunque algunos trabajos cerrados en Croacia, Alemania y Barcelona han tenido que ser cancelados por la pandemia, este parón le está permitiendo observar y cambiar “aspectos relacionados con el estilo”. Sin embargo, la parte positiva es que este cierre le está proporcionando tiempo para preparar una exposición en Furiosa Gallery (Madrid) y un mural para finales de año.

Obra que Marina Capdevilla ha hecho durante el confinamiento

Algo similar puede contarnos el malagueño Dadi Dreucol, que casualmente dejó el taller en el que trabajaba hace un mes y trasladó todo el material que pudo a casa. A pesar de sufrir cancelaciones profesionales como residencias breves, pinturas murales y conferencias relacionadas con el arte público, trabaja en todo aquello que tenía pendiente. “Estoy volviendo a dibujar, a escribir artículos, a leer y a preparar nuevas ideas y bocetos”, recuenta. Algunas de sus nuevas creaciones tienen como protagonista la pandemia pues, como nos cuenta, siempre intenta que sus proyectos “tengan una relación con el contexto social y temporal en el que se crean”.

En este caso, asegura, se muestra muy cauto ya que considera que “se puede caer en lo simple y superficial muy fácilmente”. Por eso, abordar la pandemia no solo es una manera de cuestionarse la situación sino tambiñén de plantearse “si tendrá sentido seguir la línea que llevaba o habrá que cambiar e ir de la mano de la nueva realidad que nos espera”.

Y a pesar de que el paradigma que nos espera es completamente incierto, los chicos de Boa Mistura mantienen el ánimo para seguir investigando nuevas líneas de trabajo. Sus experimentaciones giran en torno “a temas cromáticos que pueden complementar” su creación actual. Aunque las noticias diarias pueden minar nuestra fortaleza, el colectivo no ha abordado, por el momento, esta epidmeia en su trabajo pues, consideran que es temprano. “Haría falta entenderla, interiorizarla y ver cómo reaccionamos a ella”. También ellos han sufrido cancelaciones de proyectos internacionales en Luxemburgo, París y Holanda y en principio “todo se agolpa para después de verano pero las fechas no están definidas. No salen días para hacer en 3 o 4 meses todo lo planeado para 6”, advierten. "Los Boa Mistura del futuro se ocuparán de ello", bromean.

El impacto de las cancelaciones

Aunque el confinamiento forzoso ha supuesto una oportunidad para realizar nuevos proyectos que no estaban previstos, lo cierto es que las cancelaciones suponen pérdidas económicas. De momento, Marina Capdevilla ha tenido que darse de baja de autónomos porque “era insostenible pagar la cuota, el alquiler y la casa sin generar los ingresos habituales”. Una situación similar vive Sixe Paredes que, tras el aplazamiento de una exposición individual en la galería Rocío Santa Cruz de Barcelona, prevé momentos difíciles para su sector y “para muchos más gremios de la cultura que están siendo olvidados”. Además, “no sabemos cómo terminará, el tiempo que nos costará empezar de nuevo y cómo será el nuevo paradigma pues no sabemos qué alcance tendrá ni en el arte urbano ni en nada en general”, amplía. 

Boceto para próximos muros de Dadi Dreucol

A Suso33, en cambio, no le asusta pues asegura que nunca se ha movido por el dinero ni por el mercado, lo cual le brinda la posibilidad de centrarse en su trabajo de manera independiente. “Vengo del grafiti, estoy acostumbrado. Estamos en una guerra de las comunicaciones y de las redes sociales. Es momento de reflexionar y aprender a estar con uno mismo”, sostiene. Al igual que él Okuda cree “el mundo necesitaba este parón y deberíamos aprovechar la situación para reconectar con uno mismo”. Sin embargo, la situación de Boa Mistura es diferente a la de otros artistas. Ellos están constituidos como empresa y tienen 4 personas en su equipo que les ayudan con los proyectos. “Estamos muy comprometidos con ellas y decidimos no hacer un Erte para poder enfocar este periodo para investigar. Económicamente es complicado pero vamos salvándolo”, reconocen.

El futuro

A Capdevilla le asusta que en otoño se solapen demasiados trabajos y augura unos meses en los que la producción internacional se paralizará y el movimiento vendrá en el ámbito local y nacional. No obstante, ¿esta situación ayudará a que veamos el espacio público de otra manera? Para Nuria Mora lo importante es ser coherente, sostenible y hacer un esfuerzo porque nuestros actos sean lo menos crueles posible aunque es consciente de la dificultad que esto conlleva. Marina Capdevilla coincide con ella y añade que le gustaría que cambiara nuestra manera de pensar y de hacer las cosas tras las consecuencias “que hemos provocado en el medio ambiente”. Intentará, promete, minimizar sus residuos mientras busca “trabajar con pinturas ecológicas”, o desplazarse, en la medida de lo posible, en tren. 

En este sentido, a los chicos de Boa Mistura les gustaría que esta situación se convirtiera “en el punto cero sobre el que empezar a definir el papel del ser humano como comunidad y su relación con el medio”. Lo que sí creen es que el arte urbano se verá alterado “y nuestras calles seguirán provocando conversaciones que los dirigentes no quieren tener”.

@scamarzana