La economía mundial se ve anegada hacia un escenario de incertidumbre a medida que el Covid-19 se expande por los cinco continentes. Para contener la propagación del virus se han cerrado museos, galerías de arte y centros culturales, y cancelado o pospuesto, muchas de ellas sin fecha, subastas, ferias de arte y exposiciones, lo que lleva a la industria cultural a una parada casi completa. El mercado del arte podría resistir los nuevos desafíos si las galerías, subastas e instituciones son ágiles y exploran formas innovadoras para apoyar a sus artistas y atender a sus clientes. La capacidad de resiliencia abre un nuevo panorama en 2020 donde los agentes artísticos buscan soluciones tecnológicas para interactuar, una transformación digital que gana en urgencia.
El mercado del arte refleja, según sus datos económicos históricos, una volatilidad menor ante situaciones de recesión o crisis financieras. El volumen de ventas –tanto en el mercado privado como en subastas públicas– fue de 64.100 millones de dólares en 2019, dentro de los que el mercado español representa un 1 %. Estos datos globales han supuesto un incremento total del 9 % de 2008 a 2019.
Art Basel Hong Kong fue el primer gran evento artístico que anunció su cancelación. Reaccionó rápidamente estableciendo una feria digital
Las ventas online en el periodo que va de 2013 a 2018 han pasado de 1.507 millones a 4.636 millones de dólares. La técnica más comprada ha sido la pintura, sobrepasando por primera vez al grabado, y la red social más usada para seguir a artistas y comprar arte es Instagram (certifica el Hiscox Online Art Trade Report 2019). Según una encuesta realizada a 70 plataformas online, el precio medio de venta es de 5.000 dólares, si bien alrededor del 10 % de sus transacciones son superiores a 250.000 dólares. Por otro lado, otra encuesta realizada a 660 HNW (personas que invierten más de 1.000.000 dólares en diferentes activos) muestra que han comprado online obras por 50.000 dólares (65%) y un 8 % han adquirido piezas por encima de 1.000.000 de dólares (McAndrew, 2020).
El peso de las ferias
Durante 2019 las galerías y marchantes han representado el 56 % del total del volumen de ventas, frente al de las subastas (un 44 %). Las ventas privadas han aumentado en dos puntos porcentuales en detrimento del mercado secundario, cobrando más importancia, por tanto, las galerías. Las ferias de arte suponen un canal muy importante de venta tanto para galerías como para marchantes (entre un 30 y un 47 % en 2019 del volumen total anual de negocio). Sin embargo el Covid-19 amenaza esta hegemonía.
A principios de febrero de 2020 Art Basel Hong Kong fue el primer gran evento artístico que anunció su cancelación debido al coronavirus. La organización reaccionó rápidamente estableciendo una feria digital en marzo, para que los expositores pudieran presentar, de forma gratuita, las obras que pretendían mostraren los stands, ahora a través de las llamadas “Online Viewing Rooms”. A lo largo del mes de febrero ferias como ARCOmadrid se celebraron con gran éxito de público y ventas, sin embargo, el 11 de marzo TEFAF, en Maastricht, tuvo que cerrar cuatro días antes de su fecha de clausura tras el test positivo por coronavirus de algunos de los expositores. El cierre fue un duro golpe para los participantes que contaban con este gran evento para su supervivencia económica. Posteriormente vino el goteo de cancelaciones y la posposición a fechas más allá del verano: Frieze New York, Art Basel, Art Dubai, o ARCOlisboa, entre otras.
Algunas galerías han sabido reaccionar con propuestas novedosas, la española Sabrina Amrani con inauguraciones vía videoconferencia y exposiciones digitales, la británica Saatchi, con visitas virtuales a los estudios de los artistas, o la americana David Zwirner que, con sus sedes cerradas, han migrado al formato online para poder seguir exponiendo y vendiendo arte. En España otras galerías están facilitando contenidos, vídeos y documentación a través de sus newsletters y webs, como NF o Heinrich Ehrhardt. Existen plataformas online que están ofreciendo a las galerías la posibilidad de realizar exposiciones virtuales o ventas. Igualmente algunos galeristas han estado experimentando con el marketing digital bien en redes sociales como Instagram o con publicidad Display en Google.
El virus también ha afectado a las casas de subastas. Los aplazamientos en Hong Kong y China continental comenzaron en enero, posteriormente siguieron las de Nueva York de Christie’s, Sotheby’s y Phillips. El 22 de marzo Sotheby’s cerró sus oficinas y salas de ventas. El 2 de abril anunciaba el despido del 12 % de su personal y la reducción del sueldo de sus empleados restantes. Sin embargo, las principales casas de subastas tienen mucha experiencia en ventas online. Sotheby’s, por ejemplo, registró en 2019 un aumento del 25 %.
Mientras tanto en China, ya recuperada, Phillips celebrará su subasta de Hong Kong en junio en el Hotel JW Marriott, y algunas galerías de Shanghái, como Made In, han anunciado su reapertura bajo estrictas medidas de seguridad: mascarilla durante la visita, verificación del código QR que prueba la residencia en Shanghái y controles de temperatura corporal.
El mercado del arte refleja, según sus datos económicos históricos, una volatilidad menor ante situaciones de recesión
El cierre de todos los museos representa un duro golpe para los sectores culturales. Pinacotecas como El Prado o el Lázaro Galdiano están difundiendo recursos educativos, catálogos online o vídeos de exposiciones. En Estados Unidos, se han dado iniciativas como la de The Getty Trust, que ha donado 10 millones de dólares para apoyar a las asociaciones artísticas sin ánimo de lucro de Los Ángeles. Destaca también el proyecto de Google Arts & Culture, que lleva muchos años compilando visitas virtuales a museos de todo el mundo.
En España el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) ha emitido un informe que refleja la misma tónica mundial, cancelación de exposiciones en galerías y museos, caída de las ventas de arte o despidos. A lo que se suma que el sector adolece de la digitalización necesaria para hacer frente a una situación de confinamiento. Sería un buen momento para que los agentes comiencen a ver a la tecnología como un aliado y no como un competidor al formato presencial.