El plan de desescalada anunciado ayer por el Gobierno para ir dejando atrás estas semanas de confinamiento afecta de forma desigual a los distintos sectores del mundo cultural, que se ven repartidos, según fuentes del Ministerio de Cultura en la misma proporción que el resto de actividades, en cada una de las cuatro etapas de un proceso que arranca en unos días y se completará a finales de junio.
El primer paso, la llamada fase 0, arranca el próximo lunes 4 de mayo y afectará a las librerías, dentro de la apertura general del comercio minorista, y a los archivos, que podrán ir volviendo a su actividad habitual con las medidas de seguridad y prevención dictadas por Sanidad, como la distancia de seguridad, etc. El plan tendrá diferentes velocidades según las evolución de la pandemia en cada provincia. En función de si hay o no repuntes en los contagios, algunos territorios podrán pasar a la fase 1 el lunes 11 de mayo.
En este punto podrán reabrir las bibliotecas, para préstamo y lectura con limitación de aforo, y los museos, sólo para visitas, a un tercio de su capacidad y con medidas de control de aglomeraciones. Además, se retomarán los rodajes de películas, series y programas de televisión y será posible celebrar actos culturales de menos de 30 personas en espacios cerrados y con menos de 200 si se trata de recintos al aire libre, siempre guardando la distancia obligada.
Con las mismas premisas, los territorios aptos alcanzarán la fase 2 el 25 de mayo. En ella, además de la apertura de cines, teatros y auditorios (siempre con su capacidad reducida a un tercio y con butaca preasignada) se podrán visitar monumentos y otros espacios culturales como salas de exposiciones y de conferencias. También se podrán celebrar los actos y espectáculos culturales de menos de 50 personas en lugares cerrados y de menos de 400 en el caso de que sean al aire libre, pero siempre y cuando estén sentados y manteniendo, claro, la consabida distancia estipulada.
Y por fin llegaría la última fase de todo este proceso, la número 3, aún sin fecha, que se completaría en las primeras provincias que puedan alcanzarla a finales de junio. En esta fase, todavía un poco brumosa y en discusión, se prevé que las actividades culturales podrán celebrarse ya con la mitad del aforo de los recintos, y que las salas de artes escénicas y musicales podrán reabrir con un tercio de su aforo. También se espera que los actos y espectáculos al aire libre, además de parques de ocio y temáticos, puedan funcionar con menos de 800 personas y la mitad del aforo, una vez más, sentadas y manteniendo la distancia de seguridad.
El libro, descontento
Horas después de conocerse esta serie de medidas, las empresas del sector del libro ya han mostrado su preocupación y disconformidad, como en su día hicieron ante la inacción del Ministerio de Cultura. Tras un Día del Libro para olvidar, y según datos de la Asociación de Cámaras del Libro (FEDECALI), librerías, editoriales y distribuidoras han registrado en las últimas semanas, como se temían a mediados de marzo, un descenso de la facturación cercano al 80 % y, además, la mitad han puesto en marcha ERTES y dos de cada cuatro han solicitado créditos que en el 60 % de los casos siguen pendientes ser estudiados. Ante esta falta de liquidez, algunas pequeñas editoriales y librerías pueden verse obligadas a cerrar, como ya ocurrió con la madrileña Los Editores.
Por ello, el sector del libro quiere reiterar su preocupación ante la falta de medidas por parte del Gobierno que ayuden a paliar "la grave situación sin precedentes que atraviesa el sector del libro como consecuencia de la emergencia sanitaria y de las medidas adoptadas para atajarla", explican desde la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). Una realidad que desde el pasado 14 de marzo la industria puso sobre la mesa de los políticos planeando "medidas para paliar los efectos de la crisis tanto durante el tiempo que ha durado el cese de la actividad, así como para reactivar el sector cuando se vuelva a la normalidad". Momento que llegará en los próximos días.
Sin embargo, la estimación realizada parece haberse quedado corta y el impacto puede ser incluso mayor al inicialmente previsto, "pudiendo alcanzar la mitad de la facturación en el comercio interior (alrededor de 1.200 millones de euros) y un 70% en el comercio exterior (400 millones de euros)". Por ello, los profesionales del libro insisten en que se necesita, por tanto, "la adopción de medidas urgentes que contribuyan a salvar a la primera industria cultural de nuestro país".
Aunque tras dos encuentros formales e infructuosos, primero con Cultura y luego con Hacienda, parece que el sector se resigna a que, probablemente, "una parte de la cadena no pueda alcanzar esa 'nueva normalidad' a la que alude el Gobierno y que el resto lo haga en unas condiciones difíciles para la subsistencia, lo que tendrá una indudable repercusión en nuestro patrimonio cultural". Por último, el sector sigue reclamando que se declare al libro "como bien de primera necesidad en línea con lo que está ocurriendo en otros países de nuestro entorno", concluye el comunicado de la FGEE.