“Yo no traté de hacer nada heroico ni nada sublime. Lo que traté de hacer era lo que me apetecía, como hacemos todos los artistas que tenemos un poco de ética. Hacemos lo que en ese momento pensamos y sentimos que tenemos que hacer”. Con estas palabras en voz en off arranca Aquí no hay nada que comprender, el documental que el Museo Reina Sofía estrena de manera digital sobre la artista Elena Asins (Madrid, 1940 - Azpiroz, Navarra, 2015).
Hasta pasado un minuto no vemos a la artista sino algunas de sus obras mientras nos sigue dando pistas de su trabajo: “yo no trato de hacer escultura, ni siquiera trato de arte arte, yo trato de construir unos ciertos objetos que para mí tienen interés”, continúa. Entonces, vemos su menuda figura. En este documental de una hora de duración se reúnen documentos e interpretaciones inéditas sobre esta creadora clave de la abstracción geométrica y del arte como investigación desde 1960.
"La primera sensación que nos da su obra es normativa, una obra hecha por ordenador en la cual parece que el autor debería desaparecer y ciertamente el autor no está presente de un modo automático como podría estarlo en el expresionismo abstracto, en el informalismo, en la generación anterior a ella y contra la cual ella, coma artista y como mujer, reacciona”, explica Manuel Borja-Villel, director de la pinacoteca que participa en este trabajo junto a Gorka Alda, José Luis Alexanco, Sofía Barroso, Capi Corrales, Ignacio Gómez de Liaño, Luis Gordillo, Juan José Lasarte, Javier Maderuelo, Soledad Sevilla e Ian Tray.
La artista, que empezó a trabajar con ordenadores en 1967 y tuvo que aprender el lenguaje de la programación, exploró con intensidad el lenguaje abstracto en los campos del pensamiento lógico y del álgebra matemática aplicados a la abstracción geométrica. Su trayectoria profesional enlaza con la tradición constructiva de la vanguardia del siglo XX a través de la computación y de la teoría de la información de la década de los sesenta, siendo considerada una de las pioneras del arte generado por computadora en España.
Elena Asins fue una viajera que viajaba por amor al conocimiento, a la ciencia y al saber. Se interesó por Noam Chomsky y por Wittgenstein y le atrajo Walter de María. Consideraba que “la fuerza está en el grupo”, y, sin embargo, ella estaba “muy sola a todos los niveles”, asegura en el documental. “Era una vanguardista, su obra era muy progresista, estaba en la punta del desarrollo de lo estético. Elena Asins era una renovadora del arte y era parte esencial de su personalidad”, asegura Luis Godillo.
En definitiva, el documental que presenta el Reina Sofía se aproxima a la singularidad de la obra de Asins —caracterizada siempre por el rigor compositivo y la depuración formal— que abarca un amplio abanico de formatos y medios desde la poesía concreta y el dibujo al vídeo, pasando por la escultura y la instalación.
Este es un relato coral en el que diferentes voces intentan responder a muchas de las preguntas que formula un arte estricto y exigente que, como señala Javier Maderuelo, es “puro proceso mental”. Esta pieza se acompaña, además, del vídeo experimental Antígona (2015), última obra en la que la artista reflexiona sobre los límites del lenguaje; y del catálogo de la exposición que el museo le dedicó en 2011, Fragmentos de la memoria, donde se incluye una antología de textos de la propia artista en los que reflexiona sobre el pensamiento de Wittgenstein, el lenguaje plástico formal, la geometría y la estructura que, en última instancia, rige toda su producción.