¿Qué libro tiene entre manos?
Acabo de empezar Medio siglo con Borges. La larga conversación inédita entre Vargas Llosa y Borges es maravillosa.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
El trabajo. Las reuniones, los encuentros… Pasear por un jardín o una ciudad, ocasiones idóneas para reflexionar sobre lo que he leído, mientras camino.
¿Con qué personaje histórico le gustaría tomar un café?
Con Peggy Guggenheim, sentadas en el jardín del Palazzo Venier dei Leoni, en Venecia. Una hora intensa, dedicada a hablar de artistas y de los vínculos entre vida y colección.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
El primero, después de las fábulas, fue El principito: “Tú, tú tendrás estrellas como no tiene nadie…”. El logo de la Fundación es una estrella, precisamente inspirada en el personaje de Saint-Exupéry.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Leo los periódicos en la tableta por la mañana. Por la tarde prefiero tener entre las manos libros de papel.
¿Qué acontecimiento cultural le hizo cambiar su manera de ver el mundo?
El encuentro con Anish Kapoor, en su estudio de Londres en 1992 y, ese mismo año, la visita a la Documenta de Kassel: los primeros contactos estrechos con el arte contemporáneo que luego revolucionaron mi vida.
La FSRR acaba de cumplir 25 años, ¿cuál es el cambio más importante en el mundo del arte desde entonces?
Una geografía distinta del mundo ha generado un nuevo mapa del arte. La multiplicación exponencial de bienales y ferias. Más información, la creación de redes, la voz del público en el debate, el ‘renacimiento digital’.
¿Con qué tres palabras definiría la fundación?
Investigación, innovación y formación.
¿Se siente más coleccionista que mecenas o viceversa?
Mi desafío es conjugar la colección con el mecenazgo, combinando formas diversas de apoyo a los artistas como la adquisición, la producción y la exhibición.
Ha trabajado con muchos curadores prestigiosos a lo largos de estos años en su fundación. Si tuviese que dar dos nombres, ¿a quién escogería?
Francesco Bonami y Hans Ulrich Obrist. Con ambos el trabajo se ha transformado en una amistad cómplice.
Todavía no ha perdido la esperanza de abrir una sede aquí. ¿Qué le atrae de Madrid?
Madrid es una gran capital global y un puente hacia la cultura y el arte latinoamericano, un escenario en crecimiento, que observo desde hace tiempo con atención.
¿Qué es lo mejor y lo peor del mundo del arte?
Lo mejor: la actividad de los departamentos educativos de los museos y las fundaciones. Lo peor: algunos influencers más atentos a los cotilleos que al contenido.
¿De qué artista le hubiera gustado tener una obra y no ha sido posible?
De David Hammons. Me gustan sus esculturas, que juegan en profundidad con los estereotipos de la sociedad capitalista. Siempre que he intentado comprar una obra suya, por diversas razones no ha sido posible.
¿Cuál es la última exposición que ha visitado? Ejerza, por favor, de crítica.
Fue Radical Figures en la Whitechapel de Londres, en febrero, una muestra que me ha transmitido la potencia expresiva, narrativa y política de la pintura del nuevo milenio.
¿Qué música escucha en casa?
Sobre todo, clásica. Amo el minimalismo de los 60, La Monte Young, Steve Reich, Philip Glass, por sus conexiones con el arte minimal. Pero me interesa todo.
¿Cuál es la película que ha visto más veces?
Son muchas. Entre las queme encanta ver de nuevo, Todo sobre mi madre, de Almodóvar.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Sí. Hay una energía extraordinaria y la hospitalidad de los españoles es inigualable. Adoro los cielos azules y los espléndidos atardeceres de Madrid, los mismos que se ven en la pintura de Velázquez.