Las industrias creativas y culturales (ICC), que agrupan sectores como la publicidad, la arquitectura, el audiovisual, los libros, la música, la prensa (periódicos y revistas), las artes escénicas, la radio, los videojuegos y las artes visuales, se han visto más afectadas que la industria del turismo y casi tanto como la industria del transporte aéreo. Esa es la conclusión a la que ha llegado el informe Recostruyendo Europa: la economía cultural y creativa antes y después de la COVID-19, elaborado por la consultora EY y encargado por GESAC -institución que agrupa a 32 de las más grandes sociedades de autores de la Unión Europea, incluida la SGAE-, que aporta datos durísimos sobre el sector: las ICC en su conjunto experimentaron pérdidas de más del 30% de su volumen de negocios en 2020 -una pérdida acumulada de 199.000 millones de euros-. Los sectores de la música y las artes escénicas experimentaron pérdidas del 75% y el 90%, respectivamente; 53.000 millones de euros en las artes visuales, 26.000 millones de euros en las audiovisuales, etc. Nunca antes la economía creativa de Europa había experimentado una devastación económica de tal magnitud, cuyos efectos se dejarán sentir durante el próximo decenio.
El informe también recoge las cifras que había detrás de la economía cultural y creativa de Europa antes de la pandemia, que eran bastante positivas y pintaban un panorama bastante prometedor. En 2019, las ICC representaban el 4,4% del PIB de la UE, en términos de volumen de negocios, con unos ingresos anuales de 643.000 millones de euros y un valor añadido total de 253.000 millones de euros. Las ICC también fueron uno de los principales proveedores de empleo de Europa, empleando a más de 7,6 millones de personas; más de ocho veces las de la industria de las telecomunicaciones. Las ICC crecían más rápidamente (+2,6% anual desde 2013) que la media de la UE (+2%) y representaban un superávit comercial de 8.600 millones de euros en 2017 (las últimas cifras disponibles); lo que subraya la condición de la UE como potencia cultural en la economía mundial. La economía creativa también era favorable en términos de innovación tecnológica, diversidad de género y empleo para los jóvenes.
"Las ICC son tan dinámicas como vulnerables, tan esenciales como diversas y, afortunadamente, no es demasiado tarde para actuar", ha señalado Jean-Noël Tronc, presidente de GESAC. "Además de una financiación masiva, lo que se necesita es un marco jurídico sólido que fomente las inversiones y su recuperación, garantizando al mismo tiempo una remuneración justa para los creadores y sus socios comerciales. En este sentido, la aplicación rápida y eficaz de la directiva sobre los derechos de autor es fundamental. Los dirigentes europeos también deben utilizar las ICC -y el poder multiplicador de sus millones de talentos individuales - como un importante acelerador del progreso social, societal y ambiental de Europa".
Teniendo en cuenta la contribución clave de las ICC a la economía general y su potencial para sacar a la UE de la crisis, el estudio concluye que el sector creativo debería ser fundamental para los esfuerzos de recuperación de Europa y recomienda un enfoque con tres vertientes: "financiar, capacitar, potenciar". Recomienda una financiación pública masiva y la promoción de la inversión privada, un marco jurídico sólido para crear las condiciones necesarias para revitalizar la economía creativa y salvaguardar su crecimiento a largo plazo; así como para potenciar el poder blando de las ICC y el talento creativo individual para impulsar el progreso social.