Una voz en off nos introduce en el nerviosismo que siente una coleccionista cuando ve una pieza que le interesa y hay más compradores persiguiéndola. Duda y nos hace partícipes de su incertidumbre. “Nunca cumplo con el presupuesto”, oímos. Así empieza Coleccionar. La creación de un mundo propio, un documental enmarcado en el programa Colecciona de la feria Estampa y dirigido por Chema de Francisco, director de la cita. Los coleccionistas Francisco Cantos Baquedano, Candela A. Soldevilla, Luis Caballero, Rosa Clemente, Juan Manuel Sánchez García y Borja Fernández Cobaleda abren las puertas de sus colecciones junto a cinco artistas elegidos por ellos: Kiko Pérez, Santiago Giralda, Linarejos Moreno, Eugenio Ampudia y Jacobo Castellano. En conjunto ponen en contraste los valores esenciales resultantes del diálogo e intercambio continuo de sus obras en sus colecciones y nos van explicando sus motivaciones para adquirir determinadas piezas en lugar de otras. Coleccionar se convierte, a fin de cuentas, en una actividad intelectual, emocional, económica y social.
Juan Manuel Sánchez García y Rosa Clemente son los primeros en contarnos que no se han marcado ninguna línea si no que les mueve más la pasión. Se trata de “ver una obra y que haya algo que te atraiga y quieras tenerla cerca”, detalla Clemente. Para ellos el arte se ha convertido en una afición y han asistido a tantas explicaciones que les ha servido “para aprender a diferenciar entre artistas que nos gustan y otros que son buenos pero no nos dicen tanto”. En este sentido, una de las artistas cuya obra cuelga en su casa particular es Linarejos Moreno, que cuenta cómo algunos de sus coleccionistas han resultado ser clave en el desarrollo de su carrera. “Es difícil levantarte con una pieza todos los días, comprar una pieza que va a estar en tu espacio doméstico es un acto extremadamente sincero”, opina.
En la misma línea Borja Fernández Cobaleda, coleccionista que empezó a comprar arte hace más de 35 años, sostiene que su objetivo es “tener obras que te emocionen cuando las veas”. Su pasión por el arte, anuncia, se convirtió en algo compulsivo hasta que en un momento dado evolucionó hacia “un compromiso con los artistas”. A Cobaleda le resulta interesante conocer a los creadores y visitar sus estudios porque aunque las ferias son importantes allí “no dejas de ver obras seleccionadas”. A Luis Caballero, por su parte, le gusta entender el arte aunque “de pronto llega una pieza que te resulta imprescindible, algo que ocurre porque suple alguna carencia”. En su colección tiene tres piezas de Jacobo Castellano que dialogan con otras adquisiciones. “Los artistas generamos piezas en el estudio, las hacemos por algo y cuando las ves en una colección se convierten en otra cosa porque están obligadas a convivir en otro contexto”.
Cada uno de ellos ha puesto en marcha un proyecto personal aunque en ocasiones no han sido conscientes de ello hasta pasados unos años. Es el caso de Candela A. Soldevilla, que empezó a comprar cabezas sin ser consciente de que estaba creando una colección. En su caso, cada una de las piezas que componen su fondo tienen relación con un momento de su vida. “Algunas son inquietantes, otras tristes, alegres, profundas… hay de todo pero son muy personales”. Entre sus piezas encontramos una obra que Santiago Giralda hizo durante su estancia en la Academia de Bellas Artes de Roma. “Cuando me he reencontrado con ella me he dado cuenta de que es una obra en la que ya había una intencionalidad de representar no solo paisajes que podía encontrar cerca sino de crear un mundo posible a través de los imaginarios que tenemos cercanos o de imágenes que me rodean”, explica el artista.
Para Francisco Cantos Baquedano ha sido el tiempo el que le ha convertido en coleccionista. El compromiso, apunta, surge “cuando te das cuenta de que empiezas a autoimponerte una responsabilidad con los artistas de tu tiempo, los conoces y quieres ayudarles al inicio de sus carreras”. Para comprar, asegura, lo fundamental es sentir “el puñetazo” que pega con una obra. Y eso es lo que le sucedió con Prado GPS, de Eugenio Ampudia, artista que considera que cuando un coleccionista compra una obra esta, de alguna forma, es más suya que del propio creador “porque con ella está expresando sus ideas”.
Ley de mecenazgo
Lo que Cobaleda le pide a la ley de mecenazgo es claridad y transparencia. “La ley me tiene que decir todo lo que puedo y no puedo hacer para que me pueda animar a invertir dinero en apoyar el arte”. En ese sentido, “comprar hoy en España es un milagro porque tenemos una fiscalidad terrible con un IVA que castiga al coleccionismo joven”, critica Francisco Cantos Baquedano. Además, en sintonía con Cobaleda, opina que “llevamos años hablando de la ley de mecenazgo y no es más que una quimera que no acaba de sustanciarse. Esas leyes son importantes para desarrollar un proyecto coleccionista potente y para el futuro”.