La memoria, la historia y la identidad son tres de las características de la fotografía de Tomoko Yoneda (Akashi, Japón, 1965). En sus obras el espectador se encuentra frente a lugares y paisajes, tanto interiores como exteriores, vinculados a diferentes conflictos armados. Sin embargo, Yoneda no nos presenta las atrocidades sucedidas sino que nos ofrece una mirada intangible de la historia para que desengrasemos nuestra memoria y reflexionemos sobre cómo esta pervive en todos los rincones que habitamos. La identidad japonesa y su pasado imperial, el enfrentamiento entre Corea del Sur y Corea del Norte, las guerras mundiales y los conflictos de los Balcanes o Bangladesh son motivo de una fotografía que se convierte en ensayo y advertencia.
Parte de su obra se puede ver en una panorámica que le dedica la Fundación Mapfre hasta el 9 de mayo. En ella, la fotógrafa nos propone un recorrido por algunas de sus series más conocidas como Diálogo con Albert Camus, Correspondencia, Carta a un amigo o Cristales. Además, para la ocasión, ha creado una serie sobre la Guerra Civil española y la figura de Federico García Lorca. Para la artista, que vive a caballo entre Londres y Helsinki, “la fotografía es tan profunda como las palabras”. Sin embargo, lo que más le atrajo de ella fue “la naturaleza instantánea y visceral” que le permite comunicarse a través de ella.
"La influencia de la historia se manifiesta en nuestra forma de vida, en las decisiones que tomamos y en nuestro mundo visual"
Pregunta. Su trabajo habla de temas profundos como la guerra o la memoria, pero en lugar de mostrar las atrocidades y confrontarnos directamente a ello, el espectador tiene que sentir e intuir lo que ve. ¿Qué le llevó a abordarlo de esta manera?
Respuesta. La historia no es solo monumentos, edificios y libros, también se expresa impasible de formas intangibles. Nos rodea y nos afecta por todas partes, está grabada en los estratos del paisaje donde nacimos y en las calles de nuestra ciudad. Pero de alguna manera se siente alejada de nuestras vidas. Sin embargo, en cada momento del día su influencia se manifiesta en nuestra forma de vida, en las decisiones que tomamos y en nuestro mundo visual. La historia se suele interpretar junto con una variedad de vectores. Las imágenes "documentales" más tradicionales se consideran la única forma de experimentar su verdadera violencia, maldad o tragedia, lo que a menudo hace que las personas desvíen completamente la vista del tema. Mi trabajo los interpreta de una manera diferente, forzando una reevaluación de cómo estos eventos se conectan directamente con el espectador. Estas huellas marginales y discretas que se encuentran al alcance de la mano pueden ser bastante impactantes, pero espero que las comparaciones que hago entre el pasado y el presente nos lleven a la renovación y la esperanza.
P. De alguna manera, sus imágenes se asemejan a leer un libro de historia. ¿Qué influencias podemos encontrar en su trabajo?
R. Una de las influencias es el hecho de ser japonesa y haber vivido en Estados Unidos y luego en Inglaterra. He podido ver las enormes diferencias en torno a la visibilidad de la historia en Japón, Estados Unidos y Europa. Llegué a Londres en 1989, justo cuando caía el Muro de Berlín. Antes, el mundo había estado atrapado en la Guerra Fría. Ser testigo de ese cambio de paradigma cambió mi forma de ver las cosas. Comprendí que lo que habíamos creído permanente, porque estaba justo frente a nosotros, no necesariamente duraría para siempre. Todas las sociedades tienen el potencial de colapsar o convertirse en algo completamente distinto. Probablemente no me habría dado cuenta de ello si hubiera estado en Japón en ese momento. Más tarde, mi país experimentó algo similar el 11 de marzo de 2011 con el terremoto y tsunami de Tōhoku, lo que me llevó también a hacer una serie de trabajos en los que exploré el suceso de Fukushima.
P. En ocasiones sus imágenes no son fáciles de interpretar. ¿Busca un espectador activo que ejercite su memoria al ver estos espacios?
R. Sí. Esta es una parte importante de mi trabajo: los recuerdos que evocan mis imágenes son diferentes de una persona a otra. Dependen de sus propios antecedentes y experiencias. Me interesa mucho ese diálogo y los recuerdos que activan las obras.
P. ¿Cómo decide qué lugar va a fotografiar? ¿Sigue una investigación profunda de antemano? Cuéntenos sobre las herramientas que usa y por qué le gustan estas inusuales perspectivas.
R. Siempre trato de hacer una amplia gama de investigaciones antes de fotografiar. Estos temas no son simples y, a menudo, son controvertidos, por lo que me resulta importante entender su complejidad y los diferentes puntos de vista. La investigación incluye libros, periódicos antiguos, fotografías, películas, arte, bibliotecas, Internet, por supuesto, archivos internacionales y entrevistas directas a las personas involucradas. Solo cuando siento que he entendido el tema, tanto histórica como filosóficamente, voy al lugar o archivo para fotografiar.
"En 'La peste' Albert Camus usó la metáfora del virus como símbolo del fascismo"
P. La filosofía de Hannah Arendt tiene una gran influencia en su trabajo. ¿Qué es lo que más le atrae de sus planteamientos?
R. En uno de sus libros, Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal, Arendt vio a Eichmann, uno de los perpetradores más notorios de crímenes contra la humanidad, en su juicio como un hombre común, bastante insulso, como un burócrata o un simple empleado que se convirtió en un servidor leal del Estado y llevó a cabo el mal en su nombre como un proceso cotidiano. Para mí, mostró cómo lo normal puede volverse anormal muy fácilmente sin que quienes cometen sus delitos vean consecuencias más allá de sus acciones cotidianas inmediatas. Había perdido la conciencia de lo que es ser humano; es un recordatorio de lo frágiles que somos y de cómo todos somos capaces de normalizar el mal.
P. ¿Cuál diría que es la importancia de la Historia en nuestra sociedad? ¿Y qué significa para usted?
R. La historia está ahí para que estemos alerta y seamos conscientes de cómo nos entendemos a nosotros mismos ahora y para ayudar a guiar nuestra ética y nuestras interacciones en el futuro En este sentido, el escritor Albert Camus me resulta importante. En La peste hay una advertencia oculta de cómo el totalitarismo estaba eclipsando a Europa. Usó la metáfora del virus como símbolo del fascismo. Esta metáfora es igualmente importante hoy, especialmente en estos tiempos. Ese virus podría ser erradicado pero si lo olvidamos y nos debilitarnos una vez más aparecerán grietas y el virus aparentemente inactivo resurgirá en el mundo.
P. ¿Cree que tendemos a olvidar lo que ha sucedido y que, de alguna manera, su trabajo se puede convertir en un recordatorio?
R. Sí, espero que pueda ser un recordatorio. A medida que envejezco veo a los humanos repitiendo una y otra vez los mismos errores. Espero ser parte de ese recordatorio sobre las equivocaciones que se cometieron en el pasado con la esperanza de que tengamos un futuro mejor.
P. Además, esta exposición en Madrid presenta una nueva serie sobre nuestra Guerra Civil. ¿Cómo se gestó este trabajo? ¿Ha descubierto algo interesante al respecto?
"Federico García Lorca y su poesía representan para mí la inocencia del ser humano"
R. Hace mucho tiempo que quería hacer algo sobre la Guerra Civil española. Sé que no es un tema fácil pero puede ser muy emotivo ya que no estamos tan lejos de aquello. Fue un punto de inflexión crucial para el mundo, por lo que es extremadamente importante para entendernos a nosotros mismos. Despertó a muchos a la amenaza del totalitarismo y fue el preludio de la Segunda Guerra Mundial. En muchos sentidos, fue única la cantidad de escritores, poetas y artistas que vinieron de todo el mundo para unirse como voluntarios internacionales. Un voluntario japonés en particular me llamó la atención: Jack Shirai. Luchó en el Jarama y murió en Brunete con la brigada Lincoln, que formaba parte de la brigada internacional. Nació huérfano y escapó en busca de una vida mejor en Estados Unidos. Tuvo un comandante, Oliver Law, que también murió en Brunete y fue el primer comandante afroamericano de la brigada Lincoln en un momento en que Estados Unidos estaba al comienzo del movimiento por los derechos civiles. Tanto ellos, como otros muchos compañeros voluntarios internacionales, España y la gente eran la esperanza de la humanidad y eran cruciales para la dirección que iba a tomar el mundo.
P. También hay un apartado sobre Federico García Lorca. ¿Qué le atrajo del poeta?
R. Federico García Lorca y su poesía representan para mí la inocencia del ser humano, y también la naturaleza, el paisaje y el alma de los españoles. Tanto él como su arte están llenos de espíritu humano libre. En directa contradicción con eso, se convirtió en una víctima de la Guerra Civil junto a muchas otras vidas que fueron arrebatadas. Llevando la presencia de Lorca al "ahora" con fotografías de sus pertenencias y su uniforme quería que los espectadores se detuvieran, respiraran y pensaran en la presencia del pasado. Sigue siendo extremadamente difícil hablar de recuerdos de guerra. Sé que no es algo sencillo de decir, pero el dolor y la memoria deben separarse de la política. Todo se puede politizar, por supuesto, pero primero todos debemos ser humanos. Debemos encontrar una manera de estar abiertos a la solidaridad y comprender el dolor de otros del pasado para entender a los que nos rodean y lo que experimentan y, si no tenemos cuidado, lo que todos experimentaremos.