Diferentes órdenes religiosas, una boda entre dos indios, un loco atado, un entierro, unos niños haciendo volar una cometa, un virrey en su coche… todos estos personajes forman parte del Biombo de la Conquista de México y La muy noble y leal ciudad de México, pieza que forma parte del programa La obra invitada que patrocina la Fundación Amigos del Museo del Prado. La obra se mostrará en la sala 16 A del edificio de Villanueva hasta el próximo 26 de septiembre, cuando pasará a formar parte de Tornaviaje, exposición que estaba programada para el pasado año pero que por circunstancias sanitarias se ha trasladado a este otoño. 

Este biombo de dos haces, que pertenece a una colección particular española, representa, por un lado, la conquista de Tenochtitlán de mano de Hernán Cortés y, por el otro, la vista de la ciudad de México. Aunque se desconoce el autor de la pieza sí se cree que pudo ser “un regalo del ayuntamiento a un virrey en la toma de posesión de la ciudad”, indica Miguel Falomir, director del Museo del Prado. En su conjunto, el biombo evoca nociones de la cultura y la memoria de las élites criollas de la capital de la Nueva España. Además, “visualiza la manera en que sus habitantes mostraban su relación con una Monarquía Hispánica, a la que debían fidelidad política y el origen de su fe, pero también el orgullo y la singularidad de una realidad americana y criolla que cristalizaría más de un siglo después en el proceso de independencia”, apunta el museo.

El haz sobre la conquista de México nos presenta los episodios principales que sucedieron, empezando por el recibimiento de Cortés por Moctezuma, cuya escena se muestra luminosa, y acabando con la toma de Tlatelolco. En esta cara del biombo también podemos ver una cartela en la que nos presentan los escenarios y los nombres de algunos personajes indígenas representados. En la otra parte, el autor (o autores) nos muestra “el resultado de la conquista y vemos una ciudad más grande y ordenada”, explica Falomir. En este lado son más de 60 los lugares como edificios religiosos, el palacio virreinal o el paseo de la Alameda identificados mediante una cartela. “Se trata de una vista de pájaro que no representa con absoluta exactitud la ciudad si no que es una vista comprensiva de la misma”, aclara el director.

La obra invitada: "Biombo de la Conquista de México y La muy noble y leal ciudad de México"

Existen otras dos piezas similares en el museo de Soumaya y en el Museo Franz Mayer, lo que hace pensar que fueron realizados por el mismo taller. Sin embargo, la gran diferencia entre aquellos y el que ahora vemos en el Museo del Prado es que este está poblado figuras humanas. Parece que existe “un afán por representar todo el espectro social”, añade Falomir. 

Restauración de ocho meses

No obstante, el estado de conservación de la pieza era deficiente y antes de mostrarse al público ha pasado por un periodo de restauración que ha durado cerca de ocho meses y ha corrido a cargo de María Álvarez Garcillán en las instalaciones del museo. Se trata de un armazón de diez puertas pintado a doble cara. La propia naturaleza del biombo, cuyo origen se disputan Japón y China, ha favorecido su deterioro. “Es un elemento que se mueve, se desplaza y está expuesto a golpes. Las puertas presentaban golpes y algunas de ellas habían estado en contacto con el agua por lo que había partes de pintura desprendidas”, explica la restauradora. 

A través de la fotografía ultravioleta descubrieron que “prácticamente toda la superficie presentaba repintes”, y con la luz infrarroja vieron que “se habían hecho cambios en la composición”. También el color original “estaba dañado y repintado de manera invasiva y había árboles y figuras humanas que no pertenecían al diseño original”. La mayor dificultad de su restauración, asegura, ha sido realizarlo sobre el mismo soporte. Una vez retirado el barniz amarillento que cubría toda la superficie el biombo ha recuperado su tonalidad y también su lectura iconográfica original. 

@scamarzana