El Museo Nacional del Prado expone Busto de mujer, obra realizada por Picasso y que ha sido depositada por American Friends of the Prado Museum en el Prado por un periodo de cinco años. La obra ha sido donada a dicha fundación, a su vez, por la Aramont Art Collection de la familia Arango Montull.
Busto de mujer, realizado en 1943, muestra la respuesta de Picasso a la violencia de la II Guerra Mundial. En muchas de las imágenes femeninas pintadas en ese periodo el artista deformó los rasgos de las figuras de un modo radical. En esta, pintada en un solo día, el 7 de octubre de 1943, lo hizo con trazos rápidos y muy seguros. "La resonancia de los tonos del fondo y la rotunda presencia del tipo femenino revelan los ecos de su gusto por lo español y su profundo conocimiento de nuestra tradición pictórica", explica el museo en un comunicado.
Su exposición en la sala 9 B, dedicada a retratos del Greco y junto a El bufón Calabacillas de Velázquez, trata de mostrar la fuerte influencia que la gran pintura española clásica tuvo en el pintor malagueño. Picasso participó activamente en la recuperación del maestro cretense, interpretado por los artistas de vanguardia como el padre del arte moderno y, cuando apenas había cumplido los 15 años, plasmó una copia de El bufón calabacillas en lápiz de plomo en el cuaderno que le acompañó durante su primera visita al Prado. "Se abre así un diálogo cuyo objetivo es permitir al visitante observar y distinguir en su obra las huellas del pasado así como los vínculos y afinidades con la tradición que hacen de él un artista muy consciente de la herencia de la gran pintura anterior", señala el Prado.
Hace tan solo unos meses se reavivó el debate en torno a la línea divisoria entre las colecciones del Museo del Prado y el Museo Reina Sofía. Un decreto de 1995 estableció que octubre de 1881, fecha en la que nació Pablo Picasso, marcaba el fin de la colección del primero y el inicio de la del segundo. Sin embargo, en febrero de este mismo año la adquisición de una pintura de María Blanchard por parte del Prado volvió a poner el debate sobre la mesa. Entonces, el museo dirigido por Miguel Falomir aseguró que Blanchard nació unos meses antes que el genio malagueño y, por tanto, no había conflicto con el decreto. Ahora, la donación de este cuadro de Picasso al Museo del Prado mantiene el debate en el candelero.
Quitándole hierro a la polémica, el presidente del Real Patronato, Javier Solana, subrayó cuando se conoció el depósito que “la decisión de American Friends of the Prado Museum es, sin duda, una buena noticia para todos los españoles y también para todos aquellos que visitan nuestro país atraídos por su riqueza patrimonial. Un cuadro de uno de nuestros grandes genios nacionales, hasta ahora en manos de una colección privada estadounidense, pasa a ser de acceso público y ello nos alegra a todos los que amamos la obra de Picasso, los museos y la Cultura gracias a la generosidad de la familia Arango Montull y American Friends”.
El Prado en la formación de Picasso
La formación de Picasso sigue los cánones académicos tradicionales. Hijo de un pintor dedicado a la enseñanza del oficio, tuvo una esmerada formación artística que completó siguiendo todos los pasos académicos habituales en la España del siglo XIX, incluyendo el estudio de los ejemplos históricos en el Museo del Prado.
El 13 de octubre de 1897, según consta en el Archivo Documental del Museo del Prado, Pablo Ruiz Picasso se registró en el libro de copistas para estudiar la obra de Velázquez. Ese mismo año, volvió para copiar La Anunciación de Murillo y una Venus de Tiziano.
Picasso siempre se sintió atraído por los grandes maestros, con los que estableció un diálogo artístico a lo largo de su carrera. En una carta dirigida a su amigo Joaquín Bras le explicaba: “(…) El museo de pinturas es hermoso: Velázquez, de primera; de El Greco, unas cabezas magníficas; Murillo no me convence en todos sus cuadros; Tiziano tiene una Dolorosa muy buena; (…)”.
Se conservan dibujos de El bufón calabacillas y Francisco Lezcano, el niño de Vallecas y ejemplos de su admiración por un pintor que, aunque poco conocido y valorado en esa época, comenzaba a hacerse hueco en el imaginario vanguardista: El Greco.
En la instalación de carácter permanente “Historia del Museo del Prado y sus edificios” se expone el nombramiento, firmado por Manuel Azaña, de Pablo Ruiz Picasso como Director del Museo Nacional del Prado por Decreto del 19 de septiembre de 1936 y, aunque acepta el nombramiento, no tomó posesión formal del cargo.