Templo-Pladur. Galería NF / Nieves Fernández. Blanca de Navarra, 12. MADRID. De 1.800 a 4.600 €. Hasta el 20 de noviembre
Todo en la obra de Clara Sánchez Sala (Alicante, 1987) está perfectamente medido. Atenta siempre a lo que ocurre a su alrededor, vida y obra se mimetizan en proyectos como El espacio crítico (2019), que pudimos ver en CA2M, una instalación de baldosas de metacrilato, pintura y piedras inspirada en el suelo de terrazo de su estudio, o en esta nueva propuesta con la que se estrena en la galería NF / Nieves Fernández.
Bebe ahora de un viaje a Grecia donde se topa con todo el esplendor de la Antigüedad y con algo que le llama mucho la atención: todas las esculturas masculinas están desnudas frente a las femeninas, tapadas. Así, viste la galería con paneles de pladur que deja crudos, y genera un recorrido en el que una serie de piezas de escayola y cerámica recuerdan a las prendas que llevaba la artista mientras hacía estas obras. Todas ellas conducen, como un bosque de columnas en ruinas, a una imagen de un busto clásico con los labios pintados de carmín.
Son todo referencias al cuerpo de la artista, moldes de escayola de partes de su cuerpo desnudo (labios, ombligo, pies, pecho…) y fotografías en un cuidado blanco y negro sobre tela de texturas marmóreas. Con ellas y con las piezas que cuelgan del techo continúa su investigación en torno a lo textil, en la que trabaja desde hace un par de años. Lo veíamos en las cortinas que cubrían las ventanas desnudas en Aragon Park, en Madrid, y también en su lectura del Archivo de la Villa en la exposición El Arca en Condeduque en las telas bordadas. Aquí tienen algo de los fustes estriados de las columnas. ¿El sumun?, cuando viste aquí hasta el marco de las fotografías. Un proyecto redondo.