En 1949 Frida Kahlo pintó Diego y yo, una pintura de pequeño formato en la que vemos el rostro de la artista y de cuya frente emana la cara de su pareja al que retrata con tres ojos. Se trata de su último gran retrato y fue ejecutado para Florence Arquin y su marido Sam Williams, tal y como se aprecia en la dedicatoria escrita en el reverso. El lienzo, procedente de una colección privada, fue la estrella de la subasta de anoche en la sede de Sotheby’s de Nueva York. La venta, que se cerró en 34.9 millones de dólares (cerca de 31 millones de euros), convierte a Kahlo en la artista hispanoamericana más cara vendida en una subasta. Además, con esta cifra no solo pulveriza su anterior récord sino que supera notablemente los 9,76 millones de dólares conseguidos por Diego Rivera con Los Rivales. La compra la remató Eduardo F. Costantini, empresario argentino que empezó a coleccionar en los años 70 y fundador del Museo de Arte Latinoamericano, el MALBA, con sede en Buenos Aires.
En esta pintura Kahlo transmite una mirada poderosa pero al mismo tiempo de sus ojos caen tres lágrimas que para Anna Di Stassi, responsable de Arte Latinoamericano de la casa de subastas, "son las lágrimas más poderosas que he visto en la historia del arte". También resulta significativo que Kahlo se mostrara con una melena cubriendo su cuello en una clara alusión a todo lo que en aquella época le asfixiaba.
Aunque artísticamente se encontraba en la cúspide de su carrera, en esta época Kahlo y Rivera atravesaban un periodo turbulento y de poco entendimiento en su matrimonio. Son conocidas sus infidelidades y aunque habían aprendido a perdonarse sus indiscreciones a Frida Kahlo le destrozó la aventura de su pareja con su amiga María Félix aquel mismo año. Pero no solo eso, en esta época la salud de Kahlo se estaba deteriorando y poco después de acabar esta pieza la artista tuvo que ser hospitalizada. Aquel ingreso se prolongó durante un año.
El autorretrato fue uno de los géneros a los que más recurrió la artista en su corta pero intensa trayectoria artística. En 1920 se pintó a sí misma en tres ocasiones, una cifra que ascendió a 20 en la siguiente década, otras tantas en la década de 1940 y en cinco ocasiones más en los años previos a su prematura muerte en 1954. En total, un tercio de su producción son autorretratos.
En un comunicado emitido por Sotheby’s tras la subasta la casa aseguró que "el precio alcanzado sitúa a Frida Kahlo en el centro de la escena junto con los grandes titanes de la historia del arte y como uno de los artistas más codiciados del mercado actual".