Con la agenda del revés. Así hemos estado todo el año. Con ARCO en verano y Feria del Libro en otoño. El día después de la pandemia aún no ha llegado y la mascarilla no permite mostrar la sonrisa completa. Con todo, un nuevo gobierno saludaba al mes de julio y Rodríguez Uribes (parece que fue hace un siglo) entregaba la cartera de Cultura a Miquel Iceta en un cambio de cromos sin mucho sentido para el sector. Pero las medidas concretas no acaban de llegar: se frena la Ley de Patrimonio y se aplaza un año más el Estatuto del Artista. A cambio, se anuncian los “mejores presupuestos para la cultura” con un 38 % más (hasta los 1.589 millones de euros). ¿Qué más se puede pedir? Un bono para que los jóvenes consuman cultura. Hecho.

Letras

Tras la parálisis inicial del sector editorial en 2020 a causa de la pandemia, 2021 ha sido el año de la euforia: a falta de las cifras de la campaña de Navidad, en el primer semestre las ventas crecieron un 44 % respecto al año anterior (esto es, durante el confinamiento), y los responsables de Gremios de Editores apuntan a los 1.100 millones de facturación, un 15 % más que el año anterior, algo que mejora las magnitudes de 2011, con el mejor registro de la última década. En un año en el que la Feria del Libro se trasladaba a septiembre en una edición no exenta de polémica, se han abierto tantas librerías como han cerrado. Los principales grupos (Planeta y Random House) continuaron su labor de concentración, mientras que sellos independientes como Nórdica, Periférica, Impedimenta o Libros del Asteroide han vuelto a conquistar a los lectores.

Arte

El año comenzaba con restricciones de movilidad y con museos y galerías haciendo equilibrios, y hasta montajes vía webcam. Fue un febrero sin ARCO, que se celebró en julio con pasillos más amplios y varias bajas de galeristas que se lanzaban, con Hauser & Wirth a la cabeza, a la inauguración de espacios en zonas vacacionales. Nuevos formatos para un mercado que ha visto sus cifras caer. Entretanto, se colaba un supuesto Caravaggio en una subasta de Madrid e irrumpía el fenómeno del criptoarte. El cambio de ministro parecía sin sobresaltos hasta la dimisión de Lola Jiménez-Blanco, directora de Bellas Artes, otro golpe más. Sí podemos celebrar la llegada de nuevas directoras a nuestros museos (la más sonada la de Elvira Dyangani al MACBA) y unos premios muy performers: Marina Abramovic (Princesa de Asturias), Dora García (Artes Plásticas) y Tania Bruguera (Velázquez).

Escenarios

En otro año duro, Sanzol nos permitió refugiarnos en su bar. Allí, durante tres horas, sanamos heridas y nos congraciamos con el género humano. El sector escénico, más allá de paréntesis cauterizadores, sigue con las costuras abiertas a la espera del maná de las ayudas europeas. Esperemos que sirvan para paliar la precariedad reinante (junto al anhelado Estatuto del Artista). En la música volvimos a gozar de algo que se echaba de menos: las grandes orquestas internacionales, como la Staatskapelle de Berlín, que vino con Barenboim. Y el Teatro Real recibió un espaldarazo internacional con su merecido Opera Award. Lo triste fue despedir en tan poco tiempo a García Abril, Halffter y De Pablo. Una generación perdida.

Cine

Preocupan los primeros datos de taquilla en España: unos 40 millones de euros, la más baja de este siglo. A todo tren. Destino Asturias, Way Down y Operación Camarón han logrado –apoyadas por grandes grupos televisivos– copar los primeros puestos del ranking de recaudación. Dentro del cine más ambicioso tan solo Almodóvar, León de Aranoa y Bollaín salvan los muebles, mientras que un muy destacable cine de autor se lleva el aplauso de la crítica. Los cines se vacían y la creación se mantiene gracias al auge de las plataformas. Hace falta un plan de choque para atraer de nuevo al público a las salas. Quizá la nueva Ley de Cine que prepara Iceta para 2022 sea el punto de partida para esa recuperación que no acaba de llegar.

Ciencia

Nadie podía prever un final de año marcado por la agresividad del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma. La coordinación y solvencia de los equipos científicos han conseguido evitar daños mayores y han abierto nuevas rutas en la vulcanología. En lo monetario, buenas noticias. Los presupuestos para I+D+i suben un 19 % con respecto a 2020 con especial atención al CSIC. Los fondos europeos reforzarán esta apuesta, por lo que cabe esperar resultados a medio plazo en nuestros laboratorios. Y mientras, la Covid-19 y sus nuevas cepas siguen ahí, aprovechando cualquier resquicio para intentar volver a doblegarnos. Esperemos que no lo consiga