Consternados aún por la reciente pérdida de Almudena Grandes y Verónica Forqué, llegamos al último día de 2021 recordando a las personalidades de la cultura a las que hemos tenido que decir adiós este año. Grandes poetas como Joan Margarit, José Manuel Caballero Bonald, Francisco Brines, Antonio Martínez Sarrión y Adam Zagajewski, la pintora Carmen Laffón, el filósofo Antonio Escohotado, músicos de renombre como Antón García Abril, Cristóbal Halffter, Luis de Pablo, Chick Corea y Franco Battiato, la gran diva del pop mediterráneo Raffaella Carrà, actores como Quique San Francisco y Pilar Bardem o el cineasta Mario Camus.
El 1 de enero del año que cerramos murió Carlos do Carmo, la voz de la saudade. El gran decano del fado, que tenía 81 años, era un personaje tan querido para la cultura portuguesa que nuestro país vecino declaró un día de luto oficial.
En enero falleció también la poeta y ensayista Guadalupe Grande a los 55 años. Hija única de los poetas Félix Grande y Francisca Aguirre, era autora de obras como El libro de Lilith y Hotel para erizos. Decía que “la fe en la poesía no puede desfallecer”, y cumplió con esta máxima hasta el final de sus días.
En el primer mes del año dijimos adiós también al actor y director Gerardo Malla, gran personaje del teatro español. Fue uno de los fundadores de Pentación Espectáculos y era padre del músico Coque Malla. Retirado de los escenarios desde 2013, falleció a los 84 años.
Unos días más tarde falleció el cineasta cubano Juan Carlos Tabío, director de Fresa y chocolate, que utilizó en sus películas el humor y la ironía para profundizar en las contradicciones de la vida en la isla bajo el régimen de Fidel Castro.
En enero murió también el legendario productor Phil Spector, creador del famoso ‘muro de sonido’ que definió el pop de los 60 e influyó a numerosos artistas. Era un personaje de enorme talento con un reverso oscuro y violento, y desde 2009 cumplía condena por asesinato.
En los primeros días del año murieron también Michael Apted, director de Gorilas en la niebla y de la serie documental Up, que siguió la vida de varias personas a lo largo de seis décadas; el actor y guionista Jean-Pierre Bacri, uno de los rostros más conocidos de la comedia francesa; y el poeta y dramaturgo sueco Lars Norén, considerado por muchos el heredero de Strindberg.
En febrero nos dejó Joan Margarit a causa de un linfoma, apenas tres meses después de ser coronado con el Premio Cervantes, el más importante de la literatura en español. Pocas semanas antes de su muerte, el gran poeta recibió de manos del rey el galardón en un acto privado en Barcelona, y El Cultural tuvo la oportunidad de entrevistarle por última vez en su casa, donde enseñó el gran orgullo que era su biblioteca y anunció su último libro, Animal de Bosque, que se publicó ya de manera póstuma poco después. Consciente de que se acercaba el final, bromeaba no obstante sobre su estado de salud: “Del bigote para arriba estoy perfecto”, decía.
En febrero murió también el gigante del jazz Chick Corea. El pianista y compositor, pionero del jazz fusión y ganador de 23 Grammy falleció de cáncer a los 79 años. Apasionado de la música española, compuso el estándar Spain, colaboró estrechamente con Paco de Lucía y uno de sus últimos proyectos fue la Spanish Heart Band.
Alberto Corazón, figura clave del diseño y del arte en España, murió el 10 de febrero a los 79 años de edad. Era pintor, escultor y diseñador gráfico. Creó el logotipo de decenas de entidades e instituciones, como la ONCE, Mapfre, la SGAE, el Círculo de Bellas Artes y Ferrovial, entre muchos otros. Desde 2006 era miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El segundo mes del año murió también el pintor Luis Feito, fundador del grupo El Paso y uno de los primeros artistas españoles que abrazaron la abstracción en la década de los cincuenta. Tenía 91 años, al igual que el actor Christopher Plummer, ganador de un Premio Oscar por Beginners y conocido por su papel en Sonrisas y lágrimas, que murió unos días antes.
En febrero fallecieron también el cineasta Antonio Giménez-Rico, director de títulos como Las ratas, El disputado voto del señor Cayo o Vestida de azul y expresidente de la Academia de Cine; el guionista Jean-Claude Carrière, colaborador de Buñuel en algunas de sus películas más importantes; Johnny Pacheco, uno de los padres de la salsa y fundador de Fania, la discográfica y la orquesta que convirtieron este género nacido en los barrios latinos de Nueva York en un fenómeno mundial; y el célebre poeta y editor estadounidense Lawrence Ferlinghetti, figura central de la generación beat.
El 1 de marzo dijimos adiós al actor Quique San Francisco, que llevaba ingresado desde enero por una neumonía. Personaje único, con una enorme vis cómica, tuvo una larga trayectoria, llegando a participar en más de 70 películas y 40 obras de teatro.
En marzo murió también el compositor Antón García Abril a los 87 años de edad. Creador de relevancia mayúscula para la cultura española, su larga trayectoria profesional incluye la composición de obras para orquesta, cantatas, conciertos, música de cámara y más de 200 bandas sonoras para cine y televisión.
Al comienzo de la primavera se apagó la vida del poeta polaco Adam Zagajewski, Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2017. Fue heredero de lo más granado de la tradición lírica de su país, portavoz de un momento muy preciso de Europa en el que la cultura parecía la única forma de salvación.
El 24 de marzo murió el escritor y periodista Jorge M. Reverte, autor de novelas negras y de ensayos históricos sobre la Guerra Civil. Era hermano del también escritor y periodista Javier Reverte, fallecido el año anterior. Un día después murió el cineasta Bertrand Tavernier, heredero de la Nouvelle Vague y autor de películas como La muerte en directo, Hoy empieza todo y La carnaza.
Marzo fue el mes en el que también despedimos al gran pianista georgiano Dmitri Bashkirov, figura clave en la docencia del instrumento en nuestro país, sobre todo en la Escuela Reina Sofía; al filántropo y coleccionista de arte Richard H. Driehaus, que colaboró en la restauración del Patrimonio Histórico español a través de iniciativas como el Premio Rafael Manzano Martos; al exdirector de la Metropolitan Opera de Nueva York James Levine, que llevó las riendas de la compañía durante más de 40 años y la situó en lo más alto, hasta que cayó en desgracia en 2018 por varias acusaciones de abuso sexual; al pintor, diseñador gráfico y escultor Vicente Rojo, considerado uno de los mayores exponentes de la abstracción mexicana; y al reputado oncólogo Josep Baselga, pionero español de las terapias personalizadas contra el cáncer.
En abril fallecieron el astronauta Michael Collins, uno de los tres primeros astronautas que viajaron a la Luna; el poeta canario Justo Jorge Padrón; la actriz Helen McCrory, conocida por sus papeles en la serie Peaky Blinders y en la saga Harry Potter; el rapero y actor estadounidense DMX, una de las grandes figuras del género; y los periodistas David Beriain y Roberto Fraile, asesinados en Burkina Faso por Al Qaeda mientras rodaban un reportaje sobre la caza furtiva.
Mayo vio apagarse a dos de los mayores poetas españoles del siglo XX: José Manuel Caballero Bonald y Francisco Brines, ambos de la llamada Generación del 50 y ganadores los dos del Premio Cervantes. El primero de ellos murió el día 9 en su casa de Madrid a los 94 años de edad. Brines falleció en un hospital de Gandía, donde había ingresado un día después de recibir el galardón en su casa de Oliva (Valencia) de manos de los reyes.
En el mes de las flores se marcharon también dos grandes músicos, cada uno en su ámbito: el italiano Franco Battiato, tótem de la música pop, buscador incansable de formas nuevas para su música y autor de letras inagotables en temas y matices; y el compositor y director de orquesta español Cristóbal Halffter, figura clave en la introducción en nuestro país de las corrientes de vanguardia europeas, que él combinó con la tradición local para tejer su discurso musical.
Y en ese mismo mes fallecieron también Julião Sarmento, el artista portugués más conocido internacionalmente; José Luis Alexanco, miembro de la generación de artistas posterior a El Paso y que protagonizó la vanguardia española a partir de mediados de los 60; y la bailarina y actriz italiana Carla Fracci.
En junio murió otro poeta de la generación del 50, Enrique Badosa. Era autor de una poesía de tono menor, de lectura grata y de gran sabiduría, y también fue traductor de Horacio. Varios días después falleció el actor Óscar Sánchez Zafra, vinculado a la Compañía Nacional de Teatro Clásico y a series como Querido maestro y Cuéntame cómo pasó. Ese mismo mes dijimos adiós al historiador del arte Tomás Llorens, que dirigió el Museo Reina Sofía y el IVAM y fue conservador jefe del Museo Thyssen; y a la periodista y escritora Janet Malcolm, mítica colaboradora de The New Yorker y autora de obras canónicas como El periodista y el asesino y La mujer en silencio.
El 5 de julio murió la cantante, actriz y presentadora italiana Raffaella Carrà a los 78 años. Famosa por canciones como Hay que venir al sur, Caliente caliente o Fiesta, fue un icono de la televisión italiana y también lo fue de la española, vinculada a programas de TVE. El mismo día murió a los 91 años el director de cine Richard Donner, uno de los reyes de la taquilla en Hollywood durante años y responsable de títulos tan populares como Superman, Lady Halcón, Los Goonies o Arma Letal.
El artista francés Christian Boltanski, uno de los más influyentes de su generación, murió el 14 de julio a los 76 años. Abordó en sus obras temas universales como la vida, la muerte, la memoria y el azar. Conocido sobre todo por sus instalaciones, cultivó otras disciplinas y formatos como la fotografía, el cine y la escultura.
Pocos días después nos dejó la gran matriarca del cine español, la actriz Pilar Bardem, madre de Javier, Carlos y Mónica Bardem, y también hija y hermana de actores y cineastas. La veterana intérprete, que participó en más de 80 películas, murió a los 82 años.
El escritor y editor Roberto Calasso, una de las grandes figuras intelectuales de Italia, murió el 28 de julio. Director de la editorial Adelphi y autor de títulos como El ardor, El Cazador Celeste o el reciente Cómo ordenar una biblioteca, falleció en Milán a los 80 años.
En julio murieron también el exdirector del Festival de San Sebastián y estudioso del cómic Luis Gasca; el gestor teatral y exdirector del Festival de Otoño Ariel Goldenberg; el premio Nobel de Física Steven Weinberg, y el periodista y crítico musical Rafael Banús, antiguo colaborador de El Cultural.
Agosto fue el mes en el que vimos partir al baterista de los Rolling Stones, Charlie Watts; al arquitecto José Miguel de Prada Poole; al historietista Nacho Moreno, creador de Goomer; al productor musical José María Cámara; al artista especializado en retratos de gran formato Chuck Close; y al actor Ed Asner.
El compositor griego Mikis Theodorakis falleció el 2 de septiembre. Entre sus obras destaca la banda sonora de Zorba, el griego, con la que ganó fama internacional. Pocos días después murió el actor Jean-Paul Belmondo, uno de los ídolos del cine francés, que despegó en los 60 dentro de la Nouvelle Vague antes de reorientar su carrera hacia la comedia y el cine de acción.
En septiembre también murió el actor Michael K. Williams, conocido sobre todo por haber interpretado en la aclamada serie The Wire el papel de Omar Little, legendario Robin Hood de Baltimore. También fue el mes en que falleció Jordi Rebellón, conocido principalmente por su papel en la serie Hospital Central.
Carlos Pérez Siquier, gran renovador de la fotografía de vanguardia, falleció el 13 de septiembre. El fotógrafo, miembro fundador del grupo Afal, ganador del Premio Nacional de Fotografía y maestro en el uso del color, tenía 90 años. Un día después murió el poeta, ensayista y traductor Antonio Martínez Sarrión a los 82 años. Fue uno de los novísimos españoles incluidos en la famosa antología publicada en 1970 por Josep Maria Castellet.
En la misma semana murió el dramaturgo Alfonso Sastre, uno de los autores más relevantes del teatro español del siglo XX. Era miembro de la Generación del 50 y autor de obras como Escuadra hacia la muerte y La taberna fantástica. Por las mismas fechas dijimos adiós a un maestro del cine español: Mario Camus. La extensa y brillante filmografía del director, maestro del cine español, atesora títulos con rango de clásicos como La colmena y Los santos inocentes, cúspide de una trayectoria versátil y centrada en la adaptación de relatos magistrales de la literatura española. Y a finales de septiembre murió Antonio Gasset, la irónica voz de la cinefilia. El emblemático director y presentador del programa de TVE Días de cine falleció a los 75 años.
Después de haber dicho adiós a Cristóbal Halffter y Antón García Abril unos meses antes, en octubre tuvimos que despedirnos de otro compañero de generación, el gran compositor Luis de Pablo. Tuvo una de las carreras más osadas, eclécticas, fecundas y proteicas de la historia de la música española. Fue un experimentador nato y muy prolífico, llegando a componer hasta seis óperas.
En octubre también se fue, a los 96 años, Emiliano Aguirre, maestro y figura fundamental de la paleontología española. El codirector de los yacimientos de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, le dedicó una emotiva despedida en El Cultural. En aquellos días también falleció la diva Edita Gruberova. La cantante lírica eslovaca sobresalió por un formidable dominio técnico, tan sobrenatural que nuestro crítico Arturo Reverter lo consideró “casi diabólico” en su obituario.
En noviembre hemos dicho adiós a demasiadas figuras de la cultura, tanto de nuestro país como internacional. Entre ellas, la pintora Carmen Laffón. La artista sevillana, Premio Nacional de Artes Plásticas y una de las más reconocidas de la segunda mitad del siglo XX, falleció en su casa de Sanlúcar de Barrameda a los 87 años. Murió también el filósofo Antonio Escohotado. Pensador singular en el panorama español y conocido por su Historia general de las drogas, el profesor y ensayista ha fallecido en Ibiza a los 80 años.
A finales de mes, la muerte de la escritora Almudena Grandes a los 61 años, víctima de un cáncer que le fue diagnosticado un año antes, conmocionó a la sociedad española. Era una de las figuras más importantes de la literatura española de las últimas décadas, autora de títulos como Las edades de Lulú, El corazón helado o la serie Episodios de una guerra interminable, comparada a menudo con los Episodios nacionales galdosianos y que queda inconclusa con su partida. Será difícil olvidar la imagen de tantos amigos y lectores que la despidieron en el cementerio civil de Madrid con flores y ejemplares de sus libros en las manos, y arropando a su pareja de tantos años Luis García Montero.
Noviembre fue también el mes en el que nos despedimos del compositor Stephen Sondheim, figura esencial del teatro musical, que renovó el género y trabajó en títulos como West Side Story, Gipsy, Sweeney Todd y Company; del pintor y escultor Josep Niebla; del actor Dean Stockwell, conocido por sus trabajos para directores como Wim Wenders, Dennis Hopper, Coppola y David Lynch; del actor y director Antonio Malonda, figura esencial del teatro independiente; y de la artista y escritora francolibanesa Etel Adnan, cuya obra puede verse actualmente en una exposición del C3A de Córdoba.
El mismo mes fallecieron además el director teatral Ángel Facio, fundador de la compañía Los Goliardos; el escritor Noah Gordon, autor de El médico y otros bestsellers de gran éxito; el escritor, filólogo y profesor Antonio Prieto, ganador de uno de los premios Planeta en 1955 con Tres pisadas de hombre; Oriol Bohigas, arquitecto de la Barcelona contemporánea y una de las figuras más importantes de la cultura catalana; y la escritora canadiense Marie-Claire Blais, autora de culto y frecuente candidata al Nobel que inspiró a otras autoras como Alice Munro y Margaret Atwood.
En diciembre, el luto de la cultura española ha llevado el nombre de Verónica Forqué. La actriz , de rostro y voz inconfundibles ligados por siempre a nuestro cine, se quitó la vida a los 66 años de edad. Galardonada con cuatro premios Goya a lo largo de su trayectoria, participó en películas como El año de las luces, La vida alegre, Bajarse al moro, Kika y ¿Qué he hecho yo para merecer esto?.
En el último mes del año también falleció el filólogo y académico Manuel Seco, toda una autoridad en lexicografía, autor del célebre Diccionario del español actual y muy ligado a la elaboración del Diccionario histórico de la lengua española de la RAE. Y hemos dicho adiós también a la escritora Joan Didion, una de las voces literarias más importantes de Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX y gran exponente del Nuevo Periodismo surgido en los sesenta.
En diciembre perecieron también el dramaturgo Alfonso Vallejo, el pianista de jazz Barry Harris, la cineasta italiana Lina Wertmüller; el compositor, letrista y autor dramático Ramón Muntaner; el guitarrista de The Monkees Michael Nesmith; la autora de Entrevista con el vampiro, Anne Rice; el rey de las rancheras Vicente Fernández; y la escritora feminista y activista estadounidense bell hooks. También el arquitecto Richard Rogers, premio Pritzker y autor del Pompidou de París; Jean-Marc Vallée, director de películas como Dallas Buyers Club y la serie Big Little Lies; el naturalista Edward O. Wilson, conocido como “el Darwin moderno” y reconocido con el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA; Wayne Thiebaud, el artista pop de lo cotidiano; y Luis Raluy, el patriarca del circo español.