La larga negociación entre Carmen Thyssen y el Ministerio de Cultura acerca del futuro de la colección de arte de la baronesa, que llegó finalmente a buen puerto hace un año, será definitivamente refrendado el próximo 9 de febrero con la firma del convenio para su alquiler, en un acto que tendrá lugar en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, según han confirmado a Efe fuentes del ministerio.

El acuerdo inicial estipula el pago de un alquiler a la baronesa por valor de 6,5 millones de euros anuales e incluye el regreso del Mata Mua de Gauguin, la pieza más valiosa de la colección. Transcurridos 15 años, el Estado tendrá opción de compra preferente sobre la colección.

Por ahora se desconocen otros detalles del acuerdo. El abogado de la baronesa, Ángel Acebes, explicó hace varios meses a Efe que el número de obras en alquiler se reduce a 329 -de las 425 incluidas en la última garantía de Estado-, una reducción sensible del número de obras afectadas.



La firma supone un punto y aparte en las negociaciones entre el Estado y la baronesa Thyssen por su colección, que se han prolongado durante más de una década y que han estado marcadas por numerosas crisis. La última fue la salida del Mata Mua y otras tres obras en pleno confinamiento.



Una decena de ministros han tratado de alcanzar este acuerdo sin éxito, hasta que el año pasado, en enero, el exministro José Manuel Rodríguez Uribes cerró un acuerdo en firme a la espera de que se cerraran una serie de "flecos", cuyas negociaciones se han prolongado más de un año.



A la firma también asistirá Borja Thyssen, hijo de la baronesa, en calidad de heredero. Los desencuentros entre la baronesa y su hijo han sido uno de los motivos que han prolongado la firma del acuerdo.



El Museo Thyssen-Bornemisza ha iniciado una reorganización de su colección y las nuevas salas dedicadas a la colección Carmen Thyssen están listas desde hace meses a la espera del sello final del acuerdo.



La colección de la baronesa es completamente independiente de la de su marido, el barón Thyssen-Bornemisza, que el Estado compró a mediados de la década de los noventa.