No es fácil encontrar una galería en Madrid con un espacio como el de Sabrina Amrani en Carabanchel. Sus dimensiones le permiten realizar montajes "de museo", muchos de ellos con nombres poco conocidos en la escena local. La última propuesta, una videoinstalación en 12 canales de Edison Peñafiel (Guayaquil, Ecuador, 1985), es deslumbrante. Sitúa al espectador en el centro del éxodo masivo de un pueblo entero y le embriaga —con la música desgarradora de Jonathan Gerstner, la parca paleta de blancos, negros y grises, y la tristeza de todos esos rostros—, con la más total de las melancolías.
Hasta la fecha solo habíamos visto la obra de Peñafiel en muestras colectivas en la galería —sus proyectos más importantes los ha realizado en EE. UU.— pero no tardará en sonar en las instituciones. Su obra se centra en la fotografía y el vídeo como medios con los que aborda los temas de la migración, la lucha y el dolor desde una mirada en la que las escenas pasan de la realidad a la fantasía, como en un realismo mágico visual. En Mare Magnvm no solo resuenan las desgracias diarias del Mediterráneo, ante las que cada vez estamos más anestesiados, sino también los dramas de otros lugares como la propia costa de Miami, donde vive el artista, ciudad de entrada a Estados Unidos de muchos países latinoamericanos. El título alude también a la figura de la madre, mare, y al espacio de cobijo que el artista emula hábilmente con el movimiento de las olas y con la cadencia de la música que suena como una nana infantil y nos va meciendo.
La elaboración de todos los elementos es artesanal. Peñafiel dibuja los decorados a carboncillo, las olas, las toscas embarcaciones y las máscaras que cubren el rostro de todos los personajes. Interpreta él mismo todos los papeles y toma las fotografías. En los distintos personajes no reconocemos ningún rasgo individual, más allá del atuendo que da pistas sobre la edad y el género (jóvenes con gorra, ancianas con la cabeza tapada con un pañuelo o embarazadas). Busca intencionadamente esa sensación de masa anónima que puede formar parte de cualquier diáspora. Las máscaras acentúan, además, esa falta de identidad y las fuertes expresiones de dolor. Están hechas con papel maché, siguiendo la tradición de las fiestas de despedida del año viejo de su país natal.
Hay algo de William Kentridge en su expresividad a través del dibujo, la animación y la música, y en su posicionamiento ante los horrores de nuestra historia reciente. Peñafiel, sin embargo, se siente más próximo a creadores como el cineasta Georges Méliès, que también participaba en todos los aspectos de su obra (de los dibujos a las actuaciones) o del expresionismo alemán, que mira de cerca con sus tensas composiciones y el fuerte contraste de blancos y negros
Mucho más que vídeo
Es el hombre-orquesta. En la obra de Edison Peñafiel (Guayaquil, 1985) todo pasa por su cámara y por su mano, los decorados, las máscaras y hasta las interpretaciones. Sus instalaciones inmersivas se han mostrado en el Bass Museum de Miami, el Contemporary Arts Center de Nueva Orleans o en la última Bienal Sur argentina. Esta es su primera exposición individual en España.