El culebrón del Pissarro del Museo Thyssen-Bornemisza expoliado por los nazis sigue sin desenlace a la vista. El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha fallado de forma unánime (por nueve votos a cero) a favor de la familia Cassirer, propietaria hasta 1939 del cuadro Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia (Camille Pissarro, 1897), que actualmente se expone en la institución española, y ha abierto la puerta a una hipotética devolución del lienzo.
En 2019, un juez federal de California resolvió que el Thyssen era el legítimo propietario de la pintura tras una disputa legal de más de 15 años basándose en la legislación española. Ahora, el Alto tribunal estadounidense, que no resuelve la disputa, ha devuelto el caso al magistrado de Los Ángeles ordenándole juzgar la petición en base a la legislación del estado de California.
En su apelación, los abogados de la familia Cassirer defendían que la transacción que llevó el Pissarro al Thyssen no se ajustaba a derecho según la ley californiana. "Un Estado o entidad extranjera es tan responsable como lo sería una parte privada. Eso significa que se debe aplicar la regla estándar para ver qué legislación se debe emplear. En una disputa de derecho de propiedad como esta, la regla estándar es la del estado del California en este caso", ha explicado Elena Kagan, miembro del Tribunal Supremo.
Según la ley de California, donde la familia presentó la demanda solicitando la devolución de la pintura, se exigen menos pruebas para demostrar la propiedad de la obra de arte por parte de las víctimas del expolio que respecto a la legislación española, mucho más garantista.
En un comunicado, la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza se ha mostrado "convencida de que el fallo del Juzgado de Distrito, conforme al cual con arreglo a la regla de conflicto de California la ley aplicable al caso es la española (y en consecuencia la Fundación es la legítima propietaria del cuadro de Pissarro), será confirmado por el Tribunal de Apelación".
El cuadro Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia perteneció a la familia judía Cassirer hasta 1939, cuando Lily Cassirer se vio obligada a entregarla a los nazis a cambio de poder huir de Alemania e instalarse en Estados Unidos. Luego de pasar por diversas manos tras la Segunda Guerra Mundial, el Pissarro fue adquirido en Estados Unidos en 1976 por el barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza y en 1993 por el Gobierno español como parte de la compra de su colección privada.
Claude Cassirer, nieto de Lilly y residente en California, encontró la pintura en el museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, por lo que en 2005 presentó una demanda contra España y contra la pinacoteca en un tribunal californiano, que fue retomada por sus hijos, David y Ava Cassirer, tras su muerte en 2010.
Derecho sustantivo
En su fallo de 2019, el juez federal John F. Walker consideró que el barón Thyssen-Bornemisza no actuó de "buena fe" al adquirir el cuadro porque no verificó su origen, pero el museo sí lo compró de "buena fe". No obstante, subrayó que España tiene el deber "moral" de devolverlo a la familia, algo que el museo siempre ha descartado.
La familia recurrió al Supremo estadounidense para que dirimiera qué legislación debía aplicarse, si la federal -que dio la razón al museo y que tuvo en cuenta la legislación española- o la estatal californiana, que impide la compra de un bien robado. La legislación española establece que si alguien adquiere de buena fe un bien se convierte en su dueño en tres años y, si lo hace con mala intención, pasa a ser su titular en seis años.
Además, la denuncia presentada por los Cassirer se basa en la Ley de Inmunidades Soberanas Extranjeras, la cual permite litigar con otros países por propiedades expoliadas, pero el Thyssen sostuvo en su argumentación del caso que al ser un museo privado no es un instrumento del Estado español. El Tribunal Supremo se ha decantado por la petición de la familia y entiende que se debe aplicar la ley californiana en lugar de atender a un conflicto de leyes federal.
Considera que la aplicación de la ley estatal es la "única forma" de garantizar que la Fundación Thyssen, asume su responsabilidad de la misma forma que cualquier entidad privada, aunque sea propiedad del Estado español. En un comunicado, los abogados de la familia recalcan que "si se aplicase el derecho sustantivo californiano la Fundación Thyssen-Bornemisza debería devolverlo (el cuadro) a la familia Cassirer".