Claes Oldenburg. Foto: Raimond Spekking (CC BY-SA 3.0)

Claes Oldenburg. Foto: Raimond Spekking (CC BY-SA 3.0)

Arte

Muere el escultor Claes Oldenburg a los 93 años

Considerado una de las figuras más influyentes del 'pop art', destacó por sus réplicas a gran escala de objetos cotidianos 

19 julio, 2022 09:29

El pintor, escultor y dibujante Claes Oldenburg ha fallecido a los 93 años de edad, según han informado las galerías Pace y Paula Cooper de Nueva York, ciudad donde residía y tuvo lugar su deceso. Fue un artista especializado en instalaciones de arte público que destacó por sus réplicas a gran escala de objetos cotidianos, siendo las esculturas blandas, que están en varias ciudades y museos de todo el mundo, una de sus señas de identidad.

Nacido en Estocolmo en 1929, es considerado junto a Andy Warhol una de las figuras más destacadas del pop art, tendencia inspirada en la cultura de masas que alcanzó su auge en la década de 1960. A los cinco años se trasladó con su familia a Chicago. En 1950 se graduó en Yale y pasó a estudiar en la Escuela de Arte del Instituto de Chicago. En 1956 se trasladó a Nueva York, donde pronto conoció a otros artistas del happening y del environment como Jim Dine, Red Grooms, Allan Kaprow y Geoge Segal.

En ambas ciudades empieza a advertir el hartazgo por la hegemonía del expresionismo abstracto —antes del pop art fue el primer movimiento original de Estados Unidos, por lo que las instituciones lo ensalzaron a conciencia— y en torno a 1960 empieza a realizar happenings con otros artistas. Presentó su primera exposición individual en la Judson Gallery (1960) bajo el título de La calle, en la que reunía figuras y objetos realizados con materiales baratos (tela, cartón, papel), conformando una evocación muy particular del paisaje urbano.

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En 1961 "abre" La tienda en Nueva York, un espacio surtido de facsímiles de alimentos, ropa y otros objetos, hechos fundamentalmente con alambre, yeso y tela, y pintados de brillantes colores. Era manifiesto su objetivo de crear un realismo mimético, pero esos productos se parecían más a sus imágenes publicitarias que a ellos mismos. La mayor novedad de la exposición fue el hecho de obligar al espectador a introducirse, literalmente, dentro de la obra para poder contemplarla.

En aquella tienda vendía Oldenburg réplicas en escayola de alimentos de comida rápida y otros objetos cotidianos, sobre todo de consumo masivo. Es en este momento cuando inaugura el fenómeno de las esculturas blandas sobre objetos normalmente duros, que son estos mismos objetos pero a una escala descomunal. Eran elaborados en vinilo relleno de caucho, por lo que rompe una de las premisas de la escultura convencional, que tiende al empleo de materiales duros. 

A partir de 1962 introdujo en sus obras lonas rellenas de estopa, con lo que sus formas no eran estables, al tiempo que sus tamaños se agigantaban. La reconstrucción de objetos industriales con materiales blandos y en una escala que los sobredimensiona pervierte su naturaleza matérica y funcional y modifica de forma irreversible la conciencia que el espectador tiene de ellos.

Algunos ejemplos de esta técnica son las obras Gigantesco y blando interruptor sueco de luz (1962, Ludwig Museum, Colonia); Hamburguesa, polo y precio (1962, Colección Carpenter, New Canaam), Máquina de escribir (1963-1964, Galería Sonnabend, París), y Sanitario blando (1966, Whitney Museum, Nueva York). El cambio de duro a blando es también una incitación al tacto, un modo de proporcionar calidez a la escultura y cercanía al observador, porque según aseguraba el propio Oldenburg, "con un objeto blando se puede establecer un diálogo, mientras que la rigidez levanta un muro de indiferencia".

'Puente de cuchara y cereza' en Mineápolis, Minnesota

'Puente de cuchara y cereza' en Mineápolis, Minnesota

Oldenburg tenía la capacidad de convertir cualquier objeto en un símbolo de su época, opacando sus roles y significados establecidos con un singular sentido del humor que subyace en cada una de sus obras. El tamaño, la sencillez de los materiales y la transformación de un objeto sólido en un artefacto dúctil son los rasgos más representativos de este escultor, que trascendió la propia disciplina artística con su sorprendente propuesta.

El artista siempre prefirió escenarios abiertos —explanadas, parques o jardines— con acceso para todos los públicos. Su obra, que presenta colores sugerentes al ojo humano, alcanza mayor sentido cuando además el espectador puede aproximarse a sus formas, experimentar el tacto... No en vano, algunas de sus obras se deterioran si el público no interactúa con ellas.

En 1977 Oldenburg contrajo matrimonio con la artista Coosje Van Bruggen y, desde entonces, firmaban las obras juntos. Colaboraron en proyectos de gran escala aplicados a ingeniería urbana que suponen un verdadero alarde de ingenio e ironía. Sólo Oldenburg podía diseñar un puente con las formas de un tornillo doblado o de una cucharilla que soporta una inmensa cereza del más extraordinario de los rojos.

De aquella época, algunos ejemplos de la monumentalización de objetos anodinos fueron el Botón roto (1981, Universidad de Pensilvania, Filadelfia) o la gran Piqueta que clavó en un jardín de Kassel (1982). Con estas esculturas quiere provocar un desplazamiento de la percepción que habitualmente se tiene de los objetos que nos rodean. Por su interés en lo paradójico, Oldenburg está más cercano al dadaísmo o surrealismos originales que el resto de los artistas pop.