Dos activistas militantes de la organización Futuro Vegetal "han bañado" este domingo con un líquido que "simulaba petróleo" y "sangre falsa" la vitrina de una réplica de Tutankamón en el Museo Egipcio de Barcelona en protesta por la emergencia climática. Además, han arrojado ese fluido contra la pared y han desplegado una pancarta que rezaba así: "COPCA COLA +2.5º". Se trata de una referencia a la cumbre COP27 que se celebra estos días en Egipto.
Es la segunda vez que este grupo lleva a cabo actos de ecovandalismo en las instituciones españolas. La primera acción tuvo lugar hace solo ocho días en el Museo del Prado. Otros dos integrantes pegaron sus manos a los marcos de los cuadros de 'Las Majas' de Goya en El Prado y entre ambos cuadros escribieron el mensaje "+1,5º" para alertar, supuestamente, sobre la subida de temperaturas por el cambio climático.
Los atacantes del Museo Egipcio de Barcelona han señalado en un comunicado que las alusiones a la Coca Cola remiten al hecho de que la COP27 "está patrocinada por esta multinacional, corporación señalada como la mayor contribuidora mundial en la contaminación por plásticos", según su juicio. Asimismo, la protesta reivindica "la subida de la temperatura mundial provocará un clima inestable y graves consecuencias en todo el planeta".
[Dos activistas pegan sus manos a los marcos de los cuadros de 'Las Majas' de Goya en El Prado]
Una de las activistas ha pegado su mano a una de las vitrinas de la pared y ha justificado la acción de este modo: "No aguantamos más que los gobiernos laven su imagen en COPs para engañar a la población, sin efectuar medidas reales". A su juicio, "mientras la ONU prevé escenarios de 2,5ºC, nuestros líderes políticos se sientan por vigésimo séptima vez en una mesa pagados por Coca Cola, una corporación 'ecocida', para tomarse unas fotos y volver a sus países a no llevar a cabo ninguna medida real".
El otro activista implicado señalaba que "el momento histórico que vivimos nos sitúa en dos posiciones: o revolucionamos el modo de vida que tenemos y provocamos un cambio de sistema radical que democratice la toma de decisiones con respecto al modelo económico y político, o estamos abocados a la extinción". Los jóvenes, que iban acompañados por un fotógrafo, han pedido al centro que llamaran a los Mossos d'Esquadra cuando han terminado la acción. A la llegada de las fuerzas de seguridad, los activistas se han desenganchado de las vitrinas del museo .
El Museo Egipcio había reforzado su seguridad con motivo de los ataques cometido durante las últimas semanas en diferentes ciudades de todo el mundo, pero "ellos sabían muy bien lo que hacían, ha ido todo muy rápido y han acabado vertiendo un líquido sobre una de las vitrinas con una momia y en la pared", según ha asegurado un portavoz de la institución.
El museo se ha visto obligado a clausurar la sala en la que se ha perpetrado el acto, "con el perjuicio causado a los visitantes y al centro", añadía el portavoz. Todavía no han podido calcular el coste al que podrían ascender los daños causados. "Nos ha tocado a nosotros porque la cumbre sobre el clima se está celebrando en Egipto", concluían desde el museo, que tiene previsto presentar una denuncia a los asistentes, si bien en el día de hoy no se han producido detenciones.
[El Prado ve un 'éxito' su respuesta al ataque a 'Las Majas' y descarta reforzar su seguridad]
Futuro Vegetal se considera a sí mismo un movimiento que tiene como objetivo "la resolución de la Crisis Climática a través de la adopción de un sistema agroalimentario basado en plantas". Están presentes en una setentena de países y está formado por unos 1.140 grupos locales. Su vocación es "que se diga la verdad sobre lo urgente de la crisis climática, que se reduzcan las emisiones drásticamente y que se pongan en marcha asambleas ciudadanas para desbloquear la toma de decisiones", mientras que su método es "la desobediencia civil".
El pasado viernes 92 museos de todo el mundo lanzaron un comunicado contra las "agresiones" ecologistas. Casi un centenar de directores, entre ellos los del Prado, el Thyssen y el Guggenheim Bilbao, se declaran "conmovidos" por su "peligrosidad". La última acción relacionada con el ecovandalismo tuvo lugar en Oslo. El pasado viernes dos activistas ecologistas intentaron pegarse al marco de El grito de Munch, pero los guardias de seguridad del Museo Nacional de la capital noruega redujeron a tiempo a las dos personas y a una tercera que grababa la escena.
Sin ir más lejos, el pasado miércoles la institución afectada fue la Galería Nacional de Camberra, en Australia. El grupo Stop Fossil Fuel Subsidies atacó la serie de diez obras del artista pop Andy Warhol. Dos activistas pintaron y se pegaron a sus famosas latas Campbell. Antes se había lanzado puré de patatas contra Los almiares de Monet en el Museo Barberini de Potsdam (Alemania) y se virtió salsa de tomate sobre La joven de la perla, de Vermeer.
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