Le hacen falta muy pocas presentaciones. Juana de Aizpuru (Valladolid, 1933) es una de las galeristas con una de las trayectorias más brillantes de nuestro país. Su visión, su valentía y su audacia han dado a conocer a grandes artistas tanto nacionales como internacionales. Ella ha sido la protagonista del último capítulo de Imprescindibles, programa documental de TVE sobre las figuras más destacadas de la cultura contemporánea española.
En él, Juana de Aizpuru recuerda el traslado de su familia a Madrid, su pasión por el ajedrez y su regreso a Sevilla a finales de los años 60, una ciudad hermética en la que conoció a un grupo de artistas que estaba rompiendo con la tradición andaluza y donde, en 1970, abrió la primera sede de su galería homónima. Con ella cubrió el vacío que había en el ámbito del arte de vanguardia en la ciudad y, quizá, sin ser consciente de ello, empezó a construirse a sí misma y a la futura institución en la que se iba a convertir.
En Juana de Aizpuru. El instinto del arte, la galerista narra cómo desde el principio quiso inaugurar aquel primer espacio con artistas de Juana Mordó. “Entrar en su despacho fue entrar en el sanctasanctórum. Siempre la he respetado y admirado mucho”, afirma.
Con imágenes de archivo en las que vemos a Juana de Aizpuru explicando la apertura de su galería o a Juana Mordó definiendo lo que para ella significaba ser galerista, el documental avanza acercando la figura de una persona inquieta, decidida, de fina mirada y olfato de sabueso. “Siempre he ido con las orejas y los ojos bien abiertos para enterarme de todo. He aspirado a ser protagonista de mi tiempo, no quería que me dieran las cosas hechas”, asegura.
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Esta afirmación adquiere toda su dimensión cuando en 1979 comienza a pensar en ARCO, la primera feria de arte contemporáneo en España en un momento en el que el país salía del franquismo y no había instituciones culturales ni conexiones con la modernidad.
A pesar de que prácticamente todo el círculo artístico creía que aquella idea no llegaría a dar fruto, Juana de Aizpuru consiguió que en 1982 se abriera en Ifema la primera edición de la feria. En aquel momento fue bautizada como Juana de Arco, un apodo que aún hoy le sigue acompañando y que le sigue sentando bien. Juana de Aizpuru había dado contemporaneidad al sector en un momento en el que Madrid buscaba abrirse a la modernidad.
Un año después, abrió en la ciudad que regía Tierno Galván la galería que aún hoy sigue dirigiendo y en la que se pueden ver exposiciones de artistas como Cristina García Rodero, Alberto García-Alix, Jordi Colomer o Rogelio López Cuenca.
Juana de Aizpuru se convierte en este documental en la voz que guía una trayectoria que roza los 90 años. Pero este viaje no lo hace sola sino acompañada de artistas como Luis Gordillo, Dora García o Rogelio López Cuenca; otras galeristas como Elba Benítez, Elvira González o Helga de Alvear, y comisarios e historiadores que definen a una gran dama del arte que conserva su intuición, su interés, su audacia y su valentía.
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Para el coleccionista Miquel Molins, “acercarse a Juana de Aizpuru es muy peligroso porque es muy difícil decirle que no, es muy convincente”. El documental viaja de Madrid a Sevilla en tren en compañía de la galerista en un trayecto que durante 25 años hizo semanalmente.
Con una trayectoria internacional intachable, De Aizpuru da una lección muy valiosa en torno al arte: “El arte contemporáneo es asequible. Parece hermético y que no se entiende porque lo vemos a través de la visión del arte clásico, que es un arte que conocemos más. Queremos enfocar el arte contemporáneo desde el arte clásico pero hay que ir directamente al contemporáneo, así se entiende mejor”.
En este capítulo de Imprescindibles Juana de Aizpuru derrocha una vitalidad inagotable mientras sigue haciendo planes a largo plazo: “Soy mayor pero no me siento vieja, siempre pienso en el futuro y luego pienso que igual ya no estaré. Pero ¿por qué no voy a estar? Los que piensan así mueren más tarde”, reflexiona. Quizá la historiadora del arte Gloria Moure tenga razón cuando dice que Juana de Aizpuru es eterna.