Las trabajadoras del hogar llegan al ámbito museístico como protagonistas de un proyecto expositivo. Las responsables son la antropóloga e investigadora social Alba Herrero y la artista e ilustradora Ana Penyas. El espacio, el IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno), que hasta el 23 de abril acoge En una casa, exposición que traza una genealogía sobre las condiciones materiales, simbólicas, sociales y políticas en las que esta labor se ha llevado a cabo en el último siglo.
Y lo hace con un planteamiento que integra enfoques artísticos, sociológicos, políticos y etnográficos, junto a pulsaciones reivindicativas que tienen que ver con los derechos laborales y las conquistas del feminismo. Una iniciativa que busca ampliar la memoria colectiva desde esferas subalternas, a partir de la experiencia de empleadoras del hogar de diversas edades y procedencias.
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Las dos autoras, que fueron invitadas por la directora del IVAM, Nuria Enguita, a realizar un proyecto conjunto, ya habían trabajado por separado en este tema, Penyas con el libro Estamos todas bien (que mereció el Premio Nacional de Cómic en 2018) y Herrero con el documental Entre el dia i la nit no hi ha paret, con el colectivo Les Espigolaores. "También -explica la ilustradora- compartimos la mirada sobre las cosas cotidianas, lo que pasa un poco desapercibido porque está rodeándonos todos los días, y el interés por, a partir de los gestos de las cosas pequeñas, generar discursos más amplios de crítica social". Así surgió En una casa.
El trabajo de campo ha incluido la realización de 35 entrevistas con "trabajadoras del hogar y cuidados y también empleadoras", explica Herrero. "Nos parecía importante ser honestas con nuestra propia experiencia familiar y también tratar de generar un diálogo complejo sobre la realidad, ofrecer más caras del prisma. Ha sido para nosotras una experiencia muy potente y sorprendente en muchos momentos. Cuando te enfrentas a un trabajo de este tipo tienes inevitablemente ideas preconcebidas, y nos hemos encontrado con historias llenas de fuerza, de sensibilidad, también de dureza..., mucho más profundas de lo que esperábamos", añade.
"En muchos casos", indica Penyas, "son historias empoderantes, de tomar las riendas de la vida, de salir de situaciones de violencia, de búsqueda de autonomía".
El proyecto se nutre de la experiencia directa de 35 trabajadoras de diversas edades y procedencias, y también de empleadoras
"Es un trabajo tan básico y tan necesario y que llega a tantos rincones de la vida cotidiana que es como un lugar desde el que analizar muchas dimensiones de las relaciones sociales, políticas, economicas..., un lugar privilegiado de alguna manera para analizar la sociedad en que vivimos", señala Herrero.
Poner el foco en este trabajo, así como en las diferentes formas en que ha sido nombrado (sirvienta, criada, empleada doméstica, trabajadora del hogar...), revela transformaciones vinculadas a los modelos de mujer, las configuraciones familiares, las relaciones de poder o la estructura social en general.
Las trabajadoras entrevistadas nacieron entre 1930 y 1997, un arco temporal cuya amplitud hace que las vivencias de unas y otras difirieran considerablemente (entre las de mayor edad, las autoras del proyecto han encontrado, señala Penyas, "situaciones de mucha vulnerabilidad, de trabajo infantil en la posguerra..."). También las procedencias son diversas: muchas de las que se dedicaron a este trabajo durante el franquismo provienen de pueblos de Cuenca, Andalucía y la Comunidad Valenciana. A partir de la llegada de la democracia se encuentran mujeres provenientes tanto de la desindustrialización, en este caso de la comarca del Comtat, como de diversos países, especialmente de América Latina, pero también de Rusia o Bulgaria.
La propuesta expositiva y gráfica se organiza en torno a esta línea temporal en la que las historias de vida y las diferentes situaciones avanzan según el devenir histórico y social. Junto a las ilustraciones de Penyas se incluyen materiales diversos como carteles de películas, páginas de tebeos (no falta la célebre Petra, criada para todo, de José Escobar), fragmentos de las entrevistas y el fanzine de creación colectiva Derechos y dignidad. Trabajadoras del hogar y los cuidados, realizado por un grupo de 14 trabajadoras del sector en el marco del proyecto.
El paso del tiempo y las transformaciones sociales no evitan que haya, denuncia Herrero, "constantes que se mantienen y que son bastante escandalosas: sigue siendo uno de los trabajos peor considerados socialmente y peor remunerados, y realizado fundamentalmente por mujeres".
Las obras de la exposición han sido cedidas por instituciones como la Biblioteca Nacional de España, la Fundación Lucio Gil de Fagoaga, la Hemeroteca Municipal de Valencia, la Agencia EFE, el Archivo Histórico de CCOO de Andalucía o el Centro de Documentación de Mujeres Maite Albiz de Bilbao.
Las autoras señalan también, como fuente de inspiración para el proyecto, la tesis de Eider de Dios Fernández Sirvienta, empleada, trabajadora de hogar: género, clase e identidad en el franquismo y la Transición a través del servicio doméstico (1939-1995).
Una exposición que plantea una relectura abierta sobre la capacidad que tienen las imágenes, en este caso en relación con los relatos y las experiencias propias, para trastocar imaginarios, para ampliar la mirada crítica sobre el pasado, las trayectorias de la organización colectiva y la reivindicación de derechos y condiciones de trabajo dignas. Y cuyo título procede de la respuesta que muchas cuidadoras del hogar daban en los años 70 cuando alguien les preguntaba dónde trabajaban.