Y de repente, ya es febrero y regresa ARCO con una edición, la 42, de las que posiblemente recordemos. Son 211 galerías, 26 más que el año paso (y se nota), a las que se han sumado muchos nombres internacionales. Con stands repartidos entre los pabellones 7 y 9 de Ifema, como siempre, y con un leitmotif -El Mediterráneo un mar redondo- que está a caballo entre el país de antaño y el tema de las últimas ediciones.
La comisaria griega Marina Fokidis no se lo ponía fácil seleccionando un tema tan interesante como complejo. Y sale airosa. Lejos de caer en tópicos, ha sabido acompañarse de un buen equipo de asesores, Pedro G. Romero, que también pone la banda sonora con sus pregones diarios, Bouchra Khalili y Hila Peleg. Ayuda también el espacio, diseñado por el estudio de arquitectura de Andrés Jaque. Me recuerda al que hicieron para la sección sobre el futuro que comisariaron Chus Martínez y Rosa Lleó en 2018. Una superficie bastante diáfana, con rampas, y que tiene algo de plaza, de zoco, una idea que a la comisaria le interesa potenciar como imagen de un espacio que, aunque regado por las mismas aguas, es heterogéneo.
El Mediterráneo es un tema tan interesante como complejo. La comisaria, Marina Fokidis, consigue no caer en los tópicos
Nada más entrar, a través de un gran arco de medio punto, nos da la bienvenida una reconocible obra de Jannis Kounellis que, con sus ropas y ausencias, sigue removiéndonos tantos años después. Hay también un mapa-gráfico, hecho por la plataforma de Sevilla pie.fmc, que da contexto histórico a la zona, señalando hitos que han sido importantes (la primavera árabe, la migración siria postguerra civil o el 15M, entre otros). Estas piezas conviven con otras más poéticas. Me quedo con los sutiles lienzos cosidos de la italiana Maria Lai (con retrospectiva en abril en Es Baluard) o la argentina Silvina Der Meguerditchian, que despliega en unos estantes y un mostrador de época recetas de medicina tradicional relacionadas con los ojos de su bisabuela, víctima del genocidio armenio. Mientras, el tobogán de Laia Estruch que pudimos ver hace poco en la galería Ehrhardt Flórez, le va como anillo al dedo al espacio, aunque no tengo claro del todo cómo encaja con el tema.
Puntos rojos del Programa general
Por cierto, que en Casado Santapau, muy cerca de esta sección, hay un artista griego muy interesante, Antonis Donef, que tiene algo del patronaje de Néstor Sanmiguel, creando composiciones a partir de páginas de libros y dibujos.
Sobresale el arte latinoamericano que encontramos en todas las secciones de la feria
Y al repaso que ya hicimos de las 170 galerías del Programa general podemos añadir ahora una de las obras que nos dará la foto de esta edición: el Refugio, de Eugenio Ampudia en Max Estrella, hecho a escala 1:1 con las imágenes del Guernica de Picasso. La casualidad ha querido, además, que tenga al lado, en la vecina ADN, la escultura hiperrealista con la que Eugenio Merino representaba hace años al pintor malagueño y una recreación en cartón de una de sus plañideras que firma Julio Anaya (un tema sobre lo que crece ORLAN en su solo Project en Rocío Santacruz). Paralelamente, Avelino Sala reclama justicia climática con una serie de libros-escultura sellados con pintura y, enfrente (de nuevo en Max Estrella), Marco Godoy traslada la grafía y los mensajes del 15 M a instalaciones con luces de neón.
Otros stands a destacar del programa general son 1 Mira Madrid con esa instalación de Víctor Grippo de museo que quita el hipo en un espacio más amplio que el de la propia galería. Thaddaeus Ropac, en plena entrada al pabellón 7, desembarca con piezas de museo: Georg Baselitz, Miquel Barceló, Robert Rauschenberg, Valie Export… Juan Muñoz en Elvira González y David Zwirner. Helga de Alvear con una instalación XXL de José Pedro Croft. José de la Mano, que nunca defrauda, dedica su espacio al año 1957 con la abstracción del Equipo 57 y el informalismo del grupo El Paso. Atentos aquí, por cierto, a las esculturas de Ibarrola hechas con miga de pan en la cárcel. Un verdadero ingenio.
En Espacio Mínimo las obras respiran y se puede disfrutar de Ana Tisconia y su casa-plano deconstruida con delicadeza en la pared. Andrea Canepa tiene un solo en Rosa Santos en el que vuelve a los textiles y a una iconografía entre indígena y vanguardista en una tienda de campaña llena de símbolos que nos habla del grupo británico de los años 10 Kindred of the Kibbo Kift. Y en Kilchman el tiempo se detiene con el sonido de una gota cayendo de una fila de grifos de cerámica de Zilla Leutenegger.
La sección latinoamericana de Nunca lo mismo, comisariada por Mariano Mayer y Manuela Moscoso, es mucho mejor de lo que parecía sobre papel y nos regala bonitos momentos y un espacio donde tomar aire. En Mandragoa, Adrián Balseca habla de los desastres naturales provocados por la explotación del petróleo en Ecuador y de toda una zona devastada en una instalación, redonda, con antiguos bidones convertidos en maceteros. Destaca también Proyectos Ultravioleta con Jessica Kairé una arquitectura minimalista recortando periódico con formas de farola, puerta, con la que nos habla del espacio público en Doblar / desplegar un monumento, 2021. Y la galería Diego Obligado con Andrea Ostera es un homenaje al papel, pero fotográfico. Trabaja también con papel y textiles Graciela Gutiérrez Marx, ya en el Programa general, en la argentina W- Galería con su estupendo El tendedero poético.
Nombres que prometen
Predominan las galerías latinas (5 de 11) en los Opening, la sección de galerías jóvenes de Julia Morandeira y Yina Jiménez, donde este año sobresalen la pintura, los materiales textiles, mucha referencia al cuerpo y cierto surrealismo. Me quedo con las piezas textiles de María Appleton, en la portuguesa Foco, hechas con telar de pedales en la que el propio ritmo del cuerpo marca el dibujo.
No son las únicas galerías jóvenes, o que trabajan con artistas emergentes en la feria. Pásense también por Artnueve (con Pablo Capitán del Río, Manuel M. Romero), The Goma (aquí los lienzos de Miguel Marina han crecido, y funcionan muy bien), T20 y los objetos imposibles de Arturo Comas, Juan Silió (Miguel Ángel Tornero, Nuno Nunes Ferreira…) y Alarcón Criado con un solo de Cristina Mejías al que accedemos a través de un móvil. Aquí también Alegría y Piñeiro vuelven a hacer uso de su ingenio en una figura que gira sobre sí misma mientras proyecta sus sutiles contoneos. Y, por supuesto, Bombon Projects donde se retuerce un espectacular gusano de Eva Fàbregas, con individual en mayo en el Centro Botín.