El 8 de marzo es un día marcado en el calendario, un día de celebración pero sobre todo de reivindicación. El Día Internacional de la Mujer se cuela, desde hace ya algún tiempo, en las agendas de instituciones culturales como museos, que se vuelcan con actividades y recorridos específicos que tratan de visibilizar el papel de las mujeres en su trayectoria.
Es el caso del Museo del Prado, que ha programado un ciclo de conferencias en torno al papel de las reinas y artistas en la fundación y desarrollo de la pinacoteca. Este mismo 8 de marzo inicia un simposio que analiza las estrategias que hicieron posible que algunas mujeres del siglo XIX pudiesen dedicarse profesionalmente al arte.
Las mujeres del Barroco
Protagonistas femeninas en la formación de las colecciones del Museo del Prado empezó el año pasado dando a conocer la importancia en la configuración del museo de aquellas mujeres cuyas actuaciones se enmarcan entre el nacimiento de Isabel la Católica y la muerte de Isabel Clara Eugenia. Este año, el ciclo dirigido por Noelia García ha reunido a varios expertos nacionales e internacionales que han puesto sobre la mesa la importancia de figuras de la época barroca como María de Hungría, Juana de Austria o Isabel Clara Eugenia.
“Hemos avanzado en la cronología para centrar nuestra mirada en mujeres cuyas vidas quedan enmarcadas entre el nacimiento de Isabel de Borbón y la muerte de Mariana de Neoburgo, es decir, entre 1602-1740”, indica Noelia García. Durante dos días se ha examinado “el patronazgo de las reinas Isabel de Borbón, Mariana de Austria, María Luisa de Orleans y Mariana de Neoburgo, protagonistas de los reinados de Felipe IV y Carlos II”.
Esto permite estudiar las “relaciones entre las cortes europeas en la Edad Moderna con estas grandes promotoras del arte. Mujeres como Isabel de Borbón o Mariana de Austria asumen el poder e instrumentalizan el arte a sus intereses personales, que bien podían ser devocionales o políticos”, destaca.
También se ha hablado sobre cómo Ana de Austria, María Teresa de Austria, María de Hungría y Margarita Teresa de Austria “desempeñaron un destacado papel como mediadoras artísticas y culturales, creando redes femeninas con importantes repercusiones en lo relativo al intercambio de obras y promoción de artistas”, recuerda Noelia García.
El ciclo ha puesto de relieve que estas reinas, algunas consortes y otras regentes, trabajaron con artistas como Rubens, Velázquez, Carreño de Miranda o Martínez del Mazo como lo hicieron sus antecesoras con Tiziano, Brueghel el Viejo o Antonio Moro. Estas ponencias, a las que se apuntaron más de 1.400 personas, enmarcan el patronazgo en un contexto global con una perspectiva que “invita a descubrir motivos e intereses personales”.
Entre mitos y realidades
Este miércoles 8 de marzo el museo da inicio a Mujeres artistas en el Prado. El siglo XIX y el tránsito a la modernidad, un ciclo dirigido por Encina Villanueva que trae al frente algunos de los mitos que han acompañado a las mujeres artistas del siglo pasado y analiza los lugares y las estrategias que hicieron posible que pudiesen dedicarse profesionalmente al arte. La renovación de las salas dedicadas al siglo XIX ha permitido la exhibición de una mayor cantidad de obras firmadas por mujeres y este es el contexto del que partió el museo para armar este simposio.
Villanueva, que ya había participado en una jornada en torno a Rosa Bonheur, no tardó en dar un nombre. Fue el de María Blanchard, pero enseguida entendió que existía la posibilidad de dedicar un espacio monográfico a varias de las creadoras que componen el recorrido y la colección del museo. “Tenemos que seguir conociendo a las artistas, hay un desequilibrio de conocimiento en torno a las que no pudieron ser artistas, las que se dedicaron al arte pero tuvieron limitaciones y las que no han trascendido”, indica.
Durante el siglo XIX se dieron algunos avances: “a pesar de la ideología generalizada en torno a la mujer con limitaciones y escasas posibilidades creativas, en este periodo se produce el movimiento feminista que alcanza cotas importantes”, asegura Villanueva. En este contexto, en España ocuparon un lugar importantes escritoras como Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal o Concepción Gimeno de Flaquer y existe cierta “apertura ideológica que avanza hasta llegar a las vanguardias, momento en el que la posibilidad de formación se hace más patente”.
Precisamente la primera ponencia, a cargo de Mireia Ferrer Álvarez, gira en torno a la presencia de mujeres en talleres y estudios en el siglo XIX, así como el viaje artístico o su concurrencia a los espacios de sociabilidad de la época. Le seguirá Ángeles Caso con una conferencia en la que abordará algunos de los mitos que han acompañado a las artistas de la época.
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De manera recurrente se ha tendido a pensar en el “bodegón como el género más cultivado por las mujeres pero nos encontramos con creadoras como Elena Brockmann, que hizo pintura de historia, o Aurelia Navarro, que se atrevió con un desnudo”, apunta Villanueva. Con el objetivo de aterrizar algunas realidades, la historiadora del arte y escritora indagará en la incorporación de numerosas mujeres de las clases privilegiadas y burguesas al arte.
Tras las dos primeras conferencias que permiten conocer el contexto en profundidad, las siguientes jornadas estarán protagonizadas por nombres propios. Así, Carolina Miguel Arroyo, directora del Museo del Romanticismo, dará a conocer a las artistas del Romanticismo, un grupo de creadoras que carecen de un estudio riguroso que permita dar visibilidad a su contribución, poniendo especial énfasis en la miniaturista Teresa Nicolau Parodi, de la que el museo posee una pieza.
El ciclo se ciñe al contexto español y francés, dos países “relacionados porque las artistas, al igual que sus homólogos masculinos, iban a Francia, donde se estaba gestando la vanguardia y donde había más posibilidades creativas”. En este sentido, la marquesa de Rambures (con alias Jacques François) ha permanecido en el olvido a pesar de ser una de las cinco mujeres que participaban en las exposiciones impresionistas.
Un retrato de Federico de Madrazo demuestra que “la pintora pasó temporadas en Madrid y visitaba el Museo del Prado como copista”. Alexandra K. Morrison se encargará de explicar los resultados de sus investigaciones en torno a esta artista y visibilizará su historia y su obra atendiendo la historia del arte moderno con una visión mucho más compleja.
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La siguiente protagonista será Aurelia Navarro, artista que se ha dado a conocer en los últimos años y que Dolores Santos Moreno ha estudiado en profundidad en su contexto granadino. Será ella quien dé a conocer una obra poblada por retratos de mujeres burguesas, de su entorno social, y otras de condición más modesta que son un fiel reflejo de la época.
No podía faltar la saga Roësset con el foco puesto en María Roësset Mosquera. Por supuesto, Marisa, Consuelo y Mar Gil Roësset complementerán una conferencia en la que Nuria Capdevila-Argüelles incidirá en que “las cosas no surgen de la nada, sino que hay contextos que facilitan la creatividad”.
Esto se hace patente también en la figura de María Blanchard, artista con la que Encina Villeneuve cerrará el programa. Blanchard se relacionó con Juan Gris, con quien compartía exploraciones formales, y Picasso, dos de los artistas más reconocidos del cubismo y bajo cuya sombra quedó la artista.
Es más que posible que el de Blanchard sea el nombre más conocido de todos los mencionados. Prima de la política Matilde de la Torre y de la editora Consuelo Berges, la directora del programa cree que a pesar de su recuperación en los últimos años y el conocimiento de su obra en los círculos artísticos y académicos, el público general aún no la desconoce. Por eso, su objetivo es “seguir dando a conocer su figura para que trascienda más su obra que su mito”.
Por supuesto, hay otras artistas que conviven con ellas y que necesitan de un pequeño impulso como este para que pasen a primera línea. Aún queda mucho por conocer y por disfrutar.