Manuel Segade (A Coruña, 1977) dispara sus respuestas a la velocidad de la luz al otro lado del teléfono. Lleva una mañana intensa, saltando de una entrevista a otra en los descansos que le deja el montaje de la exposición Juan Muñoz, en la hora violeta, que inaugura el 16 de junio en el Centro de Arte Dos de Mayo (“una exposición muy medida, con algunas obras que no se ven desde los ochenta”). Con su energía habitual, al 150 % de carga, todavía no tiene fecha de incorporación, aunque seguro será urgente. Esta tarde tiene reunión con el Ministerio.

Pregunta. Ha sido el candidato más valorado, ¿puede avanzarnos las líneas generales del programa con el que ha ganado el concurso?

Respuesta. Aunque no puedo avanzar mucho hasta que me reúna con el Patronato del museo, el Ministerio y el equipo, hay unas líneas que serán fundamentales en esta nueva etapa. Venimos de un periodo muy potente en el que el Reina Sofía se ha convertido en uno de los más importantes de Europa, con gran peso en la escena internacional, y lo que viene ahora no es un periodo de transición sino de consolidación. Mi intención es auparme en esos logros que ya existen, la Ley Propia, la Fundación Museo Reina Sofía…

P. ¿De qué manera?



R. Aplicando los principios que sean posibles para atender las necesidades de nuestra escena. Los museos tenemos recursos limitados y es necesario repartirlos para apoyar nuestra a escena, que es muy frágil, los artistas viven en una economía precaria y es importante pensar en cómo hacerlo desde el aparato institucional. Hablo de permeabilizarlo todo, en un museo menos personalista, en dar visibilidad a otros departamentos. Me interesa que la imaginación de los programas se aplique también a la administración, conseguir que sea más coral, que tenga una multiplicidad de voces. No hay por ejemplo nombres de mi generación -a excepción de Beatriz Herráez, que trabajó en el equipo, y Javier Hontoria, que comisarió Rémy Zaugg-, que tengan una línea en su currículum en la que aparezca el Reina Sofía y ese capital simbólico se tiene que repartir en la propia escena, incorporando nuevas voces a la institución.

"Los museos tenemos recursos limitados y es necesario repartirlos para apoyar nuestra a escena"

P. ¿Y cómo piensa apoyar a los artistas españoles desde el museo?



R. La clave es estar orgullosos de nuestros artistas. Para ello la visibilidad en la colección es fundamental y sabemos por estadísticas que ha habido mucha presencia internacional. A mí me entusiasmaban proyectos como el Espacio Uno de José Guirao que permitía dar visibilidad a artistas jóvenes e incluso darles la oportunidad de que se puedan equivocar, algo fundamental desde lo público. Nos quejamos de que el arte español no tiene presencia fuera, sin embargo sí lo tienen sus instituciones, el Reina Sofía, el MACBA, el IVAM, Artium, CA2m…

P. ¿Le dará una vuelta a la presentación de la colección?



R. Sí, una parte de Vasos comunicantes, la última reordenación, ocupaba salas de las exposiciones temporales y a fecha de hoy hay períodos que no se pueden ver porque se están montando otras muestras en esos espacios. Me parece fundamental recuperar una colección permanente que llegue del XIX al presente con los ecos más fuertes, con un relato que habrá que consensuar, en la que no falten capítulos ni periodos porque haya otros montajes.

P. ¿Qué quiere mantener del actual programa del museo y qué cambiar?

R. Hay mucho trabajo muy bien hecho. He echado de menos más intercambio de proyectos con otros museos españoles y con instituciones latinoamericanas. Si en el CA2M tenemos 2 exposiciones que van a viajar por Latinoamérica, desde el Reina Sofía también se puede hacer. Creo que es un intercambio que se ha trabajado más desde los programas públicos y es muy importante que las exposiciones de los artistas españoles se muevan fuera.



P. ¿Qué herramientas se pueden activar para mover estas exposiciones?



R. Apoyarnos en las agencias que ya existen para generar movilidad, AC/E y AECID, y en el intercambio directo de exposiciones, como hemos hecho en CA2M. Y también veo importante trabajar en varias escalas al mismo tiempo. Pienso por ejemplo en el programa de Fisuras. También me parece importante hacer intercambios de equipos, Team Works, para conocer cómo se trabaja fuera.

"Quiero que el museo sea un espacio de ocio, intelectual o no, que combine su escala monumental con la comodidad de lo doméstico"



P. Menciona mucho al CA2M. ¿Espera aplicar mucho de lo aprendido hasta ahora en esta nueva etapa en el Museo Reina Sofía?



R. Me importa el museo situado, las redes y los distintos niveles de públicos, que haya textos en las paredes de las salas de exposiciones. Hay que bajar la institucionalidad del museo. Parece un tópico, siendo un monstruo, pero me gustaría que fuera un espacio de ocio, intelectual o no, que combine su escala monumental con la comodidad de lo doméstico, como se decía a finales del siglo XVIII. Que esas comunidades se puedan escuchar, acercar. Desde la pandemia se ha avanzado en los usos del espacio público, pero se puede hacer más: el edificio Nouvel tiene una promesa de plaza que no se acaba de cumplir o un jardín en el Patio de Sabatini que podría vivirse más. Lo he dicho muchas veces: un museo debería de ser un lugar donde perder el tiempo, no ir solo a participar en el arte, participar de lo que ocurre.

Un pie en Latinoamérica



P. Uno de los requisitos que se le pedía al nuevo director era tener contactos internacionales. ¿Hacia qué museos mira?



R. Hay una red fantástica en L’internacionale [la confederación de siete museos a la que pertenece el Reina Sofía], como el Van Abbemuseum de Eindhoven. Existen también muchas estructuras nacientes en Latinoamérica que beben de las españolas pero son mucho más radicales.



P. ¿Tiene identificados los principales desafíos que le esperan?



R. Posiblemente el equipo, vengo de uno pequeño y el del Reina ha levantado un museo muy importante y después de 15 años hay afectos dañados y formas de trabajo que a lo mejor necesitan renovación. Trabajar con el equipo es lo que más me apetece para pensar el proyecto. Ya hay una programación existente comprometida para los próximos años.



P. ¿Cuál será su receta?



R. El cometido del museo es doble, es museo y es centro de arte. Yo voy a introducir un aspecto más performativo en estas dos facetas y lo contemporáneo va a estar muy presente. El futuro tiene que modificar la forma como entendemos el pasado.