Fue Winston Churchill quién advirtió de que "una broma es una cosa muy seria". El británico se caracterizó por usar su humor agudo e irónico como un herramienta de liderazgo que le llevó a convertirse en uno de los políticos más importantes del siglo XX.



A lo largo de la historia se ha comprobado que el humor y la política son más que compatibles. ¿Y con el arte? ¿Qué papel juega el humor en el arte contemporáneo? Esta fue la pregunta que se hicieron Eva del Llano, María Gallegos y Jaime Guillén, comisarios de la exposición colectiva Una broma es una cosa seria. El humor en el arte a través de la Colección Bergé, que acoge el Museo Universidad de Navarra.

Obra 'Fat Car' de Erwin Wurm.

Como cuentan los comisarios, la muestra surgió al estudiar las piezas de la Colección Bergé y encontrar elementos humorísticos y lúdicos en muchas de ellas, y reúne el trabajo de 15 artistas nacionales e internacionales, como Liz Arnold, Anna Barriball, Andrea Bowers, Martin Creed, Dora García, Chris Johanson, Jaime Pitarch, Werner Reiterer, Nina Saunders, Bob y Roberta Smith, Marijke Van Warmerdam, entre otros.

Dibujo, pintura, video performance... Cada uno de estos artistas utiliza un soporte diferente y tiene un punto de vista humorístico distinto. Algunos se acercan más a lo absurdo, otros a lo irónico y algunos incluso a lo incongruente, pero todos se caracterizan por usar el humor como medio de expresión para hacer reflexionar al espectador. 



Dividida en dos espacios, la muestra aborda la relación entre el texto y la imagen y su reflejo en el cómic, la caricatura, incluso en los memes. En este aspecto destacan las obras de artistas como David Shrigley, británico que se caracteriza por esconder detrás de sus dibujos naif mensajes irónicos y muy críticos con la sociedad contemporánea, o del búlgaro Nedko Solakov, en cuyas obras suele incluir juegos de palabras y dobles sentidos.

Untitled (Me Doing This), 2000, David Shrigley.

De un modo similar, el británico Bob y Roberta Smith subvierte las leyes ortográficas y prioriza y defiende la creatividad, sobre todo en la infancia. Para ello, apuesta por mensajes simples con colores estridentes pero llenos de activismo. Más minimalista son los Artoons de Pablo Helguera, que no pertenecen a la colección Bergé pero han sido cedidos por el artista para la exposición, viñetas al estilo New Yorker con las que el artista mexicano hace una caricatura del mundillo del arte en clave satírica. 

Por otro lado, la exposición juega con el concepto de cotidianiedad y busca plantear lo extraño como familiar. El humor está muy relacionado con la subversión. Al modificar las formas preestablecidas y generar una sensación de extrañeza es cuando puede darse la comicidad.

Esto es lo que buscan artistas como Erwim Wurm con Fat car o Nina Saunders con Because I'm worth it, o Anna Barriball con Bag Drawing, que escogen elementos cotidianos, como un coche, un sofá y una bolsa de plástico, y los transforman para darles un nuevo signficado con el que sorprender y hacer reflexionar al visitante sobre su propia realidad. Destaca también la obra de Dora García, Sueño (muy cerca), que a través del video-performance en el que la artista hace una alusión cómica al propio proceso creativo de inspiración y producción. 

Imagen de la exposición 'Una broma es una cosa seria'/ Foto: Manuel Castels.

La muestra, que estará en el Museo Universidad de Navarra de Pamplona hasta el 1 de octubre, pone a dialogar a diferentes artistas contemporáneos cuya unión es el planteamiento lúdico y humorístico sobre cuestiones filosóficas, de sociedad de masas o medioambientales.  

Al final del recorrido, la exposición hace referencia a los memes. Y es que como recoge el libro Memeceno: La era del meme en Internet (2023, La Caja Books) lo que comenzó como algo de nicho y de foros de internet, hoy en día "su capacidad para persuadir a las masas y sintetizar ideas lo ha convertido en objeto de deseo hasta de los partidos políticos".  

Por ello, la exposición muestra cómo el arte contemporáneo está utilizando el humor como una forma provocadora de denuncia y crítica social, demostrando que hay algo de revolucionario en no tomarse tan en serio.