Por tercera vez en su historia, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza pone en marcha una campaña de micromecenazgo para llevar a cabo la restauración y estudio técnico de una obra de su colección. En esta ocasión se trata del cuadro de André Derain El Puente de Waterloo (1906).

Desde este lunes, cualquier persona puede hacer una aportación mínima de 25 euros para lograr en el plazo de dos meses 40.000 euros, una parte del presupuesto necesario para que este lienzo que representa el famoso puente londinense, realizado por uno de los mayores exponentes del fauvismo, recupere sus colores originales.

Las aportaciones pueden hacerse a través de la web museothyssen.org, así como en la sala del museo donde se exhibe el cuadro, a través de un dispositivo digital allí instalado. La campaña de recaudación de fondos cuenta con el apoyo de Mastercard en la intendencia tecnológica necesaria para su desarrollo.

André Derain: detalle de 'El Puente de Waterloo', 1906. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

Este proyecto de restauración forma parte de la campaña 'La contaminación #NiEnPintura'. "Al igual que la contaminación y el deterioro medioambiental han hecho mella a lo largo del siglo XX en la ciudad, el paso del tiempo ha dejado su huella en los colores del cuadro, que requiere una limpieza y restauración para las que el museo pide la colaboración de los micro mecenas", señala el museo en un comunicado.

Las aportaciones tendrán recompensas, en función de la cantidad donada, que van desde el reconocimiento como protectores de los micromecenas particulares, hasta

visitas guiadas y tarjetas preferentes, pasando por información puntual durante todo el proceso de restauración y por menciones en los agradecimientos. Las empresas pueden participar a partir de 2.000 euros.

Según explica el museo, el tratamiento al que se someterá el cuadro de Derain, del que hay que destacar su fragilidad, consistirá, a grandes rasgos, en un estudio técnico y de laboratorio, en el refuerzo de sus bordes, muy dañados, mediante injertos y suturas, en el estudio y consolidación de la capa pictórica (los empastes de la técnica presentan falta de adherencia en numerosos puntos con riesgo de pérdidas), en la eliminación de la superficie de restos de barnices, depósitos y suciedad y, también, en la documentación fotográfica de alta definición.

Las campañas de micromecenazgo o crowdfunding son cada vez más habituales en el ámbito de los museos de arte. El Thyssen ya recurrió a este tipo de financiación en 2018 para restaurar La plaza de San Marcos, de Canaletto, un cuadro pintado por el artista veneciano entre 1723 y 1724. En aquella ocasión se recaudaron 35.000 euros en cuatro meses, y la obra pudo volver en 2020, ya restaurada, a la sala 17 del museo. Igualmente, en 2022 el Thyssen llevó a cabo un proyecto de micromecenazgo, en colaboración con el Mandarin Oriental Ritz, Madrid, para la restauración de Porcelana china con flores, del pintor francés Jacques Linard.

Otros ejemplos recientes de micromecenazgo en el mundo del arte son la campaña del Museo del Prado para comprar Retrato de niña con paloma, de Simon Vouet, por 200.000 euros en 2018; la restauración en 2021 de la escultura Puppy, de Jeff Koons, una de las obras más emblemáticas del Museo Guggenheim de Bilbao; o la restauración de la Victoria de Samotracia, en el Louvre, en 2013, para la cual el museo parisino recaudó un millón de los cuatro que costó la reparación.