¿Qué libro tiene entre manos?
Un libro de poemas de Charles Wright, Caribou. Continuador de Wallace Stevens, me gusta mucho porque capta la realidad de una manera muy objetiva para después transformarla en una bellísima poesía.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
No conseguir entender lo que pretende en las veinte o treinta primeras páginas.
¿Con qué personaje cultural le gustaría tomar un café?
Con Álvaro Siza cuya obra contiene todo lo que tiene que contener la arquitectura, y nada de lo que no debe.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Me resulta difícil precisar cuál fue el primero, pero recuerdo una colección de libros de aventuras de aquellos años de la editorial Seix i Barral Herms. de Barcelona. Ellos publicaron las Aventuras de Robinson, La Pagoda de Cristal y La isla del tesoro.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Soy de papel y siempre con un lápiz en la mano.
¿Qué experiencia cultural cambió su manera de ver el mundo?
Fue muy impactante el encuentro con dos cuadros, uno de Tàpies y otro de Saura, en una exposición en el antiguo Museo de Arte Contemporáneo que dirigía José Luis Fernández del Amo. Todavía no había empezado a estudiar Bellas Artes y descubrí así el valor de la abstracción y la riqueza de su lenguaje.
¿Qué le da la abstracción que no encuentra en la figuración?
La libertad de enfrentarme a la obra desde lo no dicho.
¿De dónde viene el título de su nueva exposición en la galería NF / Nieves Fernández, La edad de las cosas?
Según el crítico norteamericano Edmund Wilson, Proust pensó durante un tiempo dividir su novela En busca del tiempo perdido en tres partes, y llamarlas, respectivamente, La Edad de los nombres, La Edad de las palabras y La Edad de las cosas.
¿A qué conclusiones artísticas ha llegado usted con los años?
Que, a pesar de todo, seguimos sin entender qué demonios es esto del arte y si ni tan siquiera existe.
¿Siente que envejece bien su pintura?
No envejece si sigue generando preguntas.
¿Qué opina sobre esa constante agorera que afirma que la pintura ha muerto?
Que precisamente el llevar tanto tiempo escuchándola demuestra que lo que está es muy viva.
¿Cuál es su museo favorito?
The Kimbell Art Museum, en Fort Worth (Texas), por su arquitectura.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De Lucio Fontana. Al igual que Siza es justo, preciso y adecuado.
¿Cuál es la última exposición que ha visitado?
Antes de América, en la Fundación Juan March. Una amplia y brillante historia a punto de desbordarse.
¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
Me importa, en la manera que rebate y cuestiona la obra dándonos otra lectura.
¿Qué obra teatral le ha impactado recientemente?
Hace mucho que no me siento cómodo en el teatro en las pocas ocasiones que acudo. Es mi asignatura pendiente.
¿Qué película ha visto más veces?
¿A qué serie se ha enganchado?
Desde Breaking Bad a ninguna. No las sigo.
¿Qué música escucha en casa?
Música clásica contemporánea.
¿Le gusta España?
No. Es un país que no acaba de hacerse, arrastra el peso de una historia de descontento.
Una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Más educación y unos gobernantes que crean en la cultura como generadora de una sociedad de conocimientos y valores.