Al menos mil pinturas de la controvertida superestrella del arte contemporáneo Damien Hirst fueron realizadas varios años después de la fecha declarada por su autor, según The Guardian. Hirst había afirmado que esas obras habían sido creadas en el año 2016, pero una fuente del diario británico afirma que no es cierto.
Se trata de la serie The Currency, compuesta por 10.000 folios de tamaño A4 llenos de puntos de colores pintados a mano —todos ellos, uno a uno, pueden verse aquí—. En 2021 se realizó una venta en la que los compradores podían adquirir cada una de las obras por 2.000 dólares y debían elegir si preferían recibir la obra física o su equivalente en formato digital (NFT). En el segundo caso, la obra física correspondiente sería quemada.
En aquel momento, tanto el artista como la plataforma donde se realizó la venta, Heni, aseguraron que cada una de las obras físicas había sido creada en 2016. La venta recaudó 18 millones de dólares.
No obstante, cinco fuentes que participaron en el proyecto, incluyendo algunos de los pintores que realizaron las obras —Hirst no las hizo personalmente, solo fue el autor intelectual—, han declarado que al menos mil de esas pinturas fueron realizadas en masa entre 2018 y 2019.
Según afirma The Guardian, las obras fueron producidas por docenas de pintores contratados por la compañía de Hirst, Science Ltd, en dos estudios localizados en Gloucestershire y Londres, en lo que una fuente describe como "una cadena de producción fordiana". Cada una de esas pinturas fueron marcadas con un sello de autenticidad y un título distinto, fecha y firma escritos a lápiz en el reverso.
[El rugido del mar en las últimas pinturas de un renovado Damien Hirst]
En 2021, cuando se produjo la venta, los NFT (acrónimo de Non-Fungible Token, que significa "token no fungible") estaban en pleno auge y parecía que iban a revolucionar el mundo del arte digital, desatando la especulación económica con ellos. De hecho, todo el proyecto The Currency, como indica su título, gira en torno a la idea de "tratar el arte como si fuera dinero", según ha explicado el propio artista.
La información del medio británico afirma que los operarios que se encargaron de hacer realmente las obras trabajaron en turnos de ocho horas durante varios meses para poder completar las 10.000 unidades. "Fue muy, muy tedioso", recuerda uno de ellos.
El diario asegura que ha contactado con los abogados de Hirst y de Science y que estos no han desmentido que al menos mil obras fueron realizadas físicamente varios años después de 2016. Al mismo tiempo, argumentaron que Hirst no había pretendido engañar a nadie, ya que él no fecha las obras en el momento en el que fueron ejecutadas físicamente (lo cual es la norma en el mundo del arte), sino con el año de concepción de la idea del proyecto, que en este caso era 2016.
No es la primera vez que Hirst y sus abogados utilizan la misma justificación. En marzo salió a la luz una discordancia de fechas mucho mayor en otras obras del artista. Entonces fue también The Guardian el medio que reveló que algunas de sus famosas esculturas de animales sumergidos en formaldehído llevaban por fecha la década de 1990 cuando en realidad fueron realizadas en 2017.
Estas esculturas recientes fueron exhibidas con fechas de aquella década en galerías de varias ciudades como Nueva York, Múnich, Londres, Oxford y Hong Kong. Una de ellas era un tiburón tigre de 4 metros que fue vendido por 8 millones de dólares.